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4.3
2,617
6
3 de octubre de 2017
3 de octubre de 2017
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de una vuelta a los orígenes tan digna y redonda como Curse of Chucky, tenía muchas expectativas en ver cómo Don Mancini continuaba por ese camino, más en la línea de las primeras entregas y dejando a un lado la comedia (que no es que no la disfrutara en su momento). Sorprendentemente, Cult of Chucky vuelve a cambiar el tono, situándose a medio camino entre la seriedad y la autoparodia, y baja un par de peldaños en términos de calidad respecto a la entrega anterior.
La cinta empieza con un prólogo que merece mención aparte, porque pese a ser breve, muestra una de las situaciones más macabras (por no decir la que más) que se hayan podido ver en toda la saga. Tras esa introducción, la historia se sitúa en el manicomio donde Nica se encuentra encerrada por los acontecimientos que tuvieron lugar en Curse of Chucky.
El mayor problema con el que me encontré a lo largo de casi todo el metraje fue el ritmo. En Curse of Chucky se construía una simple pero efectiva atmósfera de tensión dentro de la mansión de los Pierce que iba de menos a más, donde el muñeco se tomaba su tiempo para volverse abiertamente hostil y empezar la matanza. Aquí, por el contrario, el proceso se repite en repetidas ocasiones a lo largo del metraje y puede acabar haciéndose tedioso. Chucky tarda relativamente poco en actuar, pero eso no supone que se desate la histeria en el manicomio. Construir la misma atmósfera una y otra vez cuando ya hemos visto al asesino hacer de las suyas es innecesario. Las sospechas, la incredulidad, los planos del muñeco inmóvil, etc, funcionan la primera vez, pero a medida que se repiten pierden efecto. Además, esto da lugar a que se sucedan multitud de interacciones entre Nica y unos personajes secundarios que son en su mayoría bastante insulsos. Hablo sobre todo de los pacientes del manicomio, que me parecieron molestos y ridículos. Desentonan en el contexto de situaciones serias o tensas, pero tampoco resultan graciosos o carismáticos en ningún momento, así que se sitúan al nivel de un slasher mediocre de serie B, que es mucho menos de a lo que aspira esta cinta.
Afortunadamente, durante los últimos 20 minutos la cinta gana muchísimos enteros y regala algunos de los mejores momentos de la saga. Las dosis de humor negro se multiplican y dan lugar a situaciones realmente graciosas (además de guiños y homenajes a otras entregas de la saga), hay más casquería y gore que en el resto de la cinta (con picos realmente explícitos y satisfactorios visualmente)... Además, se desarrolla la premisa argumental que da nombre a la película (hablo de ese "culto de Chucky) y esta es bastante original. Por si fuera poco, cuenta con un desenlace atípico y sorprendente que el espectador difícilmente podría haber esperado.
En general, la piscina de referencias y la aparición de figuras icónicas de la saga son abundantes. Vuelve Jennifer Tilly como Tiffany y hay algún que otro cameo sorpresa, además de la esperada aparición de Alex Vincent como un adulto Andy Barclay. En este último el resultado final es bastante decepcionante, porque para tratarse del protagonista de la trilogía original, su presencia tiene muy poco peso argumental salvo un par de escenas. Al menos su caracterización es interesante y está bien reflejada, acorde con el trauma que sufrió el personaje durante su niñez.
Por lo que respecta a Chucky, su personalidad sigue intacta (quizá con más bromas y frases lapidarias que en la entrega anterior). Donde sí hay cambios es en el aspecto físico, más similar al de las primeras entregas de la saga y con un contraste menos brusco entre el muñeco inanimado y el asesino (en Curse of Chucky parecían dos muñecos diferentes), y personalmente creo que este nuevo rostro, sumado a una buena animación facial, le sienta genial. El gore goza de un nivel bastante alto cada vez que hace acto de presencia, así que se trata de otro punto positivo.
Mi conclusión es que Cult of Chucky es una cinta interesante que no aprovecha todo su potencial. Tiene muy buenas ideas y mejora algunos aspectos de la anterior entrega, pero su desarrollo es bastante menos sólido y pierde interés durante una buena parte del metraje.
La cinta empieza con un prólogo que merece mención aparte, porque pese a ser breve, muestra una de las situaciones más macabras (por no decir la que más) que se hayan podido ver en toda la saga. Tras esa introducción, la historia se sitúa en el manicomio donde Nica se encuentra encerrada por los acontecimientos que tuvieron lugar en Curse of Chucky.
El mayor problema con el que me encontré a lo largo de casi todo el metraje fue el ritmo. En Curse of Chucky se construía una simple pero efectiva atmósfera de tensión dentro de la mansión de los Pierce que iba de menos a más, donde el muñeco se tomaba su tiempo para volverse abiertamente hostil y empezar la matanza. Aquí, por el contrario, el proceso se repite en repetidas ocasiones a lo largo del metraje y puede acabar haciéndose tedioso. Chucky tarda relativamente poco en actuar, pero eso no supone que se desate la histeria en el manicomio. Construir la misma atmósfera una y otra vez cuando ya hemos visto al asesino hacer de las suyas es innecesario. Las sospechas, la incredulidad, los planos del muñeco inmóvil, etc, funcionan la primera vez, pero a medida que se repiten pierden efecto. Además, esto da lugar a que se sucedan multitud de interacciones entre Nica y unos personajes secundarios que son en su mayoría bastante insulsos. Hablo sobre todo de los pacientes del manicomio, que me parecieron molestos y ridículos. Desentonan en el contexto de situaciones serias o tensas, pero tampoco resultan graciosos o carismáticos en ningún momento, así que se sitúan al nivel de un slasher mediocre de serie B, que es mucho menos de a lo que aspira esta cinta.
Afortunadamente, durante los últimos 20 minutos la cinta gana muchísimos enteros y regala algunos de los mejores momentos de la saga. Las dosis de humor negro se multiplican y dan lugar a situaciones realmente graciosas (además de guiños y homenajes a otras entregas de la saga), hay más casquería y gore que en el resto de la cinta (con picos realmente explícitos y satisfactorios visualmente)... Además, se desarrolla la premisa argumental que da nombre a la película (hablo de ese "culto de Chucky) y esta es bastante original. Por si fuera poco, cuenta con un desenlace atípico y sorprendente que el espectador difícilmente podría haber esperado.
