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5.8
16,648
7
18 de mayo de 2015
18 de mayo de 2015
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lyne (Infiel) vs Chabrol (La mujer infiel)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo más interesante de Infiel es como su director nos confiesa que es un remake de “La mujer infiel” de Chabrol, y los años que transcurrieron hasta que pudo realizarla. Lo cierto es que se inspira pero le sigue poco.
Chabrol hizo una muy buena película, coherente y sin trampas; no la vi como una obra maestra pero como es de la Nouvelle Vague se la cataloga así.
Lyne con frecuencia parece un fullero; hace una buena película con importantes cambios sobre la de Chabrol. El da prioridad a los episodios que llevan a Connie (Lane) al adulterio con Paul; tras unos titubeantes pasos, le deviene en obsesión (Chabrol ni lo indica); sin embargo son de lo mejor de la película especialmente en el gran acierto del recuerdo de su inicial cópula mientras regresa a casa en el tren; genial Lane en su espléndida madurez. Chabrol nos indica el tiempo de adulterio, Lyne no. Chabrol no tiene que hacer referencia en que tiempo sucede su acción. Lyne debiera haberlo hecho (no nos da más pistas que la aparición de teléfonos móviles y conducción sin cinturones de seguridad)
Comienzan las incoherencias con la escena en la bañera que no nos dice si Connie se ahuyenta de su marido Edward (Richard Gere) por ser de un solo hombre o porque no había limpiado del todo la flecha en su ingle. Después nos toma el pelo con un imposible transporte del cadáver de Paul muerto por Edward. Más tarde nos presenta una policía que parecen de la TIA de nuestro Ibáñez; incapaces de seguir las llamadas; aquí Lyne nos da un primer paso del abandono del recuerdo de Paul cuando Connie temerosa tira a la basura el libro que él le regaló, que no es más que un carpe diem. La segunda visita es más increíble en una actuación policial; comunican al matrimonio la muerte de Paul; Connie aguanta bien el tipo pero se desmorona al final; la policía tendría que haber sospechado algo, pero es que no. Connie no puede resistir el llanto mientras Edward la ve tras las cortinas; muestra que su adulterio no era sólo un capricho sexual, además había amor. Sí nos permite esta escena computar los tiempos; Paul fue muerto hace un mes; ellos se enteran tres semanas después, sin que Lyne diga como convive el matrimonio y si hay alguna aproximación íntima.
En una muy excelente actuación de Lane descubre las fotografías en una lavandería. (Otro engaño pues ¿cómo Edward iba a dejar un mes las fotos en un bolsillo de una prenda de uso común?; la tendría bajo siete llaves).
Y otra más y definitiva es la aparición de la esfera recuerdo de las islas Fiyi pues sería dar por cierto que él quería que su mujer supiera que había matado a su amante.
En la escena en que ambos se piden explicaciones Gere supera a Lane en interpretación; es lo mejor de la de la película (salvedad hecha de las escenas tórridas de Lane).
Luego aparece una escena que despista; es cuando Edward toca el piano con su hijo mientras Connie repasa fotografías familiares; ella recoge la esfera y le quita su base; displicente arroja el sobre a pesar de que dice ¡Para no abrir antes de nuestro 25 aniversario!; encuentra una foto del matrimonio con su hijo; al dorso hay un mensaje más o menos “A mi bella esposa que es lo mejor que me sucede cada día”; muy entrañable. Entonces Lyne decide que sea el muy bello rostro de Lane el que hable con esos magníficos ojos; sinceramente: no sé sabe qué quiere decir.
Connie se desengancha del todo al quemar las fotografías del detective imaginando que, tras su caída en la calle contra Paul, sí coge el taxi que ella no quiso hacerlo en la realidad, despidiéndose de él muy sonriente y agradecida en su mejor primer plano.
El final es un poco de traca; Lyne decidió que no era prudente terminar con un homicida libre de cargos; así nos termina la película con una toma del vehículo del matrimonio con caso omiso al semáforo al lado de un local de la policía.
