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Críticas ordenadas por utilidad
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10
3 de noviembre de 2021
3 de noviembre de 2021
20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
La lozanía y vigencia del libro de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont se debe a lo cautivante de su argumento, donde se prima la cohesión de los opuestos y aquel sentimiento de aceptación de la fealdad no como algo estético sino como algo inherente al ser humano que la bondad puede transformar; pero también debe esa vialidad a las diferentes interpretaciones que a lo largo de sus casi tres siglos de existencia ha tenido la obra. El cine ha dado su aporte a esta fábula ancestral desde la magistral y poética película de Jean Cocteau donde hacia un balance perfecto entre lo gótico del castillo de la desdichada criatura y el aspecto surreal del relato: también habría que mencionar la formidable fantasía romántica desatada que es la película producida por Disney a inicios de los noventa, que significo uno de los puntos álgidos de su era de renacimiento. Una película donde revivía la tradición gloriosa del musical de antaño con sus grandes números y canciones con perspectiva dramática mezclada con un cuidado tratamiento de la forma, desde la presentación del hechizado príncipe, usando vitrales hasta la sensibilidad que despertaba el personaje de Bella. Una película que marco época e hizo que la animación se cuele en las grandes ceremonias de premios de Hollywood compitiendo al mismo nivel con obras maestras de la talla de JFK o The Silence of the Lambs en la entrega del Oscar de 1992.
Mamoru Hosoda a lo largo de su filmografía ha planteado sus tramas siempre en dos planos, el de su preocupación por la llegada de la modernidad y nuestra interacción con esta teniendo como ejemplo sus colaboraciones con el anime de Digimon o en la apoteósica Summer Wars pero el núcleo de sus películas reside en la profundidad dramática de sus personajes, en sus diversos viajes transformativos como el de la inolvidable Hana en Wolf Children en su odisea maternal o el de el joven Kun en Mirai donde tiene un viaje para hermanar tanto el pasado con el presente y encontrarse a si mismo. ¿Pero quién podría algún día amar a una bestia? esa es la pregunta capital que se hace el director en esta película, un amor que no nace del sentimiento romántico ni de la pasión amorosa sino de una forma más profunda que lo desarrolla a lo largo de todo su metraje, el amor por el semejante y por la humanidad.
La película inicia con un metamensaje, como si fuera un instructivo de un nuevo programa instalado que sin embargo esconde las necesidades dramáticas de la película, tras ello, el color delimita la presencia de ese falso mundo, una ilusión vibrante lleno de avatares de tonalidades intensas como el vestido de Suzu formados por rosas de un rojo vivo recordando a los musicales de Minnelli donde lo cromático determinado por la presencia del Technicolor era nuestra introducción a la ensoñación y la fantasía, especialmente en sus musicales donde esa mentira cantada era elevada a categoría artística suprema. Tras el formidable inicio, la realidad se hace presente, esta no se contrasta considerablemente del mundo ficcional porque mantiene el verdor del campo rural o lo ríos prístinos de un celeste marcado. Por el contrario de Suzu, la protagonista, donde ella prácticamente realiza un ostracismo realzado por su ropa de color gris, apagada y fría que demuestra su apatía por este mundo real desde la muerte de su madre en aquel día funesto donde nubarrones grisáceos marcaron su futuro.
Seguimos en la zona de spoilers
Para mas reseñas viste: https://oasisdelcine.wordpress.com/
Mamoru Hosoda a lo largo de su filmografía ha planteado sus tramas siempre en dos planos, el de su preocupación por la llegada de la modernidad y nuestra interacción con esta teniendo como ejemplo sus colaboraciones con el anime de Digimon o en la apoteósica Summer Wars pero el núcleo de sus películas reside en la profundidad dramática de sus personajes, en sus diversos viajes transformativos como el de la inolvidable Hana en Wolf Children en su odisea maternal o el de el joven Kun en Mirai donde tiene un viaje para hermanar tanto el pasado con el presente y encontrarse a si mismo. ¿Pero quién podría algún día amar a una bestia? esa es la pregunta capital que se hace el director en esta película, un amor que no nace del sentimiento romántico ni de la pasión amorosa sino de una forma más profunda que lo desarrolla a lo largo de todo su metraje, el amor por el semejante y por la humanidad.
