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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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22 de abril de 2020
35 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spin-off de una popular distopía patriarcal de HBO ambientada en la era del machismo moderno que refleja la crudeza diaria con la que son tratadas las esposas de aquellos multimillonarios misóginos que infestan nuestro planeta. Ironías aparte, la carencia absoluta de trasfondo y la nula explicación que justifique el comportamiento del transparentado antagonista no supone un agujero de guión en el argumento ya que el espectador promedio aceptaría estas premisas como reales e incluso cotidianas, que es lo realmente inquietante de la cinta. Dicho esto, sería injusto calificarla de ciencia-ficción porque el único avance tecnológico aquí mostrado sólo encajaría en algún capítulo cutre de Smallville con villano despechado, como de igual forma dista de encajar en los cánones del thriller al no lograr esa cota de suspense o incomodidad que uno esperaría encontrar en esta reimaginación podemita del clásico de Wells que a buen seguro se convertirá en carne de cañón para acaparar la cartelera de un domingo de sobremesa de Antena 3 en los meses venideros. Es más, debido a la incongruencia de determinadas situaciones, sumados a los numerosos cambios de humor radicales de la protagonista, uno se atrevería a enmarcar su género como comedia y de las malas, digna de la parrilla de Divinity.

El aliado Leigh Whannell se saca de la chistera una historia más inverosímil y alejada de la realidad que las de sus anteriores Saw e Insidious que habrían hecho petar Matrix si el guión hubiese caído en manos de los agentes mientras este susodicho pasaba sin pena ni gloria por allí. Si miramos con atención la célebre frase “What the hell”, descubriremos que dicha frase y personaje en cuestión comparten sospechosamente 6 de sus letras. ¿Desafortunada relación o mera coincidencia? Sin salirnos de lo absurdo, no olvidemos de que entre un repertorio plagado de actuaciones más que justillas, Elisabeth Moss destaca en su reiterado papel de mujer oprimida y de paso eleva el síndrome de Kristen Stewart a un nuevo nivel jamás antes visto donde la expresión de amargada se camufla con la de alegría y las convierte en imposibles de distinguir para el ojo humano. ¿La parte positiva? Que podría haber sido mucho peor si tenemos en cuenta que, a día de hoy, se rumorea que Elizabeth Banks, la ilustre directora, guionista, actriz y puede que también maquilladora de la última aberración de Los Ángeles de Charlie, tiene en su agenda (en la política, concretamente) dirigir una secuela bajo el empoderador nombre de “La mujer invisible”. Pillen sitio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Wokédex:
- Cecilia tiene la complicada papeleta de demostrar al espectador cómo una mujer de tan cuestionable atractivo ha conseguido ser esa desafortunada elegida por un hombre que, mencionado por ella misma, podría estar con cualquiera. Es algo así como si Elon Musk acude a una fiesta y, de entre todas las presentes, opta por tirarle los trastos a Belén Esteban. Protagoniza el cambio de humor más extremo de la historia del cine pasando de estar confinada durante semanas por temor a su marido a personarse sin titubeos en una oficina para cobrar la herencia que le ha proporcionado éste. Loba con piel de cordera, cumple el sueño moderno de asesinar a su marido a sangre fría a sabiendas de que saldrá totalmente impune por dicha acción.
- Emily, la hermana que sí te cree y parece conocerte a fondo que luego es incapaz de darse cuenta de que otra persona le ha hackeado la cuenta de correo a Cecilia y la están suplantando vía email para ponerla a parir sin venir a cuento. Rebelde sin causa, discute con todo aquel que osa mediar palabra con ella y seguramente consigo misma a escondidas. Tiene la inmensa mala fortuna de ser degollada en el único establecimiento desprovisto de cámara de vigilancia en toda la película.
- James, ferviente miembro afroamericano de la Policía del Karma en detrimento de la justicia objetiva, confirma desde Miami que la única redención posible para un hombre es la de no haber nacido blanco (o heterosexual, si la primera premisa no se cumple). Amable, solidario, comprensivo, padrazo y muchas otras cualidades sólo aptas para minorías étnicas. Está al borde de morir como mártir tratando de salvar a su hija y al parásito que primero cree que ha golpeado a ésta y después asesinado a su propia hermana, pero por conveniencia del guión se sobrepone de sus severas heridas para convertirse en futuro cómplice de asesinato en la escena final. No se había visto a un policía así de corrupto desde Matt Damon en Infiltrados.
- Sydney representa todo lo que está mal con los personajes secundarios en las películas con mensaje feminista. Hija del mesías de color, completamente prescindible para la trama y que en sus escasas intervenciones suelta comentarios del tipo “tenemos que echar a papá y tener una noche de chicas”.
- Tom es la confirmación de la norma impuesta por la fantabulosa Aves de Presa que defiende la postura de que cualquier hombre va a traicionar al personaje principal en algún punto de la trama. Hermano y abogado del diablo (literalmente), perece de forma lamentable durante un ataque patriarcal fallido a causa de su torpeza.
- Adrian es la personificación del mal en el sentido más rotundo de la palabra: maltratador, manipulador, acosador, narcisista y probablemente votante de Trump. Es admirable que tan deleznable ser de semejantes características haya sido capaz de alcanzar el éxito empresarial y proclamarse una eminencia mundial en el campo de la óptica. Una inteligencia mermada por su obsesión de emplear exclusivamente su imperceptible traje y su preciado tiempo en perseguir y atormentar a su ex. No aprendió nada de Kevin Bacon, quien sí sacaba provecho de su don para entrar en el baño de las chicas. Muere víctima de su desigualdad de derechos por género, donde no sólo pierde su fortuna y su marveliano traje de invisibilidad, sino que además su vida le es también arrebatada a manos de su ex-mujer.

