Se supone que Catwoman es la mujer-gata, ¿no? Habilidad felina, mirada gatuna, uñas rayapizarras de aqui te espero... pero no. Como mucho, Pussycat-woman. Yo tengo una gata que le da mil vueltas. Mi gata se pasa el dia restregándose la lengua por el respetable, lo cual lo hace para limpiarse, dicho quede. Y es una especialista: llega con la lengua a todas las partes de su cuerpo. Y cuando digo todas, me refiero a TODAS.

Teniendo en cuenta que la peli es para mero lucimiento de pechuga de una Hale Berry que, por qué no decirlo, está de muy buen ver... planteo la gran pregunta: ¿no hubiera sido esta peli enormemente más disfrutable si en vez de perder el tiempo con argumentos la Berry se hubiera dedicado todo el rato a darse lenguetazos a diestro y siniestro en su cuerpo lozano, como hace mi gata?

Y si encima lo rueda el señor Fincher con guión de Aaron Sorkin, pues mejor que mejor. Marcará un hito en la historia del cine. Ya lo creo. Y en materia de publicidad encubierta también. La próxima peli, que nos la cuenten sobre el secreto de la fórmula de coca-cola y que la ruede Tim Burton, no te jode.

Arf, arf, arf! Rof, guau, wuf wuf, roff...
-Grrrrrr
-Miauweeeeeu
-Brrrr? Rof, rof!
-Urfffff!!! snifff?? Arf, rof GUAU!!!
Teweeeep, peet pit bip. Binbadaba rof wuf ..aaaamericano. Pipiririririii
-Arf, rof, chowiiiiii
-Miau.

Conclusión: Esta película iba dirigida a otro tipo de público.

Un tipo que es el jefe de la ciudad. Que elige a los altos cargos de la administración con criterios bastante alejados de sus aptitudes profesionales. Cuya única preocupación viene cuando se acercan las elecciones. Capaz de cualquier cosa con tal de arañar un par de votos. Educado, frío, encantador. Con el don de caer bien a todo el mundo. Siempre dispuesto a devolver favores a viejos amigos. Reacio a hacer negocios con otros dirigentes más, digamos, agresivos en sus políticas. Muy preocupado por las cuestiones de género, como son conseguir el recién estrenado voto femenino o pasárselas a todas por la piedra.

Pero que no es feliz porque, a pesar de que pretendientes no le faltan, no consigue encontrar un digno heredero para su imperio.

Sutil metáfora sobre la actual actualidad política en España. Uno que se la juega en el ring y cuya mayor virtud es que sabe comer ostias mejor que nadie, y otro que es un crápula de cuidado experto en vivir en el lado oscuro, que hace de entrenador. Echo de menos, no obstante, un rival del calibre de Marianeitor. Aunque, ahora que lo pienso...