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Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
9
23 de agosto de 2019 1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta ucronía ya casi tildada Tarantiniana convierte ya definitivamente al director en un aventajado artista por encima de un genio del entretenimiento. En los primeros metrajes del mismo había una delgada linea entre el arte y el entretenimiento comercial que nos encantaba a tanto a entendidos como gente de consumo cinematográfico más casual. Sin embargo su fama se empezó a labrar sobretodo a la estela de Kill Bill cuando la gente se encontró la primera gran ucronía de su carrera (Malditos Bastardos), con permiso de la pequeña joya que le precede, no por ucronía si no por cronología, pero que no fue entendida, Death Proof, sobretodo por el público que buscaba que el de Knoxville siguiese única y exclusivamente por la estela de la de la chica del chandal amarillo.

Malditos Bastardos es una gran película, y un éxito comercial sin parangón, pero la línea que separaba el arte del entretenimiento empezaba a decantarse más para el entretenimiento (y bendito ejercicio comercial que durante décadas muchos han intentado generar dinero contentando al público y tan poca gente ha hecho). Mas tarde vendría la que opino que es el desastre más grande del Tarantino contemporáneo (me disculpo si opinan lo contrario pero creo que lo digo con razón): Django Desencadenado, un despropósito en la carrera de Tarantino, y sinceramente, ojalá todas las manchas en la carrera de un director fuesen de este nivel, pero por desgracia ya sabíamos que Tarantino era único. Para explicar un poco esto hay que tener en cuenta de que el objetivo principal de todo cineasta es hacer lo que el quiera y no lo que quiera el público y aquí viene la mayor mancha (al menos moderna) de su carrera, cuando dirigió Django en una sola parte por la rabieta que le duraba de la crítica de comercialidad de Kill Bill, pensando espectador de a pié o crítico de cafetería que era para vender más. Django duró tres horas, no se dividió en 2, y se notó. Partes absurdamente lentas en contraste a momentos extremadamente agudos y originales, mordacidad y pasividad iban de la mano, hasta que al final viendo el resultado final Tarantino tuvo que retractarse de sus palabras de que "quería hacer un western" (excluyendo el spaghetti western que era Kill Bill), y cambiarlas tras el anuncio de su publicitada octava película a un mísero: con Django aprendí todos los errores a la hora de hacer Westerns, con Los odiosos ocho aprendí a hacerlos.

Pero chicos, Django tiene una notaza en la página, ¿Qué pasó? Pues simplemente que era el producto comercial que la gente disfruta en el cine sin tener que pensar mucho, producto autocomplaciente para gente sin expectativas, y si a eso le añadimos que es del director de moda, o del único director de moda con un nombre anglosajón (por que Park Chan -wook, Kim Ki-duk, etc. Son nombres que echan para atrás, que sean los asiáticos los que miren directores asiáticos, ¿No?) pues tenemos una de las películas más sobre valoradas del cine "moderno".

Pues algo de razón tendría yo en mi acusación cuando Tarantino preparó su famosa octava película, otro Western, y lo publicitó a diestro y siniestro, su primer Western de verdad, una obra con cirujano mimo, que le llevaba a sus orígenes con detalles que recordaban a su gran ópera prima Reservoir Dogs, película de culto (que no comercial) que es digna de estudio para cualquier amante del séptimo arte... Pero la película fue una decepción, no llegó a la altura de Django... ¿Pero era culpa de la película? No, era culpa del espectador. Acostumbrado a ver cine comercial con el sello de el director de Tennessee, sin haber visto en muchas ocasiones (tremendo sacrilegio con el que me encuentro hoy en día a menudo) ni Reservoir Dogs ni Pulp Fiction, Pensando que el director se hizo famoso por sus obras mas complacientes y menos arriesgadas y/o innovadoras.

Pues el director, que no tiene nada que demostrar ya, que no tiene que contentar a nadie más que a el mismo, ahora sí que sí llegó a la película en cuestión, la película a tratar, y tremendo rodeo me he marcado, pero necesario para entender la grandeza de esta película, que no intenta contentar a Paco, el que ve 3 películas al año y si son de Spielberg y similares mejor, pues son nombres que ha oído por la calle, ni a José el que es consumidor de series de adolescentes en Netflix, ni María, la de mantita y peli los domingos por la noche...