O sea: buena película, inferior a la de Chabrol, aunque muy superior en imágenes.
Chabrol hizo una muy buena película, coherente y sin trampas; no la vi como una obra maestra pero como es de la Nouvelle Vague se la cataloga así.
Lyne con frecuencia parece un fullero; hace una buena película con importantes cambios sobre la de Chabrol. El da prioridad a los episodios que llevan a Connie (Lane) al adulterio con Paul; tras unos titubeantes pasos, le deviene en obsesión (Chabrol ni lo indica); sin embargo son de lo mejor de la película especialmente en el gran acierto del recuerdo de su inicial cópula mientras regresa a casa en el tren; genial Lane en su espléndida madurez. Chabrol nos indica el tiempo de adulterio, Lyne no. Chabrol no tiene que hacer referencia en que tiempo sucede su acción. Lyne debiera haberlo hecho (no nos da más pistas que la aparición de teléfonos móviles y conducción sin cinturones de seguridad)
Comienzan las incoherencias con la escena en la bañera que no nos dice si Connie se ahuyenta de su marido Edward (Richard Gere) por ser de un solo hombre o porque no había limpiado del todo la flecha en su ingle. Después nos toma el pelo con un imposible transporte del cadáver de Paul muerto por Edward. Más tarde nos presenta una policía que parecen de la TIA de nuestro Ibáñez; incapaces de seguir las llamadas; aquí Lyne nos da un primer paso del abandono del recuerdo de Paul cuando Connie temerosa tira a la basura el libro que él le regaló, que no es más que un carpe diem. La segunda visita es más increíble en una actuación policial; comunican al matrimonio la muerte de Paul; Connie aguanta bien el tipo pero se desmorona al final; la policía tendría que haber sospechado algo, pero es que no. Connie no puede resistir el llanto mientras Edward la ve tras las cortinas; muestra que su adulterio no era sólo un capricho sexual, además había amor. Sí nos permite esta escena computar los tiempos; Paul fue muerto hace un mes; ellos se enteran tres semanas después, sin que Lyne diga como convive el matrimonio y si hay alguna aproximación íntima.
En una muy excelente actuación de Lane descubre las fotografías en una lavandería. (Otro engaño pues ¿cómo Edward iba a dejar un mes las fotos en un bolsillo de una prenda de uso común?; la tendría bajo siete llaves).
Y otra más y definitiva es la aparición de la esfera recuerdo de las islas Fiyi pues sería dar por cierto que él quería que su mujer supiera que había matado a su amante.
En la escena en que ambos se piden explicaciones Gere supera a Lane en interpretación; es lo mejor de la de la película (salvedad hecha de las escenas tórridas de Lane).
Luego aparece una escena que despista; es cuando Edward toca el piano con su hijo mientras Connie repasa fotografías familiares; ella recoge la esfera y le quita su base; displicente arroja el sobre a pesar de que dice ¡Para no abrir antes de nuestro 25 aniversario!; encuentra una foto del matrimonio con su hijo; al dorso hay un mensaje más o menos “A mi bella esposa que es lo mejor que me sucede cada día”; muy entrañable. Entonces Lyne decide que sea el muy bello rostro de Lane el que hable con esos magníficos ojos; sinceramente: no sé sabe qué quiere decir.
Connie se desengancha del todo al quemar las fotografías del detective imaginando que, tras su caída en la calle contra Paul, sí coge el taxi que ella no quiso hacerlo en la realidad, despidiéndose de él muy sonriente y agradecida en su mejor primer plano.
El final es un poco de traca; Lyne decidió que no era prudente terminar con un homicida libre de cargos; así nos termina la película con una toma del vehículo del matrimonio con caso omiso al semáforo al lado de un local de la policía.
O sea: buena película, inferior a la de Chabrol, aunque muy superior en imágenes.
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