En general, la piscina de referencias y la aparición de figuras icónicas de la saga son abundantes. Vuelve Jennifer Tilly como Tiffany y hay algún que otro cameo sorpresa, además de la esperada aparición de Alex Vincent como un adulto Andy Barclay. En este último el resultado final es bastante decepcionante, porque para tratarse del protagonista de la trilogía original, su presencia tiene muy poco peso argumental salvo un par de escenas. Al menos su caracterización es interesante y está bien reflejada, acorde con el trauma que sufrió el personaje durante su niñez.
Por lo que respecta a Chucky, su personalidad sigue intacta (quizá con más bromas y frases lapidarias que en la entrega anterior). Donde sí hay cambios es en el aspecto físico, más similar al de las primeras entregas de la saga y con un contraste menos brusco entre el muñeco inanimado y el asesino (en Curse of Chucky parecían dos muñecos diferentes), y personalmente creo que este nuevo rostro, sumado a una buena animación facial, le sienta genial. El gore goza de un nivel bastante alto cada vez que hace acto de presencia, así que se trata de otro punto positivo.
Mi conclusión es que Cult of Chucky es una cinta interesante que no aprovecha todo su potencial. Tiene muy buenas ideas y mejora algunos aspectos de la anterior entrega, pero su desarrollo es bastante menos sólido y pierde interés durante una buena parte del metraje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- Andy conserva la cabeza decapitada y reventada de Chucky por el disparo a quemarropa que hizo en la última escena de Curse of Chucky. Evidentemente el muñeco sigue vivo, así que Andy se dedica a torturarlo de vez en cuando.
- La escena de sexo entre Nica y uno de los internos del manicomio al que ha conocido hace cinco minutos. ¿Se puede saber en qué estaban pensando los guionistas? Además hablamos de una saga que prácticamente no ha tenido ningún desnudo en toda su existencia.
- Chucky ha descubierto un nuevo conjuro vudú en "Voodoofordummies.com" con el que es capaz de transferir su alma a múltiples cuerpos. Suena absurdo y la forma de explicarlo es muy poco seria, eso no lo discuto, pero como dije esta entrega se toma más libertades con el humor que la anterior, y a estas alturas no me molesta que todo lo relacionado con el vudú en la saga se utilice de forma fantasiosa.
- La reunión entre los tres Chuckys y su conversación me parece a la altura de los momentos más graciosos de Bride/Seed of Chucky, si no mejor. Me resulta imposible no agradecer un poco la ligera vuelta a la autoparodia con escenas así.
- Después de más de 25 años desde la cinta original, Charles Lee Ray consigue poseer un cuerpo humano. Y no uno cualquiera. Ver a Chucky salir del manicomio en el cuerpo de Nica mientras suena el tema principal (rescatado de Curse of Chucky) es un momento increíble e histórico dentro de la saga.
- Tiffany degollando nuevamente a un guardia por la espalda, y mejor aún, rescatando su antiguo cuerpo de muñeca (además con vida, lo cual tiene sentido por la novedad de las posesiones múltiples).
- La escena de sexo entre Nica y uno de los internos del manicomio al que ha conocido hace cinco minutos. ¿Se puede saber en qué estaban pensando los guionistas? Además hablamos de una saga que prácticamente no ha tenido ningún desnudo en toda su existencia.
- Chucky ha descubierto un nuevo conjuro vudú en "Voodoofordummies.com" con el que es capaz de transferir su alma a múltiples cuerpos. Suena absurdo y la forma de explicarlo es muy poco seria, eso no lo discuto, pero como dije esta entrega se toma más libertades con el humor que la anterior, y a estas alturas no me molesta que todo lo relacionado con el vudú en la saga se utilice de forma fantasiosa.
- La reunión entre los tres Chuckys y su conversación me parece a la altura de los momentos más graciosos de Bride/Seed of Chucky, si no mejor. Me resulta imposible no agradecer un poco la ligera vuelta a la autoparodia con escenas así.
- Después de más de 25 años desde la cinta original, Charles Lee Ray consigue poseer un cuerpo humano. Y no uno cualquiera. Ver a Chucky salir del manicomio en el cuerpo de Nica mientras suena el tema principal (rescatado de Curse of Chucky) es un momento increíble e histórico dentro de la saga.
- Tiffany degollando nuevamente a un guardia por la espalda, y mejor aún, rescatando su antiguo cuerpo de muñeca (además con vida, lo cual tiene sentido por la novedad de las posesiones múltiples).
SerieAnimación

7.1
902
Animación
9
1 de mayo de 2018
1 de mayo de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Re:Zero es un anime cuya apariencia engaña como en pocas ocasiones. Con un envoltorio conocido que a priori puede recordar bastante a obras muy conocidas como Sword Art Online, esta adaptación de la novela ligera de Nagatsuki Tappei se trata en realidad de una experiencia mucho más única de lo que parece.
De entrada, los primeros ingredientes que dan vida a esta historia son bastante simples: el protagonista es un hikikomori llamado Subaru Natsuki, que un buen día es transportado a un reino de fantasía medieval donde conoce a una joven de pelo plateado a la que intenta ayudar recuperando la insignia que le han robado. Aunque el joven no tarda en restarle importancia al hecho de que esta atrapado en otro mundo y por ello pueda parecer innecesario hacerle llegar desde nuestro presente, es ese mismo origen basado en una vida presumiblemente aburrida y con pocos amigos lo que configura su arco de personaje. Subaru es un chaval inmaduro y con comportamientos infantiles, por lo que en un principio se siente fascinado ante esa nueva realidad e intenta hacerse el héroe sin que nadie se lo haya pedido, como si se encontrara en un videojuego donde él es el protagonista destinado a ayudar al resto. Sin embargo, no tarda mucho en comprobar por las malas que él no es un noble caballero capaz de derrotar a todos sus enemigos.
Porque, y aquí llegamos a la verdadera salsa del anime, si hay algo que Subaru experimenta a lo largo de los 25 capítulos que dura esta temporada eso es el sufrimiento y la desesperación mas absolutas. El protagonista no tarda en ser asesinado y esa misma situación se repite muchas veces más, pues tras cada muerte todo vuelve a reiniciarse desde una especie de checkpoint y él es el unico que recuerda lo que ha ocurrido en los intentos anteriores. En consecuencia, cada uno de los tres arcos que compone la temporada se convierte en un bucle donde Subaru ve sus planes fallar una y otra vez, e incluso a aquellos a quienes intenta proteger morir de formas horribles. A pesar de esto, la sensacion de progresión no desaparece mientras la cronología está estancada, porque a través de un doloroso proceso de ensayo y error el protagonista adquiere un conocimiento cada vez mayor sobre el peligro con el que está lidiando y la forma en la que debe tratar con los personajes de su entorno.
