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6.5
11,727
3
12 de junio de 2014
12 de junio de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El comienzo ya es de por sí complejo. Una escena. Un cadáver. Y un chico menudito con gafas que lo mira con horror. Este es el inicio de "Brick", un film categorizado dentro de ese subgénero conocido como "películas de culto", y podríamos clasificarlo dentro de la intriga, e incluso dentro del cine negro si se aprietan mucho las tuercas.
Tras ese principio tan perturbador, se nos sitúa dos días antes del fatídico suceso, cuando recibe una llamada de la chica a la que encontrará muerta dos día después como hemos visto, y es entonces cuando comenzarán una serie de sucesos con el fin de responder a las dudas que tiene el protagonista, llevado por Joseph Gordon-Levitt, sobre los problemas que sufre esta chica.
Como más o menos se podrá observar, la trama se presenta compleja. Y en el fondo es eso. Se trata de dar unos giros al argumento inexplicables que el espectador (al menos un servidor, no quiero generalizar) no llega a entender, así como el dar por entendido hechos que ni siquiera con anterioridad se han tratado de explicar. Además, creo que le falta sustancia, es decir, el guión es enrevesado, mezclando teorías y nombres por doquier, perdiéndose uno constantemente sin saber encontrarse y situarse en el momento. Eso sí, hay que reconocer que hay escenas buenas con buenas interpretaciones, sobre todo del personaje principal, Gordon-Levitt.
Para acabar, solo quiero decir que es una película de la que había oído hablar bien de ella, y el tema que trata me gusta, pero las expectativas se han quedado por debajo de lo que he visto.
Tras ese principio tan perturbador, se nos sitúa dos días antes del fatídico suceso, cuando recibe una llamada de la chica a la que encontrará muerta dos día después como hemos visto, y es entonces cuando comenzarán una serie de sucesos con el fin de responder a las dudas que tiene el protagonista, llevado por Joseph Gordon-Levitt, sobre los problemas que sufre esta chica.
Como más o menos se podrá observar, la trama se presenta compleja. Y en el fondo es eso. Se trata de dar unos giros al argumento inexplicables que el espectador (al menos un servidor, no quiero generalizar) no llega a entender, así como el dar por entendido hechos que ni siquiera con anterioridad se han tratado de explicar. Además, creo que le falta sustancia, es decir, el guión es enrevesado, mezclando teorías y nombres por doquier, perdiéndose uno constantemente sin saber encontrarse y situarse en el momento. Eso sí, hay que reconocer que hay escenas buenas con buenas interpretaciones, sobre todo del personaje principal, Gordon-Levitt.
Para acabar, solo quiero decir que es una película de la que había oído hablar bien de ella, y el tema que trata me gusta, pero las expectativas se han quedado por debajo de lo que he visto.

8.0
4,348
6
15 de junio de 2014
15 de junio de 2014
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Noriko es una joven que cuida de su padre viudo. Ambos se quieren mucho, pero pronto ha llegado el momento en el que Noriko ha de casarse. Sin embargo, ella no quiere porque cree que su padre no podría vivir sin sus cuidados y su amor, por supuesto. Tal es la necesidad de casarse que todo el mundo (sus amigas, su padre, su tía) le anima y aconseja a que contraiga nupcias.
Esta es la trama de esta película japonesa, la cual se sitúa en plena posguerra. Puede observarse que es una historia sencilla, sin muchas dificultades que puedan encontrase. Se trata de una profunda visión costumbrista del Japón de la posguerra, de sus tradiciones y del amor paternal. Destaca el cuidado a la hora de tratar las imágenes, es decir, esas pausas de varios segundos que a veces llegan a hacerse casi eternas, queriendo mostrar la expresión no oral de los personajes (recurso que se utiliza en muchas ocasiones) y que sólo con ello nos permite conocer y comprender lo que piensan.
Costumbrista, profunda y reflexiva, "Primavera tardía" muestra de primera mano algunos aspectos de la sociedad del país del Sol naciente como el matrimonio y el respeto paterno.
Esta es la trama de esta película japonesa, la cual se sitúa en plena posguerra. Puede observarse que es una historia sencilla, sin muchas dificultades que puedan encontrase. Se trata de una profunda visión costumbrista del Japón de la posguerra, de sus tradiciones y del amor paternal. Destaca el cuidado a la hora de tratar las imágenes, es decir, esas pausas de varios segundos que a veces llegan a hacerse casi eternas, queriendo mostrar la expresión no oral de los personajes (recurso que se utiliza en muchas ocasiones) y que sólo con ello nos permite conocer y comprender lo que piensan.
