Dos horas de sopor.
No da miedo, en todo caso, risa, de lo mala que es.
Aburrida, pretenciosa, incoherente, previsible, cansina...podría seguir descalificando eternamente este pedazo de bodrio que se presenta ante el espectador como una película de terror.
No sé cómo tienen la poca vergüenza de robar el título a una obra maestra del cine clásico.
Posesiones contorsionistas con escorzos imposibles que intentan recordar a los que hacía Regan, la niña del exorcista , pero" ni por el forro". Sustos previsibles y más vistos que el tebeo, William Dafoe, que pasaba por allí y para lo que le queda en el convento...pues eso...
Lo más destacable del monstruo es su medio bigotón a lo Constantino Romero, claro, que más quisiera tener" El Nosfer" la voz de nuestro añorado Constantino.
Lo que más me ha divertido es la publicidad previa a la película. A punto de salirme del cine.
Infumable.

Una buena película, en general.
Gran reparto actoral con interpretaciones solventes y contenidas pero que saben transmitir la emocionalidad y el momento trascendental en el que se encuentran los personajes.
Las localizaciones, la fotografía, el vestuario y la banda sonora son muy notables.
Una Isabella Rosellini a la que le va como anillo al dedo el personaje de la hermana Agnes, con apariciones breves, contundentes y con peso en la historia.
En algunos momentos, y salvando las distancias, me ha recordado a la mítica, Las sandalias del pescador, si bien, esta película es mucho más profunda y reflexiva en cuanto a lo introspectivo de los personajes y , desde la ficción, se
abordan temas que afectan profundamente a la iglesia católica en la actualidad.