Ser joven, guapo, con éxito, el orgullo de una madre y tener loca de amor a Charlize Theron. Quién da más? No se, en cualquier caso yo lo celebraría como el protagonista con alcohol.

A la mañana siguiente, henchidos de orgullo, borrachos de gloria y necesitados de otra meta, nace la pregunta: Que hemos de hacer para que el sueño continue? Que más tenemos que alcanzar? No somos gentes que se conformen con ver crecer la yerba, los hijos y la barriga. No, somos los Ungidos, necesitamos más! Quizás viajar a Nueva York! y sobre todo triunfar!.

Una vez en camino tendremos una pregunta, hasta dónde estaremos dispuestos a llegar? Hasta el mismo corazón de las tinieblas?

Pues eso, que viendo la película no te enterás de que quién fue Genghis Kahn, que lo importante no es que se le apareciera un lobo, o 4 leyendas de hace ya casi 1000 años, lo importante digo yo es como organizó a los mongoles, como conquistó China. Pero de eso en la peli nada, pues puestos a contar que hubieran contado la historia de un mongol cualquiera.

Buena fotografía, espectaculares paisajes, preciosa y buena actriz ... Momentos mágicos, (aparecen y desaparecen de la nada 1500 cabezas de ganado, ríase usted del sin par Juan Tamaríz), buenos muy buenos y por supuesto guapos, malos muy malos y por supuesto feos o al menos con acné. Topicazos sobre la Iglesia, topicazos sobre colonizadores y colonizados y seguramente 3 o 4 películas metidas en una.

Por cierto, vista con ojos de comedia, la última media hora es ciertamente desternillante.

Que difícil es encontrar una película con personajes de carne y hueso. Cerdos salvajes los tiene. Es una película sin grandes pretensiones y sin embargo logra contar muchas más verdades que raras historias que sí nos quieren contar algo y poco consiguen.

Quién quiera un espectáculo visual o mentiras enlatadas desde luego esta no es su película.

Parece ser que empezamos a hacer películas con vocación de universalidad y de entretenimiento. Por esto se puede pagar unas monedas en cualquier lado del planeta. Ya era hora que dejáramos de hablar de la guerra y del hambre que pasamos.

Y es que en España estoy convencido que podemos ser tanto o más geniales que cualquiera.

La película brillante, entretenida y en la línea de superproducciones del otro lado del Atlántico.

Merece la pena ganar dos horas viendo está película.