Moraleja de la historia: acosador culpable, asesina inocente.
2 de diciembre de 2021
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Festival de cosplay digno de una convención patrocinada por AliExpress que pone en práctica la curiosa maniobra de marketing de atacar a su fandom más selecto como sistema de defensa preventiva ante las críticas adversas. Mientras en occidente se origina una guerra ideológica con Twitter como campo de batalla, en el país nipón nunca llegan a plantearse siquiera tales tonterías y reniegan categóricamente de la enésima iteración por parte de Netflix de sabotear otro de sus tesoros audiovisuales. Siendo realistas, hoy día cualquier plataforma de streaming actual vejaría de modo similar el contenido original de una obra artística para encajarlo en los imperantes intereses culturales, aquellos que insisten en adaptar toda creación a un marco histórico que no le corresponde y que por supuesto tampoco le queda bien porque en un principio no fueron concebidas con esa mentalidad que es ahora insertada por imposición corporativa. Corren malos tiempos para los amantes de obras maestras. Quizá las habríamos visto representadas de forma mucho más fidedignas de haber sido producidas una o dos décadas atrás. No obstante, esto no quita que ya se hayan dado otros casos sonados de otros animes donde los propios japoneses no consiguieron estar a la altura que se merecían cuando tocaba pasar al formato live-action: Death Note, Attack on Titan o Devilman son rotundas muestras de ello.

Cowboy Bebop es jazz que suena melancolía, cigarrillos a medio fumar, un pasado del que no se puede escapar y lidiar con la decepción de recompensas que nunca serán cobradas. Sin embargo, este Cowboy Bebop L.A. es un caso particular; pretende homenajear y tremenda fidelidad a la animación original, pero a medida que su desarrollo avanza, se toma libertades creativas muy discutibles que acaban por echar por tierra (y por espacio) sus amagos iniciales de buena fe. Unas libertades que encajan dentro de unos marcos muy específicos donde algunas bromas, parodias, sátiras o indirectas no tienen cabida en la sociedad de Demolition Man que algunos quieren. Asimismo, tampoco sería justo incluirla en la categoría de abominación porque tiene la suerte de que el listón ya estaba demasiado bajo desde hace tiempo. Y es que aquí se reúnen las bazofias atemporales de Dragon Ball: Evolution y la versión norteamericana de Death Note, entre otras lindezas.

Christopher L. Yost nos propina un escupitajo en toda la jeta a los fans que alguna vez creímos que este proyecto desembocaría en algo potable. Cuenta con la visión creativa de Shinichiro Watanabe, pero limitan tanto su participación que prácticamente es baladí. Ficha a Yoko Kanno, pero echa mano de su antología y sus nuevas canciones no tienen la calidad esperada. Absorbe por completo el foco de promoción de Netflix durante su lanzamiento y no logra posicionarse entre el top 10 de las producciones más vistas. Dispone de un presupuesto considerable que hace posible recrear la estética futurista/espacial de forma espectacular por momentos, aunque su casting ideológicamente elegido provoca una sensación de cringe extrema que saca al espectador de la inmersión, que supuestamente debía ser depresiva y solitaria, como sus protagonistas.