Costumbrista, profunda y reflexiva, "Primavera tardía" muestra de primera mano algunos aspectos de la sociedad del país del Sol naciente como el matrimonio y el respeto paterno.

7.0
75,934
8
10 de junio de 2014
10 de junio de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película que narra un hecho insólito para los personajes: ¿qué pensarías si de repente te despertases en un habitáculo, parecido a una cámara para locos, sin recordar cómo llegaste hasta ahí? Pues es básicamente lo que les pasa al conjunto de personas que, sin ningún tipo de explicación, se han encontrado allí, como por arte de magia. Comenzarán entonces a hacerse preguntas esenciales en relación a su presencia en dicho lugar y, como es lógico, tratarán de huir y encontrar la salida de este terrorífico lugar tan pronto como sea posible.
Una película que cuenta con un presupuesto bajo pero que no por ello desciende en calidad cinematográfica. Al contrario, con pocos medios una vez más se ha demostrado que se puede realizar un buen film.
Momentos de tensión muy destacables en los que se verán comprometidos la humanidad de estos "prisioneros" del cubo, porque ¿hasta qué punto llegarías para salvar tu vida? Es en estas situaciones cuando uno se tiene que preguntar a sí mismo si el fin justifica los medios. En mi opinión creo que no, por supuesto.
Una película que cuenta con un presupuesto bajo pero que no por ello desciende en calidad cinematográfica. Al contrario, con pocos medios una vez más se ha demostrado que se puede realizar un buen film.
Momentos de tensión muy destacables en los que se verán comprometidos la humanidad de estos "prisioneros" del cubo, porque ¿hasta qué punto llegarías para salvar tu vida? Es en estas situaciones cuando uno se tiene que preguntar a sí mismo si el fin justifica los medios. En mi opinión creo que no, por supuesto.

5.9
13,359
7
10 de junio de 2014
10 de junio de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante una película interesante, no original ya que este tipo de escenarios y situaciones ya los pudimos ver en "Cube", por ejemplo. Con actores apenas conocidos, destaca por mantener la tensión en el ambiente desde el comienzo hasta los últimos compases de la película. La cuestión es clara: ocho candidatos a un puesto de trabajo, el cual presentan como el mejor de todos, deberán responder a una pregunta la cual sólo tiene una respuesta. Para ello, no podrán comunicarse con el examinador, no podrán salir de ningún modo de la sala y tampoco podrán deshacerse o dañar la hoja que han recibido. Dadas las "reglas del juego", los candidatos deberán tratar de responder a la cuestión que se les plantea llegando a situaciones complejas.
Al fin y al cabo una película curiosa en sí misma, de estas que, a mi personalmente me gustan, juegan con los personajes y con el propio espectador.
Al fin y al cabo una película curiosa en sí misma, de estas que, a mi personalmente me gustan, juegan con los personajes y con el propio espectador.

7.5
6,110
10
8 de febrero de 2025
8 de febrero de 2025
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espectacular película sobre la tensión entre el espíritu creador del hombre que piensa con criterio propio y no se deja dominar ni corromper por el poder frente a la masa ignorante, fácilmente manipulable y manifestación perfecta del efecto rebaño. A Ortega y Gasset le hubiera fascinado esta película.
El guion, escrito por Ayn Rand (huyó de la Revolución de 1917, hecho que le impactó sobremanera en su pensamiento), la propia autora de la novela adaptada, está repleto de grandes frases y declaraciones propias del Hollywood clásico que, acompañados con la estridente y épica música de Max Steiner, dotan a la historia de una fuerza enorme.
Asimismo, a esta potencia sonora se añade la visual: Vidor filmó unos planos rectilíneos que proyectan bien el estilo arquitectónico de Howard Roark (interpretado por un excelente Gary Cooper, quien representa a una suerte de superhombre nietzscheano como se ve en varios momentos de la historia). Asimismo, es fácilmente identificable la influencia del expresionismo alemán de creadores como Murnau.
Una película magníficamente rodada que recomiendo y merece mucho la pena ver, aunque con la que tengo discrepancias como comento en la zona spoiler.
El guion, escrito por Ayn Rand (huyó de la Revolución de 1917, hecho que le impactó sobremanera en su pensamiento), la propia autora de la novela adaptada, está repleto de grandes frases y declaraciones propias del Hollywood clásico que, acompañados con la estridente y épica música de Max Steiner, dotan a la historia de una fuerza enorme.
Asimismo, a esta potencia sonora se añade la visual: Vidor filmó unos planos rectilíneos que proyectan bien el estilo arquitectónico de Howard Roark (interpretado por un excelente Gary Cooper, quien representa a una suerte de superhombre nietzscheano como se ve en varios momentos de la historia). Asimismo, es fácilmente identificable la influencia del expresionismo alemán de creadores como Murnau.
