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7.2
74,118
10
9 de febrero de 2017
9 de febrero de 2017
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El gran hotel Budapest es un hotel inexistente, por lo que se realiza en dos diferentes épocas. Ciertas escenas fueron ambientadas como se hacía en los años 30’ y 60’. Reuniendo tomas en su mayoría de dos ciudades Alemanas.
La ciudad, la pastelería y sus pasteles, el perfume, la línea de valijas; fueron creadas específicamente para el film, junto con las escenas reales técnicas de animación.
La fotografía de Robert Yeoman remontada desde 2007 con Hotel Chevalier y Castello Cavalcanti, para ser perfeccionada a medida que pasan los años, asimilando así detalles perfectos, proponiendo en cada escena un cuadro de arte o una fotografía que interactúa perfectamente con el escenario haciéndolos perfectos y precisos; no hay nada en esta época tan creativo y teatral como los detalles que aporta Wes y que son transformados por Yeoman.
El encuadre de Wes es todo un arte, debemos reconocer que el mérito de esta clase de autores y directores tan personales como Wes; que arriesga y deja volar su imaginación creando historias originales, que nos presenta de diferentes maneras lo que es trasladar una de sus tantas ocurrencias a la pantalla...lo cual hace de una manera espectacular.
Los personajes que hacen parte de la película tienen una vasta conexión entre sí, porque -“la familiaridad le resulta confortable”-Dice Wes. Ya conoce como cada uno de ellos trabaja desde la primera hasta la última producción. Los actores se entregan sin reparo al profesionalismo y genialidad de Wes, por ello el resultado es irresistible.
La música está perfectamente adaptada a cada una de las escenas, generando así las emociones acorde a las situación que se exponen en determinado momento. El guión, es una verdadera obra de arte para comprender las diferentes personalidades, sucesos inesperados y la excentricidad en los escenarios. Esto hace que dicha película sea imprescindible en el bagaje cultural de los espectadores; y por ende es imposible saber lo que va a pasar.
El humor visual es uno de los sellos de identidad y la original mirada en el estilo distintivo del gran Wes; luego de The Royal Tenenbaums, las películas de Wes empezaron a ser mucho más elaboradas, costosas y ambiciosas.
Los rasgos esenciales que conforman la filmografía de Wes, son en unos minutos una fuente de información por cada plano; cada objeto cumple una función en esta película, cada encuadre y cada segundo de la película posee una gran relevancia.
Una película atiborrada de luz, con una paleta pletórica de colores , las imágenes en visión panorámica; generando siempre en el espectador sensaciones abstrusas.
Wes es un grandioso director porque es extremadamente meticuloso, no es convencionalista, no hace películas hace cuentos y tiene un sentido del humor muy particular.
La ciudad, la pastelería y sus pasteles, el perfume, la línea de valijas; fueron creadas específicamente para el film, junto con las escenas reales técnicas de animación.
La fotografía de Robert Yeoman remontada desde 2007 con Hotel Chevalier y Castello Cavalcanti, para ser perfeccionada a medida que pasan los años, asimilando así detalles perfectos, proponiendo en cada escena un cuadro de arte o una fotografía que interactúa perfectamente con el escenario haciéndolos perfectos y precisos; no hay nada en esta época tan creativo y teatral como los detalles que aporta Wes y que son transformados por Yeoman.
El encuadre de Wes es todo un arte, debemos reconocer que el mérito de esta clase de autores y directores tan personales como Wes; que arriesga y deja volar su imaginación creando historias originales, que nos presenta de diferentes maneras lo que es trasladar una de sus tantas ocurrencias a la pantalla...lo cual hace de una manera espectacular.
Los personajes que hacen parte de la película tienen una vasta conexión entre sí, porque -“la familiaridad le resulta confortable”-Dice Wes. Ya conoce como cada uno de ellos trabaja desde la primera hasta la última producción. Los actores se entregan sin reparo al profesionalismo y genialidad de Wes, por ello el resultado es irresistible.
La música está perfectamente adaptada a cada una de las escenas, generando así las emociones acorde a las situación que se exponen en determinado momento. El guión, es una verdadera obra de arte para comprender las diferentes personalidades, sucesos inesperados y la excentricidad en los escenarios. Esto hace que dicha película sea imprescindible en el bagaje cultural de los espectadores; y por ende es imposible saber lo que va a pasar.
El humor visual es uno de los sellos de identidad y la original mirada en el estilo distintivo del gran Wes; luego de The Royal Tenenbaums, las películas de Wes empezaron a ser mucho más elaboradas, costosas y ambiciosas.
Los rasgos esenciales que conforman la filmografía de Wes, son en unos minutos una fuente de información por cada plano; cada objeto cumple una función en esta película, cada encuadre y cada segundo de la película posee una gran relevancia.
Una película atiborrada de luz, con una paleta pletórica de colores , las imágenes en visión panorámica; generando siempre en el espectador sensaciones abstrusas.
Wes es un grandioso director porque es extremadamente meticuloso, no es convencionalista, no hace películas hace cuentos y tiene un sentido del humor muy particular.
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