Carta a Hollywood: sé que me estáis leyendo, así que me dirijo a vosotros con resignación para saber el porqué de tanto afán de siempre mantener la raza caucásica a los villanos en vuestras producciones y su transformación en unos completos incompetentes que generan risa donde antes provocaban temor.
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Wokédex:

- HERstory:
El movimiento del empoderamiento femenino se expresa a través de Julia para manifestar sus dogmas. El Sindicato se convierte en Patriarcado y el triángulo amoroso que ella misma origina desemboca en tragedia porque básicamente intenta asesinar a los otros dos partícipes; a uno por tóxico y al otro por lento.

- Inclusión reforzada:
1. El sicario que antes era conocido como “Sin miedo” va ahora por ahí con el nombre de Spike Spiegel. Con el propósito de dejar atrás su turbio trabajo en el Sindicato y su apodo de canción cursi de Alex Ubago debido a diferencias irreconciliables con Vicious, quien antaño fuese su bro, decide cambiar de raza (lo que vulgarmente se conoce como un “Michael Jackson pero al revés”) además de cambiar su propia personalidad.

2. Jet Black es interpretado por Black Jet. Tiene la mala suerte de que en el futuro distópico del 2071 la sociedad ha progresado en una dirección donde los padres divorciados están obligados a mantener económicamente a la familia con la que ya no convive. Protagoniza un lastimoso capítulo en el que emula a Arnold Schwarzenegger en Un Padre en Apuros. Pertenece a la misma corriente lógica de personajes siendo interpretados por afroamericanos, como el Power Ranger negro llevando un traje de ese color. Una actuación impecable si obviamos que Barret de Final Fantasy VII nunca estuvo a bordo de la Bebop.

3. Faye Valentine es reimaginada como Gaye Valentine. Originalmente concebida de origen asiático, un rasgo que no pareció ser lo suficientemente diverso e inclusivo. Su caracterización es ahora vilipendiada por una actriz latina. Pierde todas las características que la convertían en una grandiosa femme fatale para acabar siendo simplemente fatal. Faye era una manipuladora, una mentirosa perspicaz que utiliza su sensualidad para estafar a los hombres y sacar provecho a la vez que los humillaba. Gaye es básicamente una lesbiana por mera conveniencia del guion que cada vez que interviene en escena rebuzna comentarios de la talla de caca/culo/pedo/pis y cuyo semblante de niñata amargada e insoportable atraviesa la cuarta pared y consigue transmitir incomodidad al telespectador. Dice tantos tacos que se ha asegurado un papel estelar en la futura adaptación a imagen real de South Park. Parece que se ha escapado del instituto de Rebelde Way.

4. Vicious es suplantado por Lord Farquaad, con todo lo malo que eso conlleva.

- Disonancia ludo narrativa:
Yoko Kanno, aunque sigue al mando de las composiciones musicales incluidas en este live-action, limita su enorme potencial a rescatar las míticas melodías que la encumbraron hace más de 20 años. Para colmo de males, la música está mal sincronizada con la imagen en algunas secuencias, sobre todo en los openings. La mayoría de las nuevas piezas bien podrían formar parte de un álbum de La Pegatina. Su talento parece haber alcanzado cierto estado de letargo y actualmente podría ser confundida por la hija bastarda de Nacho Cano.

