Una joven guapísima, inteligente, amante de la ciencia, interpretada por Audrey Hepburn, decide hacerse monja para huir de problemas personales. Está dispuesta a obedecer en todo, y no son pocas las normas, sanciones y prohibiciones que una monja debe acatar! Te da la impresión de que esté entrando en una secta. Su lucha interna, sin embargo no cesa. Finalmente, no es capaz de obedecer las normas, y solo hay una salida posible.

La música de Benny Goodman tiene tanta fuerza, que te dan ganas de saltar del sofá y ponerte a bailar, de estar en los años 30 para poder escucharle en directo.

Vemos en esta película a un músico genial, atrevido y luchador, con miedo al fracaso, también, pero que consigue alcanzar el éxito gracias a la pasión que pone en sus interpretaciones y a la gente que cree en él.

No tenía demasiadas expectativas de la película, ya que el actor escogido para el papel de Grey, de entrada, no correspondía a la imagen que me había hecho del personaje, tipo George Clooney o Brad Pitt de más jóvenes.

La película se salta la parte desenfrenada y pasional del libro, donde una chica virgen descubre los placeres del éxtasis a manos de Christian Grey, y se queda encallada en la seriedad del personaje masculino. Menos mal que Dakota Grey borda el papel, aunque el guión sea aburrido.

Lloré varias veces, pero era del sueño que tenía y de los bostezos . ;)

Ha sido un poco duro ver esta película en tiempos de confinamiento, pero realmente está bien hecha. Si estás un poco depresivo, mírala en otro momento! Hay momentos de tensión, donde el escondido está a punto de ser descubierto y momentos de lujuria, en el inicio de la película, ya que los protagonistas están recién casados.

La verdad es que la escogí por los actores principales, pero la verdad es que la película es muy mediocre. Si esperas ver a la Jennifer Aniston deslumbrante y divertida de Friends, pues olvídate. Supongo que el la culpa es del guión, que hace agua por todos lados. Es un intento malo de imitar Los Diez Negritos de Agatha Christie.