Quien haya visto El Día de la Ira (Dies Irae) del maestro C.T.Dreyer volverá al espejo de la maldad humana, desde la raíz, venciendo al bien y dejándonos frente al abismo de nuestra propia existencia en un mundo dominado por la rectitud e inflexibilidad moral abocado al desastre colectivo irremediablemente.
En una comunidad rural del norte de Alemania se queda solo el maestro frente al pueblo en esta cinta de Haneke, por su condición innata que lo aparta de la miseria humana dominante, consiguiendo que esta fría y desesperante soledad nos alcance nuestras conciencias en lo más profundo para que no vuelva a pasar lo que pasó...
Los planos, la fotografía, el ritmo lento (real) y las magistrales interpretaciones nos retrotraen una y otra vez a Dreyer, esto es Europa en estado puro, nuestro cine con mayúsculas.
Gracias maestro Haneke, gracias.