La película inicia con un metamensaje, como si fuera un instructivo de un nuevo programa instalado que sin embargo esconde las necesidades dramáticas de la película, tras ello, el color delimita la presencia de ese falso mundo, una ilusión vibrante lleno de avatares de tonalidades intensas como el vestido de Suzu formados por rosas de un rojo vivo recordando a los musicales de Minnelli donde lo cromático determinado por la presencia del Technicolor era nuestra introducción a la ensoñación y la fantasía, especialmente en sus musicales donde esa mentira cantada era elevada a categoría artística suprema. Tras el formidable inicio, la realidad se hace presente, esta no se contrasta considerablemente del mundo ficcional porque mantiene el verdor del campo rural o lo ríos prístinos de un celeste marcado. Por el contrario de Suzu, la protagonista, donde ella prácticamente realiza un ostracismo realzado por su ropa de color gris, apagada y fría que demuestra su apatía por este mundo real desde la muerte de su madre en aquel día funesto donde nubarrones grisáceos marcaron su futuro.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Belle también es una película de secretos, de represiones, de aquello que nosotros ocultamos en lo mas profundo de nuestro ser para estar incluidos en el gran andamiaje social, todos en U ocultan algo; como aquella idol de fama efímera o la amiga de la protagonista sosteniendo una relación platónica con su profesor, hasta el beisbolista con marcas de cirugías, y son esas marcas de nuestra vida que esa ilusión de U puede desaparecer como cuando Suzu ingresa a ese nuevo mundo, el avatar toma su forma, la purifica de sus defectos y se fusiona con ella. Tras ello, el milagro se da y se libera de sus ataduras recuperando la vocación de cantar de una forma tan atrayente como sí se tratase de una sirena. Pero en lo mas profundo de esa realidad virtual se esconde un ser misterioso, insertado en lo mas profundo del software, una bestia de repugnante apariencia, de pronunciados cuernos y de marcas que ocultar que sin embargo son la manifestación un cruel trasfondo real.
La relación entre Belle y la bestia no se cimienta sobre motivos románticos, sino que Hosoda va más allá, siendo una relación de comprensión, de complementariedad, de necesidad, ambos son seres rotos, destruidos por la tragedia y lanzados al mundo, la bondad de ella mostrará las heridas internas de la bestia, lo hará mas humano, lo revelará como un ser que debe ser entendido y no juzgado por su horrorosa apariencia o por interrumpir aquella supuesta paz diseñada por los censores de U sacados mas de un relato orwelliano que de una fábula infantil. Por otra parte, Hosoda hace un inteligente uso de la muisca, como un recordatorio de aquello que el tiempo olvido o más bien que Suzu reprime por el duelo, cantar, por eso el main theme aparece en dos secuencias claves, el flashcack inicial y antes que ella cante “A Millon Miles Away” casi como terminando la magnánima obra que componía junto a su difunta progenitora en su celular, siendo el cimiento de su recomposición emocional manifestado al cantar con su verdadera forma, sin máscaras, sin falsos avatares, siendo ella misma, encontrando el valor de expresarse al mundo, pero a su vez rememorando al que fue la piedra angular de ese cambio, la bestia.
Pero también es una película como mencionábamos que la conexión humana es fundamental, por eso no es casualidad que la primera persona en seguir a esta nueva ídolo del internet sea Tomo, un niño de rasgos timoratos y de apariencia endeble; el comparte al igual que Suzu esa desconexión con el mundo real porque ambos están solos en esta tierra, ambos comparten el gris de sus vestimentas y el chico la admira por la comprensión y empatía hacia su hermano, la bestia, por eso en un rincón de su habitación tiene un florero de rosas similares a las del vestido. Pero Suzu no es puesta en un altar de salvadora, ni es un símbolo de moralidad superior. Ella necesita saber él porque del sacrificio, del desprendimiento de lo que motivo a su madre a esa acción noble; para reencontrarse con el pasado y así misma. Por eso Hosoda hace un ultimo movimiento magistral, vuelve metafóricamente al pasado, al entorno lluvioso y de nubes grisáceas casi replicando aquel día donde Suzu lo perdió todo, pero esta vez protegiendo a esos dos menores del abuso de su cruel padre como hizo su madre con aquella niña atrapada en el rio. Entendiéndola y perdonándola en el proceso ya que ella dio su vida por algún extraño y ella lo hará por estos niños, siendo el más grande gesto de desprendimiento de las personas, el amor a la humanidad misma.
Tras ello ya no hay que vivir con máscaras por eso un halo de atardecer se proyecta sobre el horizonte de U, siendo el ocaso de esta y el nuevo amanecer se percibe en la realidad con ese sol saliendo radiante, una luz de vida, de esperanza, de un futuro mejor donde Suzu se puede quedar y cantar, uno donde puede ser realmente feliz.
