Me resulta inverosímil que este hombre, Clint Eastwood, siga siendo una máquina de crear películas fascinantes. A sus 94 años convierte un guión que encuentro genial en una película increíblemente envolvente y a la que me resulta difícil encontrarle puntos negativos.

El nudo de la película a partir del que se construye la trama, me parece tremendo. Resulta quizá algo difícil de comprar, pero merece la pena hacerlo por el diluvio de situaciones abrumadoras y de dilemas morales que se genera a raíz de él. En mi caso, durante la película cambié de opinión unas 537 veces sobre la bondad o la falta de ella de los personajes y sufrí fuertes turbulencias emocionales.

Esta película tiene, en mi opinión, una forma tremendamente aguda de poner de manifiesto la fragilidad de nuestro sentido de la justicia y de hacerte recapacitar, tanto mientras la ves como después de hacerlo, como solo una gran película puede hacer.