Así es como Lugunica pasa de ser un reino medieval más de entre todos los que se han creado para otro animes a un lugar hostil y peligroso cuya historia nos importa, porque sus problemas internos pueden convertirse en verdaderos infiernos para los personajes. Si hay una criatura legendaria que lleva décadas emboscando a viajeros en los caminos y Subaru necesita acabar con ella para avanzar, más le vale ir preparado si no quiere sufrir un destino fatal. Si aparece un grupo de fanáticos que asesina a cualquiera que se ponga en su camino sin ningún atisbo de piedad, Subaru no hará más que fracasar con catastróficas consecuencias hasta que tenga un plan lo bastante bueno con el que poder pararles los pies. Y es por ello que, aunque se sabe que tarde o temprano habrá una victoria, el camino hasta llegar ahí es tan tortuoso y está plagado de tantos reveses que en el momento uno no puede hacer otra cosa que sumergirse en esa espiral de desdicha.
Ahora bien, ninguno de esos factores podría verse plenamente aprovechado sin un buen elenco de personajes que los acompañen. El propio Subaru es un protagonista mucho mas interesante de lo que pueda parecer inicialmente, ya que su actitud irresponsable y superficial en ocasiones no es idealizada ni se normaliza para mantenerlo en el estereotipo de joven bromista y distendido, sino que se convierte en la fuente de varios problemas y eso le lleva a evolucionar como personaje en la segunda mitad. Además, ante un cúmulo de desgracias tan extenso el personaje queda expuesto en repetidas ocasiones como lo que en el fondo es: un chaval normal y corriente que se ve superado por la situación actuando de forma errática y desesperada, y viendo que por más que lo intenta no es capaz de salvar de la muerte a sus amigos.
Por su parte, el reparto de secundarios es especialmente extenso y hay un buen puñado personajes a los que es fácil coger un cierto cariño. No obstante, por la propia extensión que tiene el anime resulta imposible darle mucho protagonismo a la mayoría de ellos, así que haría falta una segunda temporada que continúe adaptando la novela ligera para continuar desarrollándolos. A parte, existen principalmente otros dos que casi podrían considerarse también protagonistas: Emilia y Rem. Si bien su papel está condicionado en parte por la parte del romance, que también tiene su espacio en el anime, ambas van mucho más allá de eso y funcionan de manera independiente. Son personajes con un buen trasfondo y cierta complejidad, cuya relación con Subaru pasa por bastantes conflictos y complicaciones que aportan riqueza a la historia.
Una vez desmenuzadas las claves que hacen tan especial a esta obra, cabe mencionar unos aspectos audiovisuales que no se quedan atrás del resto del conjunto. La animación es muy buena por lo general, con unos escenarios y personajes tan coloridos como detallados, aunque en los últimos capítulos se nota un cierto bajón de calidad. Por otro lado, los openings y endings son una maravilla, y aún así el anime se permite el lujo de saltárselos en muchos capítulos otorgando así más minutos del episodio en sí. Y de la banda sonora poco se puede decir a parte de que está a un nivel sobresaliente.
En definitiva, Re:Zero es una joya que en su interior esconde mucho más de lo que se ve a simple vista. A pesar de su apariencia no demasiado original, se trata de un anime profundo y con una enorme personalidad. Ciertamente esta es solo la primera temporada de una historia a la que todavía le queda mucho por contar, pero con este comienzo hay motivos más que de sobra para esperar con ganas una segunda o bien correr a leer la novela ligera.
De entrada, los primeros ingredientes que dan vida a esta historia son bastante simples: el protagonista es un hikikomori llamado Subaru Natsuki, que un buen día es transportado a un reino de fantasía medieval donde conoce a una joven de pelo plateado a la que intenta ayudar recuperando la insignia que le han robado. Aunque el joven no tarda en restarle importancia al hecho de que esta atrapado en otro mundo y por ello pueda parecer innecesario hacerle llegar desde nuestro presente, es ese mismo origen basado en una vida presumiblemente aburrida y con pocos amigos lo que configura su arco de personaje. Subaru es un chaval inmaduro y con comportamientos infantiles, por lo que en un principio se siente fascinado ante esa nueva realidad e intenta hacerse el héroe sin que nadie se lo haya pedido, como si se encontrara en un videojuego donde él es el protagonista destinado a ayudar al resto. Sin embargo, no tarda mucho en comprobar por las malas que él no es un noble caballero capaz de derrotar a todos sus enemigos.
Porque, y aquí llegamos a la verdadera salsa del anime, si hay algo que Subaru experimenta a lo largo de los 25 capítulos que dura esta temporada eso es el sufrimiento y la desesperación mas absolutas. El protagonista no tarda en ser asesinado y esa misma situación se repite muchas veces más, pues tras cada muerte todo vuelve a reiniciarse desde una especie de checkpoint y él es el unico que recuerda lo que ha ocurrido en los intentos anteriores. En consecuencia, cada uno de los tres arcos que compone la temporada se convierte en un bucle donde Subaru ve sus planes fallar una y otra vez, e incluso a aquellos a quienes intenta proteger morir de formas horribles. A pesar de esto, la sensacion de progresión no desaparece mientras la cronología está estancada, porque a través de un doloroso proceso de ensayo y error el protagonista adquiere un conocimiento cada vez mayor sobre el peligro con el que está lidiando y la forma en la que debe tratar con los personajes de su entorno.
Así es como Lugunica pasa de ser un reino medieval más de entre todos los que se han creado para otro animes a un lugar hostil y peligroso cuya historia nos importa, porque sus problemas internos pueden convertirse en verdaderos infiernos para los personajes. Si hay una criatura legendaria que lleva décadas emboscando a viajeros en los caminos y Subaru necesita acabar con ella para avanzar, más le vale ir preparado si no quiere sufrir un destino fatal. Si aparece un grupo de fanáticos que asesina a cualquiera que se ponga en su camino sin ningún atisbo de piedad, Subaru no hará más que fracasar con catastróficas consecuencias hasta que tenga un plan lo bastante bueno con el que poder pararles los pies. Y es por ello que, aunque se sabe que tarde o temprano habrá una victoria, el camino hasta llegar ahí es tan tortuoso y está plagado de tantos reveses que en el momento uno no puede hacer otra cosa que sumergirse en esa espiral de desdicha.
