1º Ver una película con una asquerosa moralina que nos viene a decir que para tener éxito no importa ser un delincuente violento, machista, inculto y temerario. Eso no importa si estás cachas y eres el lider de la cuadrilla (una cuadrilla de idiotas, por supuesto) Un personaje como Hache debería estar en la carcel

2º Soportar unas actuaciones de un nivel lamentable. Mario Casas hace lo único que sabe: hablar de manera ininteligible. Y el resto, al igual que el actorazo Mario, sobreactúan de una manera exagerada, como si de una obra de colegio se tratara. Es comparar las actuaciones de 12 Hombres Sin Piedad con esto y es imposible que estemos hablando de la misma cosa: Cine

3º Pensar que este engendro fue la película más taquillera de 2010 te hace pensar que algo falla. No se si en la sociedad, en la educación, en la política... No se el qué, pero algo no es como debería ser. Y encima recibir una nominación a los Goya, el acabose

Espero que alguien pida perdón públicamente por hacer sonar "Forever Young" durante la película. Ni eso respetan...

Hace tiempo que tenía pendiente revisionar la obra de Satoshi Kon, uno de mis directores favoritos.
Y después del grandísimo sabor de boca que me dejó Perfect Blue, me senté delante de la TV a disfrutar de otra obra de la que guardaba un grandísimo recuerdo.
Desempolvé mi edición de coleccionista y me dejé llevar por la historia de la actriz milenaria.
Y si bien al principio he tenido la sensación de que quizá había puesto el listón demasiado alto y la historia de Chiyoko no iba a llenarme como la de Mima Kirigoe, a medida que se sucedían las imágenes y los recuerdos, los únicos pensamientos que pasaban por mi cabeza eran acompañando a Chiyoko en su viaje mientras sonaba de fondo la excelente Banda Sonora de Susumu Hirasawa.
Al llegar al final del recorrido, un par de lágrimas descendían por mi mejilla recordándome que acababa de ver una Obra Maestra.
Gracias Satoshi Kon. D.E.P