La relación entre Belle y la bestia no se cimienta sobre motivos románticos, sino que Hosoda va más allá, siendo una relación de comprensión, de complementariedad, de necesidad, ambos son seres rotos, destruidos por la tragedia y lanzados al mundo, la bondad de ella mostrará las heridas internas de la bestia, lo hará mas humano, lo revelará como un ser que debe ser entendido y no juzgado por su horrorosa apariencia o por interrumpir aquella supuesta paz diseñada por los censores de U sacados mas de un relato orwelliano que de una fábula infantil. Por otra parte, Hosoda hace un inteligente uso de la muisca, como un recordatorio de aquello que el tiempo olvido o más bien que Suzu reprime por el duelo, cantar, por eso el main theme aparece en dos secuencias claves, el flashcack inicial y antes que ella cante “A Millon Miles Away” casi como terminando la magnánima obra que componía junto a su difunta progenitora en su celular, siendo el cimiento de su recomposición emocional manifestado al cantar con su verdadera forma, sin máscaras, sin falsos avatares, siendo ella misma, encontrando el valor de expresarse al mundo, pero a su vez rememorando al que fue la piedra angular de ese cambio, la bestia.
Pero también es una película como mencionábamos que la conexión humana es fundamental, por eso no es casualidad que la primera persona en seguir a esta nueva ídolo del internet sea Tomo, un niño de rasgos timoratos y de apariencia endeble; el comparte al igual que Suzu esa desconexión con el mundo real porque ambos están solos en esta tierra, ambos comparten el gris de sus vestimentas y el chico la admira por la comprensión y empatía hacia su hermano, la bestia, por eso en un rincón de su habitación tiene un florero de rosas similares a las del vestido. Pero Suzu no es puesta en un altar de salvadora, ni es un símbolo de moralidad superior. Ella necesita saber él porque del sacrificio, del desprendimiento de lo que motivo a su madre a esa acción noble; para reencontrarse con el pasado y así misma. Por eso Hosoda hace un ultimo movimiento magistral, vuelve metafóricamente al pasado, al entorno lluvioso y de nubes grisáceas casi replicando aquel día donde Suzu lo perdió todo, pero esta vez protegiendo a esos dos menores del abuso de su cruel padre como hizo su madre con aquella niña atrapada en el rio. Entendiéndola y perdonándola en el proceso ya que ella dio su vida por algún extraño y ella lo hará por estos niños, siendo el más grande gesto de desprendimiento de las personas, el amor a la humanidad misma.
Tras ello ya no hay que vivir con máscaras por eso un halo de atardecer se proyecta sobre el horizonte de U, siendo el ocaso de esta y el nuevo amanecer se percibe en la realidad con ese sol saliendo radiante, una luz de vida, de esperanza, de un futuro mejor donde Suzu se puede quedar y cantar, uno donde puede ser realmente feliz.

6.7
5,368
8
19 de noviembre de 2021
19 de noviembre de 2021
16 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Infancia, según dicen los estudiosos es aquella etapa donde aún no se forma de manera total la capacidad del juicio, donde el razonamient6o analítico no se hace presente para juzgar la realidad y aun confiamos en el poder de la creación imaginativa para intentar delimitar nuestro entorno. En la reciente película de la directora francesa Céline Sciamma, evoca a esa infancia ya perdida en todos nosotros a través de la ensoñación y el poder imaginativo. Aunque si se tendría que señalar que la película palidece ante otras que son de temática similar como las animadas When Marnie Was There o Mirai de Yonebayashi y Hosoda respectivamente.
Seguimos en la zona de spoilers
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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La cinta inicia con una serie de despedidas, marcando el adiós de algo, como si de un sentimiento de culpa intrínseca se tratase, tras eso la pequeña Nelly entra a una habitación y la directora mantiene ese plano general para apreciar a una desconsolada Marion sostener ese bastón de aquella mujer que le sirvió de apoyo en sus momentos difíciles, vuelve al hogar común, a un entorno dominado por fantasmas y de lúgubre aspecto, tras su ida por el dolor del recuerdo, la fantasía se hace presente pero Sciamma disipa la sensación de incertidumbre demasiado rápido, nos retira tácitamente del relato al descubrir que la joven del suéter rojo es la madre de Nelly con un movimiento demasiado evidente, no hace que la sombra sea eso, una sombra sino que al materializarla le quita ese aura mística al fenómeno fantástico. Pero lo compensa al mantener intacta las abismales diferencias que existen entre el razonamiento analítico adulto, incapaz de abrir su mente ante la fuerza de la imaginación, contrapuesto con la niña que con su mente crea esa nueva realidad en su propia casa, Nelly es la fuerza que hace que el cine se manifieste, ya que ella transforma la fría casa en un mundo de luz donde el pasado se reencuentra con el presente y donde se compenetran las personalidades tanto la madre como la hija.