Ahora bien, ninguno de esos factores podría verse plenamente aprovechado sin un buen elenco de personajes que los acompañen. El propio Subaru es un protagonista mucho mas interesante de lo que pueda parecer inicialmente, ya que su actitud irresponsable y superficial en ocasiones no es idealizada ni se normaliza para mantenerlo en el estereotipo de joven bromista y distendido, sino que se convierte en la fuente de varios problemas y eso le lleva a evolucionar como personaje en la segunda mitad. Además, ante un cúmulo de desgracias tan extenso el personaje queda expuesto en repetidas ocasiones como lo que en el fondo es: un chaval normal y corriente que se ve superado por la situación actuando de forma errática y desesperada, y viendo que por más que lo intenta no es capaz de salvar de la muerte a sus amigos.
Por su parte, el reparto de secundarios es especialmente extenso y hay un buen puñado personajes a los que es fácil coger un cierto cariño. No obstante, por la propia extensión que tiene el anime resulta imposible darle mucho protagonismo a la mayoría de ellos, así que haría falta una segunda temporada que continúe adaptando la novela ligera para continuar desarrollándolos. A parte, existen principalmente otros dos que casi podrían considerarse también protagonistas: Emilia y Rem. Si bien su papel está condicionado en parte por la parte del romance, que también tiene su espacio en el anime, ambas van mucho más allá de eso y funcionan de manera independiente. Son personajes con un buen trasfondo y cierta complejidad, cuya relación con Subaru pasa por bastantes conflictos y complicaciones que aportan riqueza a la historia.
Una vez desmenuzadas las claves que hacen tan especial a esta obra, cabe mencionar unos aspectos audiovisuales que no se quedan atrás del resto del conjunto. La animación es muy buena por lo general, con unos escenarios y personajes tan coloridos como detallados, aunque en los últimos capítulos se nota un cierto bajón de calidad. Por otro lado, los openings y endings son una maravilla, y aún así el anime se permite el lujo de saltárselos en muchos capítulos otorgando así más minutos del episodio en sí. Y de la banda sonora poco se puede decir a parte de que está a un nivel sobresaliente.
En definitiva, Re:Zero es una joya que en su interior esconde mucho más de lo que se ve a simple vista. A pesar de su apariencia no demasiado original, se trata de un anime profundo y con una enorme personalidad. Ciertamente esta es solo la primera temporada de una historia a la que todavía le queda mucho por contar, pero con este comienzo hay motivos más que de sobra para esperar con ganas una segunda o bien correr a leer la novela ligera.
28 de diciembre de 2017
28 de diciembre de 2017
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El descubrimiento de América fue el telón de fondo escogido por Ridley Scott en 1992 para su primera incursión en el cine histórico. Un acontecimiento que, pese a su envergadura, nunca ha recibido especial atención en el ámbito cinematográfico ni ha sido por lo general objeto de grandes obras. Y lamento tener que decir que 1492: La conquista del paraíso no es una excepción.
La narración es fácilmente divisible en tres partes: la búsqueda de Colón de apoyo y financiación para realizar el viaje, el descubrimiento del Nuevo Mundo y la consolidación de la presencia española con la creación de la primera colonia. Si bien la sucesión de acontecimientos queda en buena parte atada por los hechos históricos que tuvieron lugar realmente, el director británico se toma muchas libertades y parece querer contar su propia historia aunque ello signifique pisotear la que sí ocurrió. Empezando por Cristóbal Colón, que es idealizado hasta el punto de llegar a erigirse defensor de los indígenas y progresivamente perder el interés por el poder y las riquezas. No hace falta investigar mucho para saber que eso es representa casi todo lo contrario a lo que fue el genovés, un hombre que no sentía ninguna fascinación por los nativos americanos y gobernó cometiendo o permitiendo multitud de excesos contra ellos. Con esto no quiero decir que el personaje, muy bien interpretado por Gérard Depardieu además, debiera ser el demonio personificado, pero esta particular visión sobre él es completamente falsa a nivel histórico e impide un tratamiento más maduro y realista de lo que supuso la llegada de los españoles a América. De hecho, no entiendo que se diga que este es un relato antiespañol, porque quitando la introducción escrita de los créditos iniciales y la que a mi juicio es una gratuita (ya que en general el aspecto religioso tiene poco peso en el film) escena de la Inquisición quemando gente en la hoguera, los conquistadores españoles liderados por Colón no son aquí especialmente violentos ni intolerantes con los indígenas.
Por lo demás, hay un puñado de secundarios correctos en su papel pero más bien discretos, mientras que otros están directamente mal llevados. Mi favorito es Armand Assante en el papel del tesorero de la Corona, un digno rival para Colón en el ámbito político y diplomático. Y lo siento, pero no me creo a Sigourney Weaver como Isabel la Católica. Los rasgos físicos de la actriz no pegan nada con el personaje, y este ni siquiera está bien escrito, ya que carece de la fuerza y determinación propias de una monarca de su importancia.
A mi entender, uno de los temas más importantes a tratar con este trasfondo histórico entre manos es la relación entre los conquistadores y los nativos, quienes de repente se ven invadidos por una fuerza extranjera que los obliga a someterse a su autoridad. En La conquista del paraíso hay muy pocas escenas que hablen clara y seriamente de la oposición de los indígenas al dominio español. La primera colonia se establece y se da por supuesto que los nativos son esclavos, pero a penas se profundiza en esa situación de subyugación. Por otra parte, la evangelización de los territorios reclamados se menciona en a penas un par de ocasiones y el film no muestra nada sobre ella. En vez de por una sucesión de conflictos, ya que casi no se ven tensiones entre ambas partes, la violencia estalla sólo cuando un único personaje lleva a cabo un acto muy concreto. Y encima da la impresión de ser un pretexto para dar algo de acción y frenetismo en una cinta con un ritmo por lo general pausado.