Moraleja de la historia: alguien ha envenenado el abrevadero.
10 de julio de 2020 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reality show italo-polaco que combina de forma magistral lo peor de ambos países y crea un explosivo cóctel bautizado como “Mafioso busca esposa”, con un profundo sabor a polémica y cuya resaca puede llegar a durar hasta un año, de ahí su título. Calificar a esta aberración de ser la '50 sombras de Grey' de marca blanca sería un tremendo insulto para todas esas marcas habidas y por haber, incluso para aquellas que te puedes encontrar en los supermercados más cutres de los pueblos más recónditos. Es tan inverosímil en cada uno de sus apartados que desprende un sospechoso tufo a trampa que simplemente busca la provocación y el escarnio para aumentar su popularidad y despertar el interés del espectador para comprobar si realmente es tan mala como comentan (y vaya si lo es). Un argumento conscientemente incendiario para los tiempos que corren, con unos comportamientos machistas que no se veían desde el medievo acompañados de fondo por unas canciones dignas de Nickelback en su momento de inspiración más bajo e idóneas para anuncios de fragancias y tiendas de ropa en etapa de liquidación total por cierre. Pero, ¿quién puede estar detrás de semejante embrollo patriarcal? ¿Los Illuminati? ¿Donald Trump? ¿Vox? Pues resulta que ha sido Netflix, esa dichosa plataforma que, de entre sus logros más destacados, sobresalen reimaginar un Aquiles de raza negra e insertar otros tantos excesos de melanina entre sus actores que habrían dejado confundido incluso a Michael Jackson. Pese a ser una película que va totalmente en contra de las políticas y éticas de su distribuidora, ésta ha contado con una notable difusión en el popular servicio de streaming desde su lanzamiento. Posiblemente estemos ante el mayor clickbait del interminable catálogo de esta compañía.

En el ya muy lejano año 2000 se estrenaba en pantalla el clásico de culto 'American Psycho' ocasionando un tremendo revuelo en una considerable parte de la sociedad por mostrar de forma tan explícita la codicia y violencia de Patrick Bateman, un yuppie neoyorquino que aúna todo lo humanamente detestable y que a día de hoy la policía de la cultura de la cancelación tanto se esmera en perseguir y condenar mediante tweets. Escoció y mucho que al frente de este proyecto estuviese la directora Mary Harron, ya que supuestamente las mujeres deben ser las primeras en criticar sin impunidad tales conductas que tanto daño y opresión han ocasionado al feminismo a lo largo de la historia; sencillamente es inaceptable mostrar semejante degeneración y es aún más deleznable si eres mujer, lo cual es paradójicamente sexista.

Barbara Białowąs dirige esta barbaridad que pese a encajar perfectamente con el año que estamos viviendo, dista bastante de llegar a ser considerada un nuevo clásico de culto y retrata un refrito basado en tópicos y estereotipos que roza por momentos una similitud preocupante con un concurso cualquiera de Telecinco o Cuatro cuyo fin es el de encontrar pareja en condiciones adversas. '365 días' es, sin ningún atisbo de duda, el producto más indigesto que ha salido de Polonia desde el vodka. No esperaba nada y aún así terminé decepcionado.
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Wokédex:

- Tras erradicar a todos los criminales de Gotham y dominar con absoluta maestría el arte del sigilo, Bruce Wayne se traslada a Italia bajo el seudónimo de Massimo Patriarcato y es el vástago de un importante mafioso siciliano al que por conveniencia del guión asesinan justo después de una conversación padre e hijo sobre la herencia y el legado familiar.
- Lejos de clamar venganza, Massimo se acoge a un permanente estado de taciturnismo y ahoga sus penas (más bien las expulsa) mediante felaciones que forzosamente le realizan el 95% de mujeres con las que se topa. Este decadente estilo de vida basado en fiestas y sexo por manipulación se ve interrumpido cuando aparece Laura, una cazafortunas que no veía el momento de pegar un braguetazo de mayor magnitud.
- Festival constante de doble ras(tr)ero: mato a mafiosos rivales pero no negocio con pedófilos, secuestro durante un año pero no toco sin permiso, retengo en contra de su voluntad pero devuelvo móvil y portátil, oculto mis turbios negocios pero la quiero...y así durante dos tortuosas horas.
- Inclusión y diversidad made in Netflix: todos los hombres blancos y heteros son machistas y opresores, las chicas son sus víctimas sumisas y el colectivo homosexual está fielmente representando por los maquilladores y modistas, de carácter exclusivo.
- Cliffhangers al inicio y al final de la cinta que firmaría el mismísimo Ruin Johnson y en los que volvería a conseguir una gran empatía y comprensión por parte del espectador. Subversión de las expectativas elevada a la máxima potencia.

