No quiero explayarme demasiado ni escribir nada que no hayáis leído ya en otras reseñas, pero esta película es mala, es burda, trata al espectador como a un niño al que se le puede hacer un truco de magia barato en la cara y no se va a dar cuenta de la artimaña. No tengo pruebas, pero tampoco dudas que Night escribió el guión en un par de horas y con un par de canutos encima. Resuelve los problemas del protagonista con una dejadez increíble.
Empieza bien, pero pasados 20 minutos se esfuma toda la emoción.

Simplemente maravilloso. No se puede decir mucho más, hay que verlo. Zambullirse en las aguas, mimetizarse con el fondo marino y observar la belleza que nos rodea. Hay más vida allí abajo de lo que pensamos; una vida corta y cruel, pero que gracias a Craig Foster podemos decir que es un poquito más cercana. Nunca había pensado en que lloraría como un niño viendo un documental sobre un pulpo, pero sí, háganlo, no se repriman. Déjense llevar. Es una belleza audiovisual.

Si es domingo, tienes resaca, y no sabes qué película ver, ésta es la tuya. No es una gran film, no va a mantenerte pegado al sofá, no se puede considerar de terror, ni de suspense, porque no lo hay.
La primera media hora pensé que había puesto alguna secuela de American Pie, adolescente rarito encerrado en su cuarto, amigo asiático, una rubia y una fiesta... Entretenida, pasable, si no hay nada mejor, es una buena opción.

Es especialmente sangrante ver tanta crítica positiva ante esta putrefacta hez hecha película.
Soberana payasada que no tiene ningún poso de cine inteligente, desde el minuto uno ya empiezas a ser consciente de dónde te has metido. Ni terror, ni suspende, ni comedia, ni nada de nada. Bueno sí, vergüenza ajena.
Absoluta pérdida de tiempo, aprovéchenlo en leer, dar una vuelta, tomar una cerveza o simplemente buscar otro film. Sam Raimi, espero que no logres dormir tranquilo jamás después de esto.