A pesar de lo negativo que he sido hasta ahora, no todo en la película es malo ni mucho menos. Tanto el tema principal como otras composiciones musicales del film son fantásticas y acompañan a algunos de sus mejores momentos: la marcha de los colonos por el muelle de Sevilla hasta llegar a las tres naves a bordo de las cuales partirán hacia lo desconocido; y sobre todo, el desembarco de Colón y sus hombres en la isla de San Salvador, que transmite perfectamente el aura exótica y mística de la llegada al Nuevo Mundo sin dejar de lado la épica ante la consumación de un descubrimiento histórico. La escenografía está muy cuidada en general, como viene siendo costumbre en las películas de Scott, con especial mención hacia el vestuario y los decorados ambientados en España. Por otra parte, algunos diálogos están bastante bien llevados. Otro detalle que me agradó es que, siendo extraño para un español escuchar a hablantes de su mismo idioma utilizando siempre el inglés, se empleen a menudo palabras sueltas o frases en castellano. Quizá parezca una tontería, pero supone un pequeño esfuerzo por dotar de fidelidad a la historia.
Siendo sincero, me duele no poder sumarme a todas esas voces que ven en 1492: La conquista del paraíso una de las obras más infravaloradas de Ridley Scott. El director británico parte de unos hechos históricos que hace y deshace a su antojo hasta acabar desdibujando lo que pudo haber sido una gran película sobre el suceso más importante del siglo XV. Aún contando con buenos elementos a su favor, no son suficientes para hacer de este film uno especialmente recomendable.
La narración es fácilmente divisible en tres partes: la búsqueda de Colón de apoyo y financiación para realizar el viaje, el descubrimiento del Nuevo Mundo y la consolidación de la presencia española con la creación de la primera colonia. Si bien la sucesión de acontecimientos queda en buena parte atada por los hechos históricos que tuvieron lugar realmente, el director británico se toma muchas libertades y parece querer contar su propia historia aunque ello signifique pisotear la que sí ocurrió. Empezando por Cristóbal Colón, que es idealizado hasta el punto de llegar a erigirse defensor de los indígenas y progresivamente perder el interés por el poder y las riquezas. No hace falta investigar mucho para saber que eso es representa casi todo lo contrario a lo que fue el genovés, un hombre que no sentía ninguna fascinación por los nativos americanos y gobernó cometiendo o permitiendo multitud de excesos contra ellos. Con esto no quiero decir que el personaje, muy bien interpretado por Gérard Depardieu además, debiera ser el demonio personificado, pero esta particular visión sobre él es completamente falsa a nivel histórico e impide un tratamiento más maduro y realista de lo que supuso la llegada de los españoles a América. De hecho, no entiendo que se diga que este es un relato antiespañol, porque quitando la introducción escrita de los créditos iniciales y la que a mi juicio es una gratuita (ya que en general el aspecto religioso tiene poco peso en el film) escena de la Inquisición quemando gente en la hoguera, los conquistadores españoles liderados por Colón no son aquí especialmente violentos ni intolerantes con los indígenas.
Por lo demás, hay un puñado de secundarios correctos en su papel pero más bien discretos, mientras que otros están directamente mal llevados. Mi favorito es Armand Assante en el papel del tesorero de la Corona, un digno rival para Colón en el ámbito político y diplomático. Y lo siento, pero no me creo a Sigourney Weaver como Isabel la Católica. Los rasgos físicos de la actriz no pegan nada con el personaje, y este ni siquiera está bien escrito, ya que carece de la fuerza y determinación propias de una monarca de su importancia.
A mi entender, uno de los temas más importantes a tratar con este trasfondo histórico entre manos es la relación entre los conquistadores y los nativos, quienes de repente se ven invadidos por una fuerza extranjera que los obliga a someterse a su autoridad. En La conquista del paraíso hay muy pocas escenas que hablen clara y seriamente de la oposición de los indígenas al dominio español. La primera colonia se establece y se da por supuesto que los nativos son esclavos, pero a penas se profundiza en esa situación de subyugación. Por otra parte, la evangelización de los territorios reclamados se menciona en a penas un par de ocasiones y el film no muestra nada sobre ella. En vez de por una sucesión de conflictos, ya que casi no se ven tensiones entre ambas partes, la violencia estalla sólo cuando un único personaje lleva a cabo un acto muy concreto. Y encima da la impresión de ser un pretexto para dar algo de acción y frenetismo en una cinta con un ritmo por lo general pausado.
A pesar de lo negativo que he sido hasta ahora, no todo en la película es malo ni mucho menos. Tanto el tema principal como otras composiciones musicales del film son fantásticas y acompañan a algunos de sus mejores momentos: la marcha de los colonos por el muelle de Sevilla hasta llegar a las tres naves a bordo de las cuales partirán hacia lo desconocido; y sobre todo, el desembarco de Colón y sus hombres en la isla de San Salvador, que transmite perfectamente el aura exótica y mística de la llegada al Nuevo Mundo sin dejar de lado la épica ante la consumación de un descubrimiento histórico. La escenografía está muy cuidada en general, como viene siendo costumbre en las películas de Scott, con especial mención hacia el vestuario y los decorados ambientados en España. Por otra parte, algunos diálogos están bastante bien llevados. Otro detalle que me agradó es que, siendo extraño para un español escuchar a hablantes de su mismo idioma utilizando siempre el inglés, se empleen a menudo palabras sueltas o frases en castellano. Quizá parezca una tontería, pero supone un pequeño esfuerzo por dotar de fidelidad a la historia.
Siendo sincero, me duele no poder sumarme a todas esas voces que ven en 1492: La conquista del paraíso una de las obras más infravaloradas de Ridley Scott. El director británico parte de unos hechos históricos que hace y deshace a su antojo hasta acabar desdibujando lo que pudo haber sido una gran película sobre el suceso más importante del siglo XV. Aún contando con buenos elementos a su favor, no son suficientes para hacer de este film uno especialmente recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No sé si soy el único al que le parece que Adrián de Moxica es un estereotipo muy plano de villano y su papel está exagerado hasta la extenuación para forzar el conflicto con Colón. Simplemente es un provocador al que ponen siempre con un rostro y poses desafiantes a fin de aclarar que es violento y peligroso. Y ojo, me gusta mucho la actuación y voz de Michael Wincott; el problema no es él, si no su personaje. También es el responsable de que muchos indígenas se rebelen porque le corta la mano a uno de ellos, lo cual me parece un recurso de lo más simplón y reduccionista de lo que debió ser un cúmulo de malos tratos por parte de los españoles, en vez de un hecho aislado y condenado tajantemente por el propio Colón.

