La pareja que conforman Diego Peretti como sociólogo y Luis Luque como policía funciona estupendamente, con diálogos y situaciones que describen excelentemente bien la idiosincracia y el sentido del humor tan propio del rioplatense. Cuando el relato se abre al policial se vuelve más tosca pero funciona. Vale la pena verla.

Una obra maestra, imprescindible, de uno de los más notables cineastas que ha dado el cine. Los conflictos humanos más profundos y universales tratados sin concesiones, como nadie. Muchos dicen que el cine de Bergman “es difícil”. Lo es, si se entiende por “difícil” a alguien que te habla en serio, sin eufemismos de temas profundos y complejos, que a veces cuestan asumir en nuestra vida personal. Y desde el punto de vista formal, una clase magistral de encuadre y fotografía.

Al igual que en "El desierto de los tártaros", Valerio Zurlini logra transmitir una atmósfera cargada donde el hombre se encuentra esencialmente solo. Muy trabajados encuadres y una fotografía de la arquitectura que hace recordar a De Chirico. Puntos en contra: el melodrama reforzado por el excesivo uso de música incidental.