Al final la fantasía se vuelve evanescente, se disipa como la niebla y es aquí donde Sciamma triunfa gracias a la fuerza del montaje en su secuencia final, ya que, tras comprender a cabalidad a su madre en un clímax prodigioso en el lago, vuelve Nelly al hogar común como lo hacía Dorothy en The Wizard of Oz y se encuentra con la Marion adulta y solo atina a abrazarla porque no hay ningún lugar como el hogar y es mejor con las personas que más apreciamos.
Al final la fantasía se vuelve evanescente, se disipa como la niebla y es aquí donde Sciamma triunfa gracias a la fuerza del montaje en su secuencia final, ya que, tras comprender a cabalidad a su madre en un clímax prodigioso en el lago, vuelve Nelly al hogar común como lo hacía Dorothy en The Wizard of Oz y se encuentra con la Marion adulta y solo atina a abrazarla porque no hay ningún lugar como el hogar y es mejor con las personas que más apreciamos.

7.4
2,393
Animación
10
26 de septiembre de 2021
26 de septiembre de 2021
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Last Waltz es el título de una de las películas mas desconocidas de Scorsese, pero en ella se da el ultimo concierto del gran grupo musical The Band junto a otros grandes cantautores reunidos para despedir al quinteto en un adiós que quedo marcado en la memoria de toda una generación, se preguntarán porque traigo a colación esto, porque esta película es lo mas cercano que se haya experimentado en la historia del anime a dicha despedida, el ultimo vals de una de las franquicias mas interesantes que ha podido salir del país del sol naciente. Porque detrás de este mastodóntico proyecto no solo esta la mente creativa de Anno sino la colaboración de otros estudios que en estos tiempos dominan la industria y que quizás muchos de sus animadores fueron influenciados por la serie original; la lista es larga, pero entre ellos están nombres como Trigger, MAPPA, Wit Studios pero sobre todo aquel estudio que le dio su primera oportunidad laboral al director, diseñando además de animar la resurrección del dios guerrero en la magistral Nausicaä of the Valley of the Wind; si señores estoy hablando de Ghibli.
La película tiene una estructura definida y que además trata de sintetizar todo lo que ha venido construyendo sobre la marcha a lo largo de las tres anteriores entregas, pero ese es quizá su mayor defecto, abusando en momentos indicados de la terrible sobre explicación. Pero por el contrario hay momentos que recuerdan al mejor Anno, aquel que supo explotar tanto la intimidad del drama como la grandilocuencia de las peleas de los mechas. En su primera hora es una vuelta a los espacios cerrados, a los silencios incomodos, a aquella inquietante soledad y duda existencial que se acrecentaban en los magistrales capítulos que iban desde el episodio quince hasta la culminación de la serie. Desde aquel paseo en búsqueda de una señal de vida en ese baldío lugar donde se remarca tan solo con la posición en el plano los estados de animo de los personajes; tras eso sucede las secuencias en la villa, pero no es anecdótico que el primer contacto visual de Shinji sea con unas vías ferroviarias, estas marcaran tanto el tono como cumplen una función simbólica: escoger nuestro destino en el mundo.
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La película tiene una estructura definida y que además trata de sintetizar todo lo que ha venido construyendo sobre la marcha a lo largo de las tres anteriores entregas, pero ese es quizá su mayor defecto, abusando en momentos indicados de la terrible sobre explicación. Pero por el contrario hay momentos que recuerdan al mejor Anno, aquel que supo explotar tanto la intimidad del drama como la grandilocuencia de las peleas de los mechas. En su primera hora es una vuelta a los espacios cerrados, a los silencios incomodos, a aquella inquietante soledad y duda existencial que se acrecentaban en los magistrales capítulos que iban desde el episodio quince hasta la culminación de la serie. Desde aquel paseo en búsqueda de una señal de vida en ese baldío lugar donde se remarca tan solo con la posición en el plano los estados de animo de los personajes; tras eso sucede las secuencias en la villa, pero no es anecdótico que el primer contacto visual de Shinji sea con unas vías ferroviarias, estas marcaran tanto el tono como cumplen una función simbólica: escoger nuestro destino en el mundo.
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spoiler:
También se van cerrando los círculos de los personajes, en especial el de Asuka que poco a poco se va cuestionando su verdadera identidad y su naturaleza, pero ante todo aquel sentimiento que reside en lo más profundo de su fracturado corazón con simples gestos o actitudes en esta primera parte del metraje. Tras un montaje musical muy poco inspirado viene una secuencia notable, que desvela el segundo tema de la película que además es crucial en los momentos del clímax, que relación tenemos con nuestros progenitores y como estas nos influencian en la vida futura, señalando en un corto dialogo de Kensuke.