8.1
126,555
10
19 de diciembre de 2017
19 de diciembre de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi cuarenta años después sigue siendo fácil ver en Alien: el octavo pasajero una obra maestra. A pesar de tratarse de una cinta de ciencia ficción futurista con viajes espaciales y alienígenas, el paso del tiempo a penas ha dañado su magnífico acabado y no se siente en absoluto anticuada. Con esto en mente, no es difícil entender el impacto que pudo suponer para los espectadores durante su estreno en cines. Hasta ese momento existían pocas películas con una temática similar y eran bastante mediocres, pero en 1979 apareció Alien, que contaba una cuidadísima y lograda atmósfera y cuya propuesta se basaba en gran medida en el miedo a lo desconocido. Porque el alienígena que da nombre al film no era un simple ser estereotípico de cara alargada y ojos grandes, si no una criatura tan fascinante como aterradora que pasó a la historia del cine por méritos propios.
Puede que explicar a estas alturas el argumento de una película tan conocida sea innecesario y redundante, pero prefiero poner el contexto antes de comentar aspectos más concretos: la nave de carga Nostromo se dispone a regresar a la Tierra cuando sus integrantes son despertados abruptamente del hipersueño y se les ordena investigar una transmisión desconocida procedente de un planeta cercano. Lo que encuentran en esa expedición no es otra cosa que ese octavo pasajero al que hacía referencia el subtítulo con el que se estrenó el film en España. Salvando algún puntual pero interesante giro de guión en la segunda mitad del metraje, el desarrollo de Alien sigue un esquema ciertamente convencional. No obstante, este está ejecutado tan brillantemente que no le hace falta nada más para desembocar en una película sobresaliente.
En primer lugar, sorprende cómo unos personajes no especialmente profundos ni originales funcionan tan bien. Los tripulantes de la Nostromo tienen roles muy concretos dentro del grupo y por lo general no están destinados a recibir un gran desarrollo o evolucionar a lo largo de la película, pero tampoco se antoja algo necesario. Precisamente por tener una personalidad muy definida pero creíble y consecuente al mismo tiempo destilan carisma y no cuesta simpatizar con ellos. Además, los errores que cometen no se perciben como decisiones estúpidas del guión, sino como fallos humanos fruto de una situación límite. Las interacciones entre ellos son naturales y existe química, lo que los hace fuertes como grupo y lleva a que la tripulación de la Nostromo quede para el recuerdo como una unidad más que hablarse por separado de sus miembros. Otro acierto es que la protagonista no lo es desde el principio por lo que podría considerarse pura arbitrariedad del guión, sino que emerge como tal de una forma natural como consecuencia de los acontecimientos que van sucediendo.
La propia nave es casi un personaje más. Estéticamente se apoya en una visión de la tecnología del futuro basada en la que ya existía en ese momento, más aparatosa y menos sofisticada que la que tenemos a día de hoy. Esto crea un contraste entre lo avanzado del concepto de nave espacial y lo rudimentaria que luce la tecnología que lo sustenta, siendo algo que con el paso de los años gana en encanto. La Nostromo goza de un diseño muy detallado y creíble, algo importante si tenemos en cuenta que es el escenario principal en la película y dentro de él no existe una gran variedad visual. Por otra parte, da pie a un ambiente más claustrofóbico al desenvolverse la acción en una localización cerrada y sin contacto alguno con nadie que pueda acudir al rescate.
Sin embargo, el verdadero amo de la función, sin cuya presencia nada de lo mencionado anteriormente tendría sentido, es el xenomorfo. Una criatura a la que vemos desarrollarse a través de varias fases de crecimiento, cada una de ellas única y con un diseño magnífico a cargo H.R Giger. Ese fascinante ciclo evolutivo fue un elemento crucial que, además de aportar variedad, generaba una constante sensación de estar lidiando con un ser ajeno en proceso de cambio y transformación que dificultaba comprender a qué se estaban enfrentando los personajes. En su forma adulta, los planos del xenomorfo están muy contados durante casi todo el film y no es hasta el final que se le ve con claridad. Cada una de sus apariciones está tan estudiada e inteligentemente rodada que resulta complicado imaginar una presencia en pantalla del xenomorfo más amenazante y misteriosa al mismo tiempo. A pesar de ser una cinta con tantos años a sus espaldas, el trabajo a la hora de dar forma a las distintas fases de la criatura consiguió unos resultados fantásticos. La parte más complicada, hacer creíble a un actor disfrazado de alien, queda bastante bien resuelta en general por la sutileza a la hora de mostrarlo y la iluminación oscura que acompaña a muchas escenas. Elementos que por otra parte enriquecen esa idea de provocar en el espectador incomodidad, desconcierto y temor por aquello que no es conocido.
En definitiva, Ridley Scott y su equipo crearon una obra de culto que se reafirma como atemporal con cada año que pasa. Ninguna de sus secuelas, sin ser necesariamente mediocres, se acercaría a conseguir lo que hizo tan grande a El octavo pasajero.
Puede que explicar a estas alturas el argumento de una película tan conocida sea innecesario y redundante, pero prefiero poner el contexto antes de comentar aspectos más concretos: la nave de carga Nostromo se dispone a regresar a la Tierra cuando sus integrantes son despertados abruptamente del hipersueño y se les ordena investigar una transmisión desconocida procedente de un planeta cercano. Lo que encuentran en esa expedición no es otra cosa que ese octavo pasajero al que hacía referencia el subtítulo con el que se estrenó el film en España. Salvando algún puntual pero interesante giro de guión en la segunda mitad del metraje, el desarrollo de Alien sigue un esquema ciertamente convencional. No obstante, este está ejecutado tan brillantemente que no le hace falta nada más para desembocar en una película sobresaliente.
