Si fuese un "Kids" a la española, seria una película impactante y sobre todo con personajes creíbles. Pero ni al Críspulo ni al Timy se los cree nadie porque hablan con una entonación tan plana que parece que les asusta tener un equipo de rodaje delante (el Timy aún lo disimula poniendo cara de tonto, entiéndase su personaje).
Abundan los diálogos muy poco fluídos con pausas de esas del tipo "en cuanto acabes tú, empiezo yo" o "después de tu frase entro más rápido para darle más dinamismo, pero simpre en do menor, que estoy cortado". Vamos, que el que haya visto cine español, sabe de qué hablo.
A su favor tiene que los temas sórdidos con drogas y delincuencia de por medio siempre gustan a un amplio sector. Por otro lado es medianamente entretenida y supongo que técnicamente bien rodada tratándose de Fernndo León (de Aranoa, perdón, que ahora nadie olvida del segundo apellido). De todas formas, es difícil concentrarse cuando los diálogos entre estos dos fenómenos de la interpretación se alargan.

Decepcionante documental que intenta demostrar lo pernicioso de la "comida basura" (o más bien determinadas cadenas de comida rápida) y lo único que saca en claro es que consumir cantidades exageradas de hamburguesas, patatas fritas y refrescos, puede deteriorar la salud (y si me tomo 7 tortillas de patata diarias durante 3 meses, ni te cuento...).
Si eres "conspiranoico" y anti-yanki" te encantará el documental, pues cuenta con esos ingredientes que tanto atraen a la gente como tú, como una megacorporación que antepone sus intereses económicos a la salud de los consumidores y urde argucias para captar, e incluso enganchar, a desvalidas víctimas que se ven atraídas a sus restaurantes sin siquiera se conscientes, convirtiéndose en rollizos zombis devoradores de hamburguesas.
En fin, que si durante los últimos meses te has zampado 5 hamburguesas al día con sus correspondientes patatas y su refresco, no te apuntes a la Sansilvestre Vallecana.