Tras las intensas secuencias de acción, llenas de pirotecnia, maniobras arriesgadas y lucimiento de las diversas técnicas animadas usadas, viene un tercer acto recargado de muchas lecturas, pero fascinante y definitivo según la visión que tiene Anno para cerrar su mítico relato. Shinji se sumerge junto a Mari en el anti universo, ella lamentablemente sigue sin tener un trasfondo que defina mejor su personaje sirviendo en esta cuarta entrega una vez más de motor narrativo solamente.
Shinji desea confrontar a su padre, lo busca incesantemente quizá para matarlo en términos Freudianos o entender su psique, por eso combaten simétricamente siendo un símil que somos casi idénticos a ellos en nuestro temperamento queramos o no, pero sucede algo que comentare en extenso al final de la reseña; tras eso viene el desmembramiento total de la realidad cuando Ikari acciona los mecanismos para producir un impacto que lo reúna por fin con su difunta esposa, Anno toma una decisión arriesgada al usar el CGI de manera cuestionable, quizá indicando que en esa secuencia la imposibilidad de la audiencia de definir ese fenómeno tal cual sus personajes lo están viviendo en ese momento, debido al cruce de realidades.
Pero a su vez el tercer acto es una declaración de arrepentimiento de Misato y Gendo hacia su progenie, estos siendo dejados de lado por la voluntad de sus padres de cambiar el orden de las cosas condenaron al casi abandono de sus hijos, Anno lo demuestra con dos escenas una más grafica que otra, el sacrificio de la comandante en el Wunder y el abrazo de Gendo hacia la proyección de un Shinji pequeño. Tras esto Gendo desciende del vagón, habiendo superado sus taras y encontrando verdaderamente a Yui no en sus infructuosos esfuerzos para revivirla sino en los ojos de su hijo.
Por último, manifestare que Anno hasta realiza un ejercicio de metacine debido a que todo lo que estamos viendo en ese tercer acto parece planeado por su mente creativa y siendo ejecutado en un plató de filmación diciéndole una vez a su audiencia que solo esto es una ficción y que los verdaderos problemas están en la calle, de manera como lo hizo en el capitulo final de la serie. En las despedidas Shinji no le dice adiós a su madre cuando la ve en la escena referencia de The End of Evangelion sino cuando se despide de Rei, superando su Edipo dándole un portazo y abriéndose camino a la madurez. Pero esta no llegará con las relaciones posesivas ni con aquellas que nos lastimen por eso también se despide de la alemana no ahorcándola sino dándole algo que ella necesita y que buscará a lo largo de su vida, un gesto de amor.
Ha sido un viaje largo, pero al final al igual que Shinji nos tenemos que abrir al mundo exterior con todas sus vicisitudes, complejidades y relaciones humanas; por eso al final vuelven una vez más las vías férreas para decidir nuestro propio rumbo en este nuevo mundo.
Tras las intensas secuencias de acción, llenas de pirotecnia, maniobras arriesgadas y lucimiento de las diversas técnicas animadas usadas, viene un tercer acto recargado de muchas lecturas, pero fascinante y definitivo según la visión que tiene Anno para cerrar su mítico relato. Shinji se sumerge junto a Mari en el anti universo, ella lamentablemente sigue sin tener un trasfondo que defina mejor su personaje sirviendo en esta cuarta entrega una vez más de motor narrativo solamente.
Shinji desea confrontar a su padre, lo busca incesantemente quizá para matarlo en términos Freudianos o entender su psique, por eso combaten simétricamente siendo un símil que somos casi idénticos a ellos en nuestro temperamento queramos o no, pero sucede algo que comentare en extenso al final de la reseña; tras eso viene el desmembramiento total de la realidad cuando Ikari acciona los mecanismos para producir un impacto que lo reúna por fin con su difunta esposa, Anno toma una decisión arriesgada al usar el CGI de manera cuestionable, quizá indicando que en esa secuencia la imposibilidad de la audiencia de definir ese fenómeno tal cual sus personajes lo están viviendo en ese momento, debido al cruce de realidades.
Pero a su vez el tercer acto es una declaración de arrepentimiento de Misato y Gendo hacia su progenie, estos siendo dejados de lado por la voluntad de sus padres de cambiar el orden de las cosas condenaron al casi abandono de sus hijos, Anno lo demuestra con dos escenas una más grafica que otra, el sacrificio de la comandante en el Wunder y el abrazo de Gendo hacia la proyección de un Shinji pequeño. Tras esto Gendo desciende del vagón, habiendo superado sus taras y encontrando verdaderamente a Yui no en sus infructuosos esfuerzos para revivirla sino en los ojos de su hijo.