En primer lugar, sorprende cómo unos personajes no especialmente profundos ni originales funcionan tan bien. Los tripulantes de la Nostromo tienen roles muy concretos dentro del grupo y por lo general no están destinados a recibir un gran desarrollo o evolucionar a lo largo de la película, pero tampoco se antoja algo necesario. Precisamente por tener una personalidad muy definida pero creíble y consecuente al mismo tiempo destilan carisma y no cuesta simpatizar con ellos. Además, los errores que cometen no se perciben como decisiones estúpidas del guión, sino como fallos humanos fruto de una situación límite. Las interacciones entre ellos son naturales y existe química, lo que los hace fuertes como grupo y lleva a que la tripulación de la Nostromo quede para el recuerdo como una unidad más que hablarse por separado de sus miembros. Otro acierto es que la protagonista no lo es desde el principio por lo que podría considerarse pura arbitrariedad del guión, sino que emerge como tal de una forma natural como consecuencia de los acontecimientos que van sucediendo.
La propia nave es casi un personaje más. Estéticamente se apoya en una visión de la tecnología del futuro basada en la que ya existía en ese momento, más aparatosa y menos sofisticada que la que tenemos a día de hoy. Esto crea un contraste entre lo avanzado del concepto de nave espacial y lo rudimentaria que luce la tecnología que lo sustenta, siendo algo que con el paso de los años gana en encanto. La Nostromo goza de un diseño muy detallado y creíble, algo importante si tenemos en cuenta que es el escenario principal en la película y dentro de él no existe una gran variedad visual. Por otra parte, da pie a un ambiente más claustrofóbico al desenvolverse la acción en una localización cerrada y sin contacto alguno con nadie que pueda acudir al rescate.
Sin embargo, el verdadero amo de la función, sin cuya presencia nada de lo mencionado anteriormente tendría sentido, es el xenomorfo. Una criatura a la que vemos desarrollarse a través de varias fases de crecimiento, cada una de ellas única y con un diseño magnífico a cargo H.R Giger. Ese fascinante ciclo evolutivo fue un elemento crucial que, además de aportar variedad, generaba una constante sensación de estar lidiando con un ser ajeno en proceso de cambio y transformación que dificultaba comprender a qué se estaban enfrentando los personajes. En su forma adulta, los planos del xenomorfo están muy contados durante casi todo el film y no es hasta el final que se le ve con claridad. Cada una de sus apariciones está tan estudiada e inteligentemente rodada que resulta complicado imaginar una presencia en pantalla del xenomorfo más amenazante y misteriosa al mismo tiempo. A pesar de ser una cinta con tantos años a sus espaldas, el trabajo a la hora de dar forma a las distintas fases de la criatura consiguió unos resultados fantásticos. La parte más complicada, hacer creíble a un actor disfrazado de alien, queda bastante bien resuelta en general por la sutileza a la hora de mostrarlo y la iluminación oscura que acompaña a muchas escenas. Elementos que por otra parte enriquecen esa idea de provocar en el espectador incomodidad, desconcierto y temor por aquello que no es conocido.
En definitiva, Ridley Scott y su equipo crearon una obra de culto que se reafirma como atemporal con cada año que pasa. Ninguna de sus secuelas, sin ser necesariamente mediocres, se acercaría a conseguir lo que hizo tan grande a El octavo pasajero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Habiéndose convertido en un icono del cine de terror y protagonizado una saga fílmica, es posible que a veces no seamos conscientes de lo que pudo significar hace casi cuatro décadas ver una criatura como el xenomorfo en pantalla y lo original del planteamiento: en el interior de unos huevos se encuentra el facehugger, una especie de cangrejo alienígena con ácido por sangre que se sujeta en la cara de su huesped hasta el punto de suministrarle oxígeno para que su vida dependa de él y no pueda ser extraído sin matarlo, mientras introducen en él un parásito intestinal. Desde el interior del cuerpo de la víctima se abre paso el chestburster, que como su propio nombre indica, perfora su pecho hasta poder salir y escapar hacia un lugar seguro (ya que en ese estado está prácticamente indefenso). Tras mudar su piel y crecer a una gran velocidad, se convierte en una criatura de unos dos metros de altura de aspecto biomecánico, protegida por un exoesqueleto, cuya cabeza posee una forma fálica y que tiene una doble mandíbula retráctil.
La breve visita a LV-426 supone uno de los segmentos más intrigantes y visualmente poderosos del film, gracias a la escenificación del propio planeta y el increíble diseño de la nave del Space Jockey. Eso sí, habría que esperar muchos años para que se explicara quiénes eran esos seres en cuya nave se encontraban los huevos de xenomorfo.
La revelación de que Ash es un androide que bajo órdenes de la compañía tenía la misión de traer vivo a un especimen de xenomorfo, haciendo prescindible la vida de la tripulación, otorga riqueza argumental a la trama. Por otra parte, la particular forma en la que el androide se muestra impasible e inexpresivo en medio de una pelea da lugar a esa tensa escena en la que los miembros de la tripulación restantes le hacen frente y este empieza a segregar un líquido blanquinoso hasta quedar prácticamente destruido. Y cómo olvidar la mítica conversación en la que habla del "perfecto organismo" que es el alien.
La breve visita a LV-426 supone uno de los segmentos más intrigantes y visualmente poderosos del film, gracias a la escenificación del propio planeta y el increíble diseño de la nave del Space Jockey. Eso sí, habría que esperar muchos años para que se explicara quiénes eran esos seres en cuya nave se encontraban los huevos de xenomorfo.
La revelación de que Ash es un androide que bajo órdenes de la compañía tenía la misión de traer vivo a un especimen de xenomorfo, haciendo prescindible la vida de la tripulación, otorga riqueza argumental a la trama. Por otra parte, la particular forma en la que el androide se muestra impasible e inexpresivo en medio de una pelea da lugar a esa tensa escena en la que los miembros de la tripulación restantes le hacen frente y este empieza a segregar un líquido blanquinoso hasta quedar prácticamente destruido. Y cómo olvidar la mítica conversación en la que habla del "perfecto organismo" que es el alien.
5
30 de abril de 2018
30 de abril de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si la segunda parte era un satisfactorio "más de lo mismo", con Paranormal Acitvity 3 ya hay unos cuantos reproches que me hicieron dudar sobre la durabilidad de su exitosa fórmula. Al margen de la problemática que plantea una tercera entrega tan sumamente continuista, pues mucha gente puede acabar saturada tras ver siempre lo mismo, el bajón aquí es evidente.
