Por empezar por el título no hay balada (sólo una horterada de Raphael), ni es triste (que sólo es patética) y casi no hay trompeta (salvo segundo y medio). Esta supuesta película no tiene nada que ver con el séptimo arte. Pretende ser graciosa y es una memez. No tiene ritmo, sentido ni coherencia. Ni es espectacular, ni entretenida. Las situaciones son tan forzadas que pareciera que a los actores les han aplicado algún adminículo por ahí antes de ponerse delante de la cámera. El Sr. (por decir algo) Alex de al Iglesia es un fraude. Tanto cinematográficamente como públicamente. En cuanto asu cine sólo destacaría "El día de la Bestia" y "Perdita Durango", peliculas de gran factura que se ve que les cogió inspirado por no sabemos que musas. El resto es todo un despropósito de tal catadura que no sé como pudo continuar haciendo películas. Acción Mutante ya olía un tanto, pero todo lo posterior a lo señalado es infumable. Muertos de Risa te mataba pero de pura futilidad. Con La Comunidad se ve que ya desplegó todas sus influencias para que premieran tamaña incoherencia. Y el resto, más o menos. Además su afán protagónico mediático debe de tener algo que ver con ese ansía repetitiva de situar la acción final de todos sus filmes en grandes estructuras arquitectónicas (letrero Schweppes, cuadrigas de la Gran Via o ahora el Valle de los Caídos). Ridículo ha sido su paso y retirada por la Academia de Cine, aderezado además por la gran mentira de retirarse a tiempo por desacuerdos con la Ley Sinde, cuando en sus escrito dejó bien claro que lo que pretendía era endurecerla. Lo siento Alex, pero se te fue la olla. Y ya sabes aquello de donde comas no metas la cebolla. Aburres a los enanos, eres un pretencioso de la modernidad y muy mal escritor. Las situaciones de tus películas son peores que los de las más cutres sit-com de la tv latinoamericana. Dedicate a otra cosa, pero que no sea al cine... Y ahora anuncias una con Jose Mota. ¡No me lo puedo creer! Truñogénisis filmoriensis croquetensis. Amén.

A pesar de las buenas interpretaciones de sus principales protagonistas, esta duda de John Patrick Shanley no me parece que sea tal. Tras la veladura de la dubitación me parece que solo se esconde, y no hay nada gratuito en este mundo, la intención de descargo moral contra unas prácticas de la iglesia católica por las que no terminan, ya no de avergonzarse, sino de ponerles remedio. Seguir planteando la duda de si estos abusos existen o han existido no creo que sea la mejor manera de afrontar este asunto. Y mucho menos culpabilizando a las víctimas. Esta pelicula parece estar basada en la obra de teatro del mismo autor, que confieso no haber visto o leído, pero lo explicitado en la película no me remite a aspectos positivos o superadores de problema, o a una perspectiva crítica, sino a seguir indagando en una presunción de inocencia, que si bien hay que otorgar indvidualmente hasta que se demuestre lo contrario, no puede se obice para condenar con todas las letras actuaciones de ciertas instituciones mucho más que dudosas.
La explicitación de la duda metafísica por parte de una protagonista acusadora e integrista, que parece provenir del mismo espectador, parece más un recurso del tipo "deus ex-machina" (léase me lo saco de la manga) más que producto del mismo desarrollo del filme, que se queda, lamentablemente, en muy poca cosa. Al menos aparentemente, por que lo que creo que encierra es una sutíl manipulación del espectador que, sin más elementos o datos, queda a merced de la propia pobreza de la propuesta