Por último, manifestare que Anno hasta realiza un ejercicio de metacine debido a que todo lo que estamos viendo en ese tercer acto parece planeado por su mente creativa y siendo ejecutado en un plató de filmación diciéndole una vez a su audiencia que solo esto es una ficción y que los verdaderos problemas están en la calle, de manera como lo hizo en el capitulo final de la serie. En las despedidas Shinji no le dice adiós a su madre cuando la ve en la escena referencia de The End of Evangelion sino cuando se despide de Rei, superando su Edipo dándole un portazo y abriéndose camino a la madurez. Pero esta no llegará con las relaciones posesivas ni con aquellas que nos lastimen por eso también se despide de la alemana no ahorcándola sino dándole algo que ella necesita y que buscará a lo largo de su vida, un gesto de amor.
Ha sido un viaje largo, pero al final al igual que Shinji nos tenemos que abrir al mundo exterior con todas sus vicisitudes, complejidades y relaciones humanas; por eso al final vuelven una vez más las vías férreas para decidir nuestro propio rumbo en este nuevo mundo.

5.2
9,573
9
6 de octubre de 2021
6 de octubre de 2021
14 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una sombra espectral que persigue toda la película, aquella que indica el adiós del hombre solitario tantas veces encarnado por Eastwood, pero también de una forma de hacer cine, donde el plano esta siempre al servicio de lo narrado y no de preciosismos vacuos, donde las transiciones marcadas por la edición siempre conducen hacia nuevos horizontes para lo narrado, esa sombra que persigue al clasicismo, una forma de hacer cine que muy pocos virtuosos aún mantienen vivo a día de hoy.
La película tiene un arranque virtuoso donde el director con una sola composición muestra a su personaje mirando a través de una ventana a una nueva encargada de cuidar de los equinos, mostrando su obsolescencia en este mundo, una toma simple, pero con mucha importancia en la dramática. Seguido de esto prosigue otro gran ejemplo de síntesis clásica, con él mirando hacia la inmensidad, pero recordando su pasado y haciendo que la audiencia sepa el porqué de su situación; la cámara hace un lento trávelin a través de los cuadros y listones conmemorativos de los éxitos del pasado para terminar en uno muy específico y el montador Joel Cox lo dota de vida aquella fatídica fotografía transformando lo estático en dinámico, lo meramente anecdótico en trágico, la imagen en cine.
Seguimos en la zona de spoilers
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La película tiene un arranque virtuoso donde el director con una sola composición muestra a su personaje mirando a través de una ventana a una nueva encargada de cuidar de los equinos, mostrando su obsolescencia en este mundo, una toma simple, pero con mucha importancia en la dramática. Seguido de esto prosigue otro gran ejemplo de síntesis clásica, con él mirando hacia la inmensidad, pero recordando su pasado y haciendo que la audiencia sepa el porqué de su situación; la cámara hace un lento trávelin a través de los cuadros y listones conmemorativos de los éxitos del pasado para terminar en uno muy específico y el montador Joel Cox lo dota de vida aquella fatídica fotografía transformando lo estático en dinámico, lo meramente anecdótico en trágico, la imagen en cine.
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spoiler:
Tras este formidable inicio, el relato cae un poco en los lugares comunes con una representación un tanto exotista de la madre del muchacho a quien Mike Milo va a rescatar por orden de su padre, que es viejo amigo de este. Por el contrario de aquella Ciudad de México muy cinematográfica en sus barrios bajos, llenos de peligro, de iluminación baja y luces rubescentes. Por otra parte, cuando ambos protagonistas se introducen a la aventura del camino recuerda en algunos momentos a la magistral A Perfect World de 1993, en esa mezcla entre road movie y persecución policiaca, muy presente en Cry Macho
En la película abunda una reemplazo e inversión de los diferentes elementos del western tradicionalmente establecidos; desde el auto siendo el nuevo medio de transporte de este oeste contemporáneo y no los caballos; hasta el papel femenino mas activo; en este caso la jefa de la organización criminal o aquella posadera amable, pero los cuatreros siempre estarán ahí para causar problemas y Eastwood da catedra una vez más de síntesis elíptica en el momento donde él y Rafo tienen que cruzar la inmensa carretera en bajo el agobiante sol del desierto mexicano.