Siguiendo con la estela de la entrega anterior, la película vuelve a remontarse atrás en el tiempo (a pesar de que la numeración de la saga avance). Concretamente a la infancia de las hermanas que protagonizaban las dos historias que preceden a esta, un episodio que ya se mencionaba entonces pero que no parecía dar para una cinta repleta de experiencias perturbadoras. Para que esto encaje, el relato en cuestión acaba siendo bastante diferente a lo que uno podría imaginar, lo que denota una improvisación con el objetivo de forzar esta nueva película a toda costa. Sin embargo, es incuestionable que continuar en la construcción de un único hilo argumental da un mayor atractivo a la cinta. Por otra parte, los pocos añadidos a la mitología de la saga están pobremente explicados, así que pese a su importancia en entregas posteriores aquí dan la impresión de ser innecesarios.
Otro de los problemas es que se ha perdido gran parte del factor psicológico que nos hacía partícipes del tormento de los personajes y sus desencuentros mutuos. En esta ocasión cada integrante de la familia suele vivir los fenómenos paranormales un poco por su cuenta, por lo que esa escalada en la sensación de desasosiego generalizado no es muy progresiva y sólo aparece en la recta final del film. Con esto en mente, no es de extrañar que algunos de los tropos habituales en la saga se hagan más evidentes, como el contraste entre el personaje escéptico y el obsesionado con grabar los extraños hechos que tienen lugar en la casa.
En cuanto a su calidad como cinta de terror, Paranormal Activity 3 da un puñado de bajones en ciertos ámbitos. Hay más jumpscares que nunca y son más abruptos, cayendo varios de ellos en el tópico del falso susto tan característico del slasher de serie B. Y si anteriormente la presencia de la cámara ya estaba cogida con pinzas en ciertos momentos, ahora la preocupación por justificarla parece ser menor. Mientras que en la segunda entrega la explicación para tener cámaras por toda la casa era bastante lógica, aquí el motivo es mucho menos convincente. Aún con todo, hay alguna que otra vuelta de tuerca con la visión de las mismas que es una delicia, y un puñado de sucesos resultan de lo más escalofriantes.
A modo de resumen, y aunque pueda parecer lo contrario ante tanto punto negativo, diría que se trata de una película entretenida y recomendable para todo aquel que aprecie Paranormal Activity. Esencialmente es igual que las dos primeras, así que todo lo que estas hacían bien se mantiene mayormente, solo que a un nivel inferior.
Siguiendo con la estela de la entrega anterior, la película vuelve a remontarse atrás en el tiempo (a pesar de que la numeración de la saga avance). Concretamente a la infancia de las hermanas que protagonizaban las dos historias que preceden a esta, un episodio que ya se mencionaba entonces pero que no parecía dar para una cinta repleta de experiencias perturbadoras. Para que esto encaje, el relato en cuestión acaba siendo bastante diferente a lo que uno podría imaginar, lo que denota una improvisación con el objetivo de forzar esta nueva película a toda costa. Sin embargo, es incuestionable que continuar en la construcción de un único hilo argumental da un mayor atractivo a la cinta. Por otra parte, los pocos añadidos a la mitología de la saga están pobremente explicados, así que pese a su importancia en entregas posteriores aquí dan la impresión de ser innecesarios.
Otro de los problemas es que se ha perdido gran parte del factor psicológico que nos hacía partícipes del tormento de los personajes y sus desencuentros mutuos. En esta ocasión cada integrante de la familia suele vivir los fenómenos paranormales un poco por su cuenta, por lo que esa escalada en la sensación de desasosiego generalizado no es muy progresiva y sólo aparece en la recta final del film. Con esto en mente, no es de extrañar que algunos de los tropos habituales en la saga se hagan más evidentes, como el contraste entre el personaje escéptico y el obsesionado con grabar los extraños hechos que tienen lugar en la casa.
En cuanto a su calidad como cinta de terror, Paranormal Activity 3 da un puñado de bajones en ciertos ámbitos. Hay más jumpscares que nunca y son más abruptos, cayendo varios de ellos en el tópico del falso susto tan característico del slasher de serie B. Y si anteriormente la presencia de la cámara ya estaba cogida con pinzas en ciertos momentos, ahora la preocupación por justificarla parece ser menor. Mientras que en la segunda entrega la explicación para tener cámaras por toda la casa era bastante lógica, aquí el motivo es mucho menos convincente. Aún con todo, hay alguna que otra vuelta de tuerca con la visión de las mismas que es una delicia, y un puñado de sucesos resultan de lo más escalofriantes.
A modo de resumen, y aunque pueda parecer lo contrario ante tanto punto negativo, diría que se trata de una película entretenida y recomendable para todo aquel que aprecie Paranormal Activity. Esencialmente es igual que las dos primeras, así que todo lo que estas hacían bien se mantiene mayormente, solo que a un nivel inferior.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- Se supone que Katie y Kristi a penas recuerdan nada de lo que ocurrió cuando eran niñas. No por amnesia, sino porque fueron sucesos puntuales a los que ellas mismas les quitaron importancia con el paso de los años. Pero lo que se ve aquí es tan explícito que sólo queda pensar que el demonio les borró gran parte de la memoria, lo que seria un intento algo burdo por salir del paso.
- Vale que el novio se extrañe al ver esa nube de polvo tras el temblor, pero ¿en serio la reacción más lógica ante ese hecho es poner cámaras por toda la casa?
- Todo lo relacionado con las brujas ocurre de forma demasiado precipitada y dando muy poca información al espectador. No se sabe exactamente cuál es su papel, y el giro final con la abuela y el grupito de ancianas en la casa es demasiado rocambolesco.
- Muy baratos los sustos de Julie saliendo del armario y la niñera apareciendo repentinamente frente a la cámara. Una película como esta no debería recurrir a trucos tan simplones.
- La cámara móvil es una ideaza, porque garantiza que el plano nunca sea completo y eso da muchísimo juego.
- Vale que el novio se extrañe al ver esa nube de polvo tras el temblor, pero ¿en serio la reacción más lógica ante ese hecho es poner cámaras por toda la casa?
- Todo lo relacionado con las brujas ocurre de forma demasiado precipitada y dando muy poca información al espectador. No se sabe exactamente cuál es su papel, y el giro final con la abuela y el grupito de ancianas en la casa es demasiado rocambolesco.
- Muy baratos los sustos de Julie saliendo del armario y la niñera apareciendo repentinamente frente a la cámara. Una película como esta no debería recurrir a trucos tan simplones.
- La cámara móvil es una ideaza, porque garantiza que el plano nunca sea completo y eso da muchísimo juego.
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