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Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
14 de marzo de 2018 Sé el primero en valorar esta crítica
¿Qué decir de Villeneuve? Este director comenzó siendo objeto de mi odio en cuanto lo descubrí con la pretenciosa Arrival (2016) y me horroricé ante los absurdos giros argumentales y tramas vacías que abundaban en su último tercio. Tras la sosa (pero indudablemente brillante a nivel de fotografía) Blade Runner 2049 (2017), mi odio por Villeneuve se había convertido ya en algo preestablecido a la hora de ver sus películas. Sin embargo, mi paso por Incendies (2010), una obra que, pese a tener una trama secundaria mucho mejor llevada que su trama principal, pero eclipsada por la banalidad de la misma, era realmente interesante y sabía hacer sentir al espectador la crudeza de su argumento, me hizo replantearme ese odio tan acérrimo que Villeneuve despertaba en mí.
Entonces llegó Enemy (2013), una cinta brillante, plagada de simbología, con una trama principal que la primera vez quizá no llame especialmente, pero que cobra un nuevo sentido tras llegar a los títulos de crédito finales y verla por segunda vez. Es ahí cuando Villeneuve se ganó mi respeto y comencé a ver que sus cintas, aun sin ser en absoluto excelentes, tenían cierto mensaje.
Esta película, Prisoners, tampoco tiene el mérito de ser excelente, pero, en su simpleza, es una cinta interesante, bien llevada y que cumple con la función principal de los thrillers: mantener el suspense y saber enganchar al espectador.
La fotografía, como en todas sus cintas (incluso la infame Arrival tiene ese mérito), es brillante, con ese característico juego de sombras y luces de los thrillers góticos, esa atmósfera tensa que ya demostró su director en la antes mencionada Enemy y esos planos tan contundentes y perfectamente montados (a excepción de alguna fundida a negro extraña).
La banda sonora apoya estas características, aumentando la intensidad de las escenas y produciendo tensión en el espectador. A esto se le suma la intensidad de los efectos sonoros, con esos golpes tan certeros y esos disparos tan potentes, además de la maravillosa inclusión de una canción de Radiohead, Codex, pese a aparecer tan solo de fondo en una escena.
La interpretación es otro de sus puntos fuertes, pues Hugh Jackman muestra toda su intensidad en el personaje de Keller y es el principal causante de que el espectador se pregunte qué haría él en su lugar y si semejante violencia puede estar justificada en una situación así. Jake Gyllenhaal, como siempre, tampoco se queda atrás y representa con gran acierto al impulsivo detective Loki, cuya reminiscencia al dios nórdico se encuentra presente en sus acciones. El resto del reparto, aunque excelente gracias a grandes interpretaciones como la de Paul Dano y sus movimientos cargados de dolor o Melissa Leo y su astucia, queda relegando a un segundo plano y no brilla tanto como sus actores principales.
Pero es en el guion donde esta película falla. No enormemente, por supuesto, ni tampoco puede decirse que sea un fallo grave. El problema es que el guion coge la fórmula clásica de los thrillers y la lleva de forma irregular. En la zona spoiler daré más detalles sobre esto. En resumen, cae en ciertos tópicos manidos y sus personajes son claramente estereotipos (el padre furioso, el detective impulsivo, el asesino "inesperado"...). Sin embargo, la película logra que te olvides de ello, pues está llevada con tan buena mano que los defectos de su guion pierden importancia durante su visionado.
Así pues, si no has visto aún esta cinta y estás interesado en los thrillers, este es un filme más que disfrutable y entretenido como pocos. Una fotografía espectacular, una atmósfera tensa, una dirección excelente y unos errores de guion que se te harán poco pesados si no eres muy exigente y que incluso pasarás por alto al ver las brillantes interpretaciones de sus personajes.
Cinta recomendada para los interesados en el género thriller.