Una película magníficamente rodada que recomiendo y merece mucho la pena ver, aunque con la que tengo discrepancias como comento en la zona spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me disgusta el mensaje de la película: el enfrentamiento entre las dos grandes ideologías del siglo XX, individualismo y el colectivismo. ¿Por qué hay que optar por una de ellas?
De hecho, la película tiene momentos propios del cine propagandístico que recuerdan al cine de Leni Riefenstahl. Al final, sale ganando el individuo frente a la masa, pero lo hace siguiendo principios terribles como que el fin justifica los medios (la escena de demolición de los edificios porque han modificado el estilo del protagonista).
La alocución final de Roark (apellido nada casual, pues "roar" en inglés significa "rugir", con lo que Rand pretendía insuflar al personaje ese espíritu rebelde del individuo frente a la conformista muchedumbre) en el juicio es memorable y se pueden sacar cosas muy buenas de él: la liberta creativa, la defensa de los creadores y cómo gracias a su inventiva ha mejorado la humanidad (no siempre, diría) o los derechos inalienables frente a los colectivistas que quieren dominar a la persona. "El mundo es de quienes dominan y sirven. Yo decidí dominar", dice el magnate del periódico The Banner. En otro momento, el columnista sobre arquitectura del The Banner hace un alegato a favor del "autosacrificio" como mecanismo para subyugar y anular a las personas que van a contracorriente y se niegan a servir a los intereses de la "sociedad", que no es otra cosa que las élites dominantes que diseñan hacia dónde debe ir (y las cuales pueden ser buenas o malas, ojo). Es una película sobre la voluntad de poder también.
Como digo, la película es soberbia: está magníficamente filmada. Sin embargo, el mensaje es pernicioso: una oda a la libertad del hombre como fin en sí mismo, es decir, una defensa acérrima del principio de autonomía de la voluntad.
Ese final de la protagonista ascendiendo a la cima del edificio más alto del mundo, diseñado por el personaje de Cooper, quien se encuentra en el ático, tiene un mensaje visual muy simbólico: ella subiendo en el ascensor y, en un plano contrapicado, observa al superhombre Roark, que ha devenido en una suerte de dios. Está nerviosa porque va al territorio de las divinidades: el monte Olimpo.
Finalmente, opino que la libertad, si no está orientada al bien, a la verdad y a la belleza, genera consecuencias nefastas: ideologías que han provocado numerosas víctimas a lo largo de la historia desde la Revolución Francesa.
De hecho, la película tiene momentos propios del cine propagandístico que recuerdan al cine de Leni Riefenstahl. Al final, sale ganando el individuo frente a la masa, pero lo hace siguiendo principios terribles como que el fin justifica los medios (la escena de demolición de los edificios porque han modificado el estilo del protagonista).
La alocución final de Roark (apellido nada casual, pues "roar" en inglés significa "rugir", con lo que Rand pretendía insuflar al personaje ese espíritu rebelde del individuo frente a la conformista muchedumbre) en el juicio es memorable y se pueden sacar cosas muy buenas de él: la liberta creativa, la defensa de los creadores y cómo gracias a su inventiva ha mejorado la humanidad (no siempre, diría) o los derechos inalienables frente a los colectivistas que quieren dominar a la persona. "El mundo es de quienes dominan y sirven. Yo decidí dominar", dice el magnate del periódico The Banner. En otro momento, el columnista sobre arquitectura del The Banner hace un alegato a favor del "autosacrificio" como mecanismo para subyugar y anular a las personas que van a contracorriente y se niegan a servir a los intereses de la "sociedad", que no es otra cosa que las élites dominantes que diseñan hacia dónde debe ir (y las cuales pueden ser buenas o malas, ojo). Es una película sobre la voluntad de poder también.
Como digo, la película es soberbia: está magníficamente filmada. Sin embargo, el mensaje es pernicioso: una oda a la libertad del hombre como fin en sí mismo, es decir, una defensa acérrima del principio de autonomía de la voluntad.
Ese final de la protagonista ascendiendo a la cima del edificio más alto del mundo, diseñado por el personaje de Cooper, quien se encuentra en el ático, tiene un mensaje visual muy simbólico: ella subiendo en el ascensor y, en un plano contrapicado, observa al superhombre Roark, que ha devenido en una suerte de dios. Está nerviosa porque va al territorio de las divinidades: el monte Olimpo.
Finalmente, opino que la libertad, si no está orientada al bien, a la verdad y a la belleza, genera consecuencias nefastas: ideologías que han provocado numerosas víctimas a lo largo de la historia desde la Revolución Francesa.
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