No, va para los amantes del cine de verdad, los que sabe que le van a sacar más provecho, los que sabe que van a notar los pequeños detalles y van a disfrutar de la maravillosa creación de un pedante genio que no necesita la aprobación de nadie para saber cuando ha acertado. Y os daré un ejemplo, sin spoilers de lo que hablo... Pasamos de la mejor BSO de la carrera de Tarantino (Los odiosos ocho) a una de las peores, Érase una vez... Y apenas nadie se ha enterado. Tenemos a un genial Pitt que se merienda en patatas a un complaciente y a ratos sobre actuado (adrede) DiCaprio, pero apenas nadie se ha enterado... Tenemos un estilo narrativo tan único que pasamos de comedia a drama, de drama a terror, y de terror a comedia, pasando por el suspense durante toda la película, pero apenas nadie se fija en ello. Durante todo el metraje se habrán rodado escenas en como 25 tipos distintos de cámara, con como 25 tipos distintos de iluminación, rodaje, etc. Pero eso, apenas nadie lo valora...

Este, señoras y señores es posiblemente el primer film de Tarantino donde la delgada linea entre la comercialidad y el arte se decanta por el arte. Un film que admiro y admiraré por mucho. Que cualquier persona puede disfrutar pero solo unas pocas pueden apreciar en su totalidad.

En fin, lo que ucronía a Malditos Bastardos que el Western Los odiosos ocho a Django desencadenado.
7 de agosto de 2021
4 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo lo haría Lubitsch? Rezaba el cartel colgado en la oficina del posiblemente mejor guionista de todos los tiempos, Billy Wilder. ¿Cómo lo haría Lubitsch?

Tras el visionado de la película podría surgirnos la duda de si es accidental o intencionado, pero eso da igual, hay que reconocer que Gunn consigue (salvando las distancias) coger las señas de identidad del maestro alemán y las adapta a los tiempos modernos de la manera más macarra posible.

La película es muy directa y muy cargada de puntos de interés que no decaen y te mantiene atento al film todo el rato. Su comienzo, acelerado en exceso intencionalmente es una buena muestra de ello. La intención al meter una escena muy potente al comienzo para hacer un flashback siempre ha estado ligada a la creación de expectativas, al ‘cómo’ por encima del ‘qué’, pero relegando la fuerza y velocidad del relato a un ritmo mucho más pausado que busca crear una tensión que, llegados al punto, se romperá y deberemos seguir, retomando el ritmo de la escena inicial. Es decir, crear expectación y comprarnos a los espectadores 30 minutos, 45, o en ocasiones incluso 2 horas de atención.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Esta película rompe con esta teoría. Tras la potente escena inicial nos encontramos un flasback que mantiene el ritmo acelerado, repitiendo la escena inicial, pero con otros protagonistas para el regocijo del espectador. Y al igual que en la primera introducción (llamémosla ‘fake intro’) es rápida y concisa, con lo cual nos encontramos que, tras 10 minutos de película, estamos sobrecargados de bromas y de ritmo frenético. ¿Cómo podemos continuar? ¿Cómo mantenemos la atención del espectador? Muchos se equivocarían intentando subir el nivel, otros bajándolo para luego volverlo a subir. Gunn, sin embargo, decide ir por una tercera y acertada vía: Cambiar el nivel. Baja intencionadamente el ritmo de la acción para, inmediatamente, subir el ritmo de los diálogos con esa conversación antológica sobre pollas de Pacemaker (John Cena) que se ve en el trailer. Luego otro corte, cambio de foco, seguimos con nuestra ‘fake intro’ y aparece Harley Quinn (Margot Robbie) haciendo otra de las cosas que tan bien hacía Lubitsch. La superbroma. Que, junto a las hipérboles, la aceptación de la multitud de personajes y las relaciones peculiares hombre-mujer son los rasgos distintivos del director alemán y al mismo tiempo la tónica durante todo nuestro viaje de más de 2 horas en Corto Maltese siguiendo a nuestro querido escuadrón suicida.
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