Los mejores momentos de todo el film suceden en esos treinta y cinco minutos que se desarrollan en el pequeño poblado rural; Eastwood cambia radicalmente el tono con un tacto supremo, casi deteniendo el tiempo para la evolución de sus personajes, los confronta con una felicidad no conocida en mucho tiempo. Hay dos momentos de inmenso dramatismo en ese espacio temporal, primero el dialogo en la capilla un plano contraplano, pero Eastwood es inteligente ya que deja que sea su efigie cansada y voz temblorosa manifieste su pesar por sus errores del pasado además de contar sus tragedias. El segundo es cuando Mike le dice a Rafo la mentira de lo que le espera con su padre presentado un plano medio con la cara cubierta por la sombra de un toldo, evidenciando la mentira.
Pero nos estamos olvidando del personaje más importante de toda la película, el gallo Macho, usado como contraste en toda la tesis del director como recordatorio de una especie de fiereza y entereza hoy ausente en Mike, este con una perspectiva más racional, con todas las vivencias obtenidas a lo largo del inmenso viaje que es la vida en sí misma, ejemplo de esto es en la posada que Eastwood los hermana colocándolos en el mismo plano y Mike mirando aquel yo de un pasado que no lo representa más. Pero el director sabe que ese mismo pasado, aunque hayamos cambiado por el paso del tiempo, será parte de nosotros; muestra de ello es que Mike se queda con Macho para pasar el resto de su vida con aquella viuda que conoció en aquella posada bailando “Sabor a mi” encontrándose al final de su odisea un nuevo hogar, un nuevo rumbo para este vaquero solitario.
En la película abunda una reemplazo e inversión de los diferentes elementos del western tradicionalmente establecidos; desde el auto siendo el nuevo medio de transporte de este oeste contemporáneo y no los caballos; hasta el papel femenino mas activo; en este caso la jefa de la organización criminal o aquella posadera amable, pero los cuatreros siempre estarán ahí para causar problemas y Eastwood da catedra una vez más de síntesis elíptica en el momento donde él y Rafo tienen que cruzar la inmensa carretera en bajo el agobiante sol del desierto mexicano.
Los mejores momentos de todo el film suceden en esos treinta y cinco minutos que se desarrollan en el pequeño poblado rural; Eastwood cambia radicalmente el tono con un tacto supremo, casi deteniendo el tiempo para la evolución de sus personajes, los confronta con una felicidad no conocida en mucho tiempo. Hay dos momentos de inmenso dramatismo en ese espacio temporal, primero el dialogo en la capilla un plano contraplano, pero Eastwood es inteligente ya que deja que sea su efigie cansada y voz temblorosa manifieste su pesar por sus errores del pasado además de contar sus tragedias. El segundo es cuando Mike le dice a Rafo la mentira de lo que le espera con su padre presentado un plano medio con la cara cubierta por la sombra de un toldo, evidenciando la mentira.
Pero nos estamos olvidando del personaje más importante de toda la película, el gallo Macho, usado como contraste en toda la tesis del director como recordatorio de una especie de fiereza y entereza hoy ausente en Mike, este con una perspectiva más racional, con todas las vivencias obtenidas a lo largo del inmenso viaje que es la vida en sí misma, ejemplo de esto es en la posada que Eastwood los hermana colocándolos en el mismo plano y Mike mirando aquel yo de un pasado que no lo representa más. Pero el director sabe que ese mismo pasado, aunque hayamos cambiado por el paso del tiempo, será parte de nosotros; muestra de ello es que Mike se queda con Macho para pasar el resto de su vida con aquella viuda que conoció en aquella posada bailando “Sabor a mi” encontrándose al final de su odisea un nuevo hogar, un nuevo rumbo para este vaquero solitario.

7.4
5,329
10
28 de octubre de 2021
28 de octubre de 2021
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una verdad muy dolorosa en esta película, una verdad que Zbanic plasma en una secuencia inicial tan brillante en su carácter impresionista, siendo un momento congelado del tiempo antes del infierno de la guerra de los Balcanes sucedida en la última década del siglo pasado. Un trávelin capta en un inicio a los tres miembros de la familia que su destino ya esta sentenciado como veremos más adelante y por el contrario la toma se corta y realiza el movimiento contario para mostrar a Aida, nuestra protagonista. Una familia destruida por el horror y la insania del ser humano.
Existe también una fuerte sensación en sus personajes de un asedio psicológico por parte de un enemigo que poco a poco va recortando las distancias para acercarse al campamento de los refugiados, manifestado en sus expresiones corporales, en sus interacciones entre ellos, en la continua sensación de incertidumbre y terror por el azote serbio; mostrado con una naturalidad formidable por parte de los interpretes y en especial en una secuencia que tras un trávelin devela a una mujer lavando ropajes desesperada ante el desasosiego de su infausta realidad en las afueras del campamento esperando una oportunidad para ingresar.