Ahora, hablemos de sus errorcillos en el spoiler.
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Está claro que el guion es el punto más flojo de la cinta, pero no por ello es malo. Los personajes de Keller y Loki, pese a ser estereotipos, están bien llevados y es innegable que hacen preguntarse a uno si las acciones del primero están justificadas.
El guion no puede evitar caer en tropos que, para cualquier aficionado al thriller y/o al suspense, serán evidentes y harán perder peso a la trama, que te grita hacia el final de la cinta: "¡Sorpresa! ¡El malo de la peli era justo el personaje que parecía más bueno!" y deja al espectador frío, provocando en él tan solo un pequeño "meh" porque era algo que, por un lado, se veía venir y, por el otro, es una idea algo anacrónica.
Lo mismo ocurre con ciertas escenas: ese tenso momento en que Loki va a la casa donde Keller tiene encerrado a Alex Jones se resuelve por conveniencia del guion; esa escena en que el amigo de Keller ayuda al mismo con su crimen es algo tontorrona y esa resolución final en que "todo conecta" es más bien una serie de casualidades que llevan al asesino por pura suerte.
Sin embargo, la idea de mantener la trama secundaria como algo oculto que hay que descubrir por uno mismo conectando las piezas del puzle es buena, y la ejecución de la principal, aunque en ocasiones predecible, es innegablemente interesante. Del mismo modo, los dos personajes principales tienen el potencial de mantener escenas ellos solos y son capaces de pegar al espectador a la pantalla con momentos como la "tortura acuática" de Keller a Jones o el tensísimo Loki contra Holly y la resolución del caso de la desaparición.
En definitiva, y dejándome en el tintero cosas como la persecución algo tonta de Loki y Keller o el hecho de que el filme se deje algún que otro cabo suelto, los fallos de guion acaban siendo leves frente a la brillante dirección del mismo y deja un buen sabor de boca al llegar a los créditos finales.
No tan buen sabor de boca como para verla de nuevo, pero sí el suficiente como para querer escribir una crítica sopesando sus grandes aciertos y sus lamentables fallos.
Villeneuve, te has ganado mi respeto.
19 de marzo de 2018
3 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo dejo claro desde ya: me gusta Star Wars. No es una saga perfecta, tiene sus altibajos, el guion oscila entre lo pésimo y lo regular, sus diálogos son una caterva de palabros cliché y en ocasiones rozan la estupidez sintáctica. Y es que ahí radica su esencia: Star Wars es una obra ejecutada con mimo por sus creadores, con tanto amor y cariño hacia su obra que sus fallos quedan eclipsados con su espíritu fantástico, aventurero e infantil. El disfrute de la trilogía original se fundamenta en el amor hacia las historias de aventuras clásicas, y es su alma la que encandiló en su día a sus seguidores y aun hoy los tiene enamorados. Personajes como Obi-Wan Kenobi, el Maestro Yoda o Luke Skywalker son objeto del amor de los seguidores de la saga gracias a su alma, al maestro graciosillo, al experimentado caballero, al héroe clásico.

Hasta en la trilogía que sirve de precuela podía verse su espíritu, a pesar de la mal ejecutada Episode I - The Phantom Menace (1999) o la simpleza de su guion. Sin embargo, ya en su tercera película, Episode III - Revenge of the Sith (2005) se veía un nuevo espíritu rompedor: ya no había héroes protagonistas ni villanos antagonistas. Sus papeles se habían fundido, y los cargos principales clásicos recaían en sus secundarios.

Es entonces cuando llegamos a la trilogía actual, la secuela de la original, porque sí, obviaremos la infame Rogue One: A Star Wars Story (2016) por el bien de nuestra cordura mental.
Esta trilogía, en un principio, parecía que iba a volver a sus raíces con una primera película (Episode VII - The Force Awakens) tan similar a la cuarta que no aportaba nada nuevo a la saga, a pesar de ser entretenidísima y todo un goce audiovisual. Pero entonces llegó esta cinta, la segunda película de la trilogía que manda todo al garete y destruye lo que había construido con el objetivo de llegar a un desenlace distinto. Ahí radica la magia de esta película.

