El documental presenta una narrativa claramente sesgada sobre los hechos ocurridos en un partido contra el Valencia CF. Manipula el relato de forma simplista y distorsionada, amplificando ciertos momentos hasta la caricatura para construir un discurso victimista centrado en el racismo, mientras omite deliberadamente otras facetas del personaje que no encajan en esa narrativa: desde sus declaraciones altisonantes sobre el Balón de Oro —que finalmente no consiguió— hasta los desprecios lanzados contra la ciudad de Valencia en su conjunto, más allá del ámbito futbolístico.

Resulta llamativo que esta figura genere tanta división: mientras que otros jugadores del Real Madrid, como Kylian Mbappé, gozan del respeto incluso de aficionados rivales, el apoyo a Vinícius parece limitado casi exclusivamente al madridismo. Es difícil encontrar admiración hacia él fuera de ese entorno, en contraste con la imagen mucho más universal que proyectan otras estrellas del mismo vestuario.

"El exorcista del Papa” es, en muchos sentidos, un despropósito: argumentalmente delirante, históricamente libre hasta lo cómico y con un tono que no termina de decidir si quiere tomarse en serio o no. Pero, precisamente por eso, me lo pasé en grande. Es una de esas películas que, pese (o gracias) a sus excesos, resultan tremendamente entretenidas. La disfruté muchísimo entre carcajadas involuntarias y escenas tan absurdas como memorables. Más, por favor.