¿Cómo describirla..?

Soporífera, insulsa, vana, vacía, insignificante, pretenciosa...

Que cada uno se haga los batiburrillos mentales físico-cuántico-filosóficos que quiera pero, ver esta película, es tan entretenido como fijar la vista en un punto de la pared y obligarse a mantenerlo allí durante dos horas y media, sin que ocurra absolutamente nada.

Puede ser de interés para meditadores expertos que buscan desafiar su capacidad para mantener la atención y de devolverla una vez tras otra al objeto de la meditación. Pues, sin duda, ésta se desviará inexorablemente de la nada absoluta que transcurre en pantalla y se sumirá en pensamientos bastante más interesantes o útiles (quizá se acuerde de que tiene que añadir algo a la lista de la compra).

Un ladrillo infumable.