Excelente drama con apariencia de comedia en la que Woody Allen nos muestras sus ideas sobre el amor y, sobre todo, la dificultad humana para desear encontrarnos con nuestras propias verdades, es decir, el problema de desear entrar en contacto con nuestros sentimientos.
Filmada en un estilo casi «francés» a lo nouvelle vague, y siguiendo un encadenado abanico de personajes en situaciones vitales diferentes busca encontrar a través del amor algo a lo que no tienen acceso por ellos mismos. Naomi Watts (Sally) el reconocimiento que no encuentra en el narcisista de su marido Josh Brolin (Roy) que sólo parece poder verse a sí mismo y su ‘magna’ tarea como escritor. Él cree encontrar las ganas de escribir y el reconocimiento como escritor en la joven Freida Pinto (Dia), a su vez cansada de una pareja «como tiene que ser». Anthony Hopkins (Alfie) busca la juventud y parece creer encontrarla (o poder comprarla) a través de un nuevo matrimonio con Lucy Punch (Charmaine). La despreciada Gemma Jones (Helena) cree encontrarse a sí misma en su nueva pareja y superar así el abandono amoroso de su esposo aunque para ello tenga que incluso creer en la reencarnación.
No creo como se dice en algunas críticas que la idea de Allen sea mostrarnos en esta película lo azaroso del amor --como ha contadado en otras-- sino, más bien, parece contar que nuestros encuentros amorosos nos parecen azarosos porque no sabemos leer en ellos la historia que nos ocultan: una verdad sobre nosotros mismos.
Una oportunidad para meditar sobre aquellas verdades que no podemos vernos.