Star Wars: The Last Jedi es una sonora carcajada de sus guionistas en la cara de los espectadores. Es un continuo "no te hagas el listo" y una incesante ruptura del Viaje del Héroe clásico establecido por Joseph Campbell en su The Hero with a Thousand Faces, allá por el 1949. A pesar de sus estupidísimos momentos, que los hay, y la simpleza de sus diálogos, hace algo que hasta ahora ninguna película de Star Wars se había atrevido a hacer: romper con su fórmula.
Por eso y solo eso, la respeto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Dejando de lado momentos innecesarios como el arco del casino o directamente estúpidos como el cosplay de Superman de Leia, me gustaría destacar ciertos momentos de la película que fundamentaron mi análisis y disfrute de la misma:

- Ya en la anterior película se había podido ver un brillante y sustancial cambio en el guion clásico: el villano NO es Darth Vader. El primer tercio te hacía pensar una vez tras otra que ese tal Kylo Ren (Adam Driver) iba a ser un nuevo Darth Vader: malvado, poderoso, esclavizador, tranquilo y con un aura brutalmente siniestra, casi divina. Sin embargo, en una escena concreta, el guionista se ríe sonoramente en la cara del inocente espectador y le dice que no se haga ilusiones, que eso de seguir la fórmula clásica se ha acabado. Kylo Ren es un niño con rabietas, un villano más guiado por sus emociones descontroladas que por una lógica y calma dignas de un auténtico villano.

- Aquí, esta mofa va más allá: ya no es solo el villano el que está subyugado a la ruptura del Viaje del Héroe clásico; también lo está la protagonista. Rey (Daisy Ridley) es una heroína fantástica que había encandilado a todos los espectadores de la séptima cinta. Todos pensábamos que iba a ser como Luke, pero poco tarda la película en burlarse de nuevo de las expectativas del espectador y decirle mediante un curiosamente sosegado Kylo Ren que Rey no es especial: sus padres no son nadie y ella tampoco lo es. No es una Skywalker, no es una Kenobi, no es una Solo. Es una mujer sin apellido, una heroína por mérito propio sin origen especial.

- Esta desmitificación de los personajes llega incluso a los clásicos: aquí, Luke Skywalker (interpretado por un fantástico Mark Hamill) es una persona de a pie, una leyenda caída en el fracaso y un héroe que ha pasado a mejor vida. Sus gestas no son heroicas, e incluso al final de la cinta, cuando parece que va a enfrentarse a la Primera Orden y Kylo Ren él solo, todo acaba en una pelea de dos golpes con el último y llega el final para ese personaje mítico que, en vez de demostrar todo su poder, tan solo "hace lo que puede" y tiene un desenlace amargo pero heroico para una leyenda.

- Incluso los propios Jedi, los Elegidos, se convierten en un concepto innecesario para los nuevos tiempos que están por llegar: Luke ha abandonado el campo de guerra, el otrora gran Maestro Yoda dice que los Jedi han llegado a su fin e incluso las batallas de sables láser, tan características de la saga, tienen un aire de suciedad con planos fijos y ángulos poco mitificadores.

- Dejando de lado la ruptura de las expectativas, la cinta también hace varias cosas estupendamente bien. Por ejemplo, la batalla que dura toda la película y se intensifica en el último tercio es emocionante como pocas. La Primera Orden, los "malos", tienen ventaja y reducen a la Resistencia, los "buenos" poco a poco. La batalla pasa de espacial a planetaria, de planetaria a terrenal y de ahí a un mano a mano entre dos personajes. El círculo se cierra poco a poco y la Resistencia lucha con lo único que le queda: la esperanza, esa palabra tan esencial en la saga que incluso en esta, con todos los cambios del guion clásico, se mantiene hasta el final. Ver cómo la Resistencia no deja de luchar pese a todas las pérdidas, cómo se sacrifican muchos por aquellos que aman, cómo esas naves roídas por el tiempo surcan el mar de sal y levantan una preciosa arena rojiza a cada metro, cómo un héroe juega con la psicología del villano para lograr una última retirada con éxito y cómo vence dando su vida en el proceso... Por mucho que resalten sus defectos, la cinta consigue mantenerte en vilo y emocionar a partes iguales con esa batalla perdida desde un principio.

Así pues, y a pesar de los defectos de la película, como un nuevo personaje plano e innecesario, un Finn contra Phasma decepcionante o el infame momento de Leia-Superman, mantiene el tipo y rompe brillantemente con lo que había establecido la saga durante cuarenta años.
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