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Existe también una fuerte sensación en sus personajes de un asedio psicológico por parte de un enemigo que poco a poco va recortando las distancias para acercarse al campamento de los refugiados, manifestado en sus expresiones corporales, en sus interacciones entre ellos, en la continua sensación de incertidumbre y terror por el azote serbio; mostrado con una naturalidad formidable por parte de los interpretes y en especial en una secuencia que tras un trávelin devela a una mujer lavando ropajes desesperada ante el desasosiego de su infausta realidad en las afueras del campamento esperando una oportunidad para ingresar.
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spoiler:
Por otra parte, tenemos una seria critica de la directora a los burócratas mundiales, aquellos que dejaron a su suerte a los civiles bosnios ejemplificada en la impotencia del general neerlandés por su inutilidad ante la grave situación, impedido de solicitar refuerzos no le quedará más que ser testigo indirecto de la masacre que sobrevendrá sobre muchos inocentes.
El titilo de la película es una expresión en latín que significa “A dónde vas” preguntándose a donde va nuestra protagonista, si escapar de la barbarie o inmolarse para salvar a la progenie; manifestado en la magistral actuación de Jasna Djuricic, una interpretación de matices, de rasgos dramáticos muy pocas veces alcanzados en el cine contemporáneo, que recuerda en cierta medida y guardando las comparaciones a la inmortal Meryl Streep en aquella película de Pakula, donde ella tenía que sumirse en la memoria del dolor, de aquella fatal decisión que la marco de por vida, en aquel campo de concentración que le quito todo en la fundamental Sophie’s Choice. Aquí Jasna comprende la catástrofe que le espera a su pueblo en una escena definitiva donde tan solo basta un plano contraplano de ella viendo al chofer fumando timorato su cigarro sabiendo la masacre acontecida kilómetros adelante y reafirmado por un primer plano casi desolador, su mirada lo dice todo, ya no hay escapatoria. Después otra secuencia donde demuestra su inmenso talento es en la identificación de su hijo en el inmenso recinto lleno de esqueletos donde otras madres y viudas buscan los restos de sus familiares; ella ya no puede más, solo cae silenciosa, impotente, desencajada y destruida ante las víctimas del genocidio; en ese plano general enmarcado entre diferentes siluetas moviéndose, buscando una parte de sus vidas ahora convertidas en tormento y pesar.
Zbanic reconstruye milimétricamente el pasado no recurriendo al archivo o al dossier, sino que hace que las victimas y los victimarios trasciendan lo discursivo de la historia a lo potente de lo cinematográfico, reconstruye con ojo fiel los archivos visuales que dejaron los serbios en su intento desalmado de intentar mostrar una imagen apacible ante la comunidad internacional, pero también no sacrifica el ritmo dejando que Jarosław Kamiński tome las riendas de un montaje que construye una sensación de vertiginosidad en el devenir dramático de los diversos acontecimientos, pero también regula los momentos de quietud, no abusando de ellos ni pretendiendo provocar sopor sino que genera lo que coloquialmente se conoce como una tensa calma con elementos propios de thriller.
La directora cierra su película con rostros, rostros conocidos y por conocer; de aquellos que sobrevivieron al exterminio y de aquellos que verán un nuevo mañana, siendo una declaración de esperanza y a la vez de memoria para que las generaciones venideras no olviden lo sucedido en 1995 y al mundo para que no olviden al pueblo bosnio y su lucha por la supervivencia frente a la insania y la barbarie.
El titilo de la película es una expresión en latín que significa “A dónde vas” preguntándose a donde va nuestra protagonista, si escapar de la barbarie o inmolarse para salvar a la progenie; manifestado en la magistral actuación de Jasna Djuricic, una interpretación de matices, de rasgos dramáticos muy pocas veces alcanzados en el cine contemporáneo, que recuerda en cierta medida y guardando las comparaciones a la inmortal Meryl Streep en aquella película de Pakula, donde ella tenía que sumirse en la memoria del dolor, de aquella fatal decisión que la marco de por vida, en aquel campo de concentración que le quito todo en la fundamental Sophie’s Choice. Aquí Jasna comprende la catástrofe que le espera a su pueblo en una escena definitiva donde tan solo basta un plano contraplano de ella viendo al chofer fumando timorato su cigarro sabiendo la masacre acontecida kilómetros adelante y reafirmado por un primer plano casi desolador, su mirada lo dice todo, ya no hay escapatoria. Después otra secuencia donde demuestra su inmenso talento es en la identificación de su hijo en el inmenso recinto lleno de esqueletos donde otras madres y viudas buscan los restos de sus familiares; ella ya no puede más, solo cae silenciosa, impotente, desