Está más que claro que el director danés no ha superado su profunda depresión, que en 2009 intentó exorcizar con "Anticristo" a través de sus escenas de ataques de ansiedad salvajes y caos vital absoluto. En 2011 con "Melancholia", preciosamente estética por momentos (como podemos ver en las escenas iniciales a la película a modo de poema visual, como ya hiciera en 2009) la depresión, la locura y el caos está más patente que nunca... pasando a plantear desde la destrucción personal a la propia destrucción del género humano.
No es una película ñoña y efectista sobre el "fin del mundo" ni nada de eso... es otra cosa realmente terrible y despiadada. El director nos abre su corazón y su cabeza para lanzarnos directamente al vacío oscuro de la nada y la desesperación del alma. Conceptos y lenguaje implícito que sólo quien haya pasado por ahí alguna vez podrá reconocer en su magnitud... Cruel y despiadada película, revestida de cierta belleza formal... porque no es lo mismo llamarle "Depresión" que llamarle "Melancholia"... pues eso mismo es la película.