Moraleja de la historia: Laura no está, Laura se fue.
26 de marzo de 2020 3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Híbrido de marca blanca cuya trama principal aúna varios conceptos originales que tanto dieron que hablar en su día como los de “A Quiet Place” y “The Happening” y de cómo habrían resultado si Krasinski y Shyamalan hubiesen acudido bajo un severo estado de embriaguez a sus respectivos rodajes que deteriorase su talento al filmarlas. Los presagios nunca fueron favorables pues con esta “A Ciegas” (que es una firme declaración de intenciones y la única forma de disfrutar de este apocalipsis de Hacendado) disponemos de otro título que añadir a la ya larga e infame lista de traducciones al español erróneas y poco apropiadas desde su versión original; si al cóctel de una idea prácticamente copy+pasteada de obras anteriores y muy superiores a ésta, le sumamos una cantidad de saltos en el tiempo que marearían al mismísimo Tarantino y ya como guinda le añadimos la típica dosis de diversidad cultural y empoderamiento femenino que Netflix inserta con calzador en sus producciones, nos quedaría este mejunje.

Desde la #MeToodología estamos sufriendo un incesable bombardeo de propaganda feminista en los medios, con especial hincapié en el cine donde priorizan transmitir su politizado punto de vista en detrimento de aprovechar el talento y el generoso presupuesto del que disponen para crear una nueva obra de culto. En esta ocasión, la directora de envidiable apellido Susanne Bier asume su papel de peona concienciada y desaprovecha una oportunidad de oro para dar el salto al estrellato internacional porque le pareció mejor limitarse a presentarnos una distopia que incluyera una aproximación atípica de la maternidad. Carencia total de cualquier atisbo de calidad o de simplemente algo que mereciese la pena rescatar de aquí, salvo aquel famoso desafío (bautizado como “Bird Box Challenge”) en el que numerosos energúmenos vendaban sus ojos mientras fregaban los platos o desatascaban el váter. Debe ser duro que la película más conocida de tu carrera únicamente será recordada para la posteridad como guarnición del infinito cajón desastre de YouTube.
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Wokédex:
- Al inicio de este pretencioso bodrio, la protagonista Malorie y Sarah Paulson (interpretándose a sí misma) ven por la tele cómo hay una inexplicable plaga de suicidios que se va extendiendo por toda Europa y Siberia. Lejos de preocupar a la protagonista, suelta el exquisito comentario de “Es en Rusia, así que no pasa nada”. ¿Esta es vuestra ídola, Netflix?
- Caso nº 23.581 en el que una #StrongWoman embarazada se jacta en múltiples ocasiones de lo independiente y autosuficiente que es y de la poca falta que le hace en su vida el cabrito de su ex.
- Para sorpresa de nadie, el caos llega a Sacramento más pronto que tarde y Malorie es rescatada de una muerte segura por otra mujer con debilidad por las preñadas y con poco aprecio por su propia vida #HermanaYoSíTeSalvo.
- Bienvenidos a la república independiente de la casa de un asiático homosexual que da cobijo a todo ser que pertenezca a una minoría; menos a John Malkovich, que es un viejo blanco carca que seguro que votó a Trump y no soltó ni una lágrima al ver a su esposa inmolarse de forma involuntaria.
- Dicen que el amor está en el aire, y aunque particularmente aquí puede que éste te induzca al suicidio, no es razón para privar a los supervivientes de formas esas parejas multirraciales que son tan marca de la casa Netflix.
- Según la película, las “criaturas de lo visual” que han provocado estos suicidios a escala mundial no tienen efecto en personas poseedoras de algún desequilibrio mental. Pese a ser una cinta en la que predomina la diversidad racial de sus personajes, se da la casualidad de que todos los psicópatas son varones blancos: el predicador pelirrojo del río, el pescadero ex-convicto del supermercado, el traidor que congela pájaros, etc.
- En antítesis al punto anterior, tenemos al buen afroamericano de Tom. Un novio protector, un padrastro ejemplar y un perfecto compañero durante el Día del Juicio Final. Para rematar (nunca mejor dicho), sacrifica su vida al más puro estilo Django, acribillando a balazos a un grupo de blancuchos opresores salvando así la vida de Malorie y sus hijos.
- Como colofón, entre que todos salen prácticamente ilesos (exceptuando un par de chapuzones de los niños) de la mortalmente peligrosa travesía por el río y el más que improbable hecho de que Malorie se encuentre con su ginecóloga en el santuario para ciegos, terminan por insultar la inteligencia del espectador. Porque no estaban conformes con la lobotomía progresista a la que te someten durante dos horas.

Moraleja de la historia: negro bueno, blanco malo
3 de febrero de 2020 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esperpento de proporciones jurásicas que se preocupa más en transmitir su mensaje que de reforzar su guión y otorgarle algo de coherencia dentro de lo que cabe en una producción de ficción. Aún sabiendo con lo que me podía encontrar y habiendo puesto mi empeño en intentar disfrutar de la película, no he conseguido que me parezca ni siquiera entretenida y he estado tentado más de una vez en dejar de verla tras la constante invasión de mensajes políticamente correctos y justicia social que detallo más adelante en mi Wokédex.

Menuda bajona, señor Bayona, mejor váyase a hacer política y deje el cine para los que estén interesados en ofrecer contenido de calidad al público y no este cúmulo de despropósitos sacados de cualquier producción de Disney. Y para reino caído...el de España; esto sólo es basura propagandística (otra más y van...)
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Wokédex:
- Lamentable contratar a un actor de la talla de Jeff Goldblum solo para que se limite a soltar su discursito progresista en un juzgado de guardia. Es como si convencieras a Alan Grant de que trabajara de chófer en las atracciones de tu parque y de paso les quitara las gafas de sol a cada cliente cada vez que llegan a la zona de los diplodocus.
- Chris Pratt, una vez más en el papel de Chris Pratt domando velociraptores, demuestra la poca fiabilidad de su palabra tras negarse en un principio a tomar parte en la más que peligrosa misión de rescatar a los dinosaurios que van a ser convertidos en Choco Krispies por el volcán de la isla. Poco después y ese mismo día, un vídeo de él amaestrando a los velociraptores le hace cambiar radicalmente de idea y entregarse en cuerpo y alma a la causa.
- La co-protagonista de la anterior entrega ha completado al fin su metamorfosis y ha pasado de ser una ejecutiva capitalista a la mandamás de una organización activista tipo PACMA, pero irónicamente su única preocupación son los dinosaurios exclusivamente. Los animales están bien siempre y cuando cumplan su función de ser devorados por sus depredadores jurásicos.
- En dicha organización "sobresalen" dos activistas cuyo aporte a la trama es nulo pero cumplen con el propósito de rellenar el cupo de actores pertenecientes a minorías para que así la gente pueda sentirse identificada con personajes tan inútiles, supongo.
- Una de ellas es una latina que se pasa toda la película siendo insoportablemente borde y desafiando verbalmente a mercenarios expertos en cazar dinosaurios. A priori su actitud puede parecer un poco suicida pero en todo momento ella es consciente del movimiento ideológico que la respalda, ante el que nada ni nadie puede combatir.
- El otro activista es un chaval afroamericano que tiene la misma velocidad de reacción que el Internet Explorer. Gracias a él puedes llegar a la conclusión de que si se prescindiera de su personaje y el de su compañera la película no sufriría cambio drástico alguno. Seguiría siendo igual de mala.
- Cuando los dinosaurios son capturados y enjaulados en la mansión del gran millonario empoderado de raza blanca, empezamos a ser testigos de una barra libre de tópicos y estereotipos de razas que ya no tendrá fin hasta que los protagonistas consiguen tirar la casa abajo, literalmente.
- En la subasta podemos observar una multiculturalidad sospechosa entre los asistentes, de los cuales destacan los asiáticos y los rusos...sin embargo, de árabes nanai. Qué curioso, no será porque les falta pasta.
- El tal Indorraptor está creado genéticamente para priorizar a los supremacistas blancos en su lista de la compra y darles caza más rápidamente.
- Ya por el final, la niña del chillido irritante tiene que decidir si mantener a los dinosaurios que quedan como cautivos allí o liberarlos y que ya ellos se busquen la vida. Para sorpresa de nadie, los deja libres y a ninguno de los protagonistas de este insulto a la sensatez parece importarle que un montón de dinosaurios vayan por ahí campando a sus anchas y devorando todo lo que encuentran a su paso.

Moraleja de la historia: humano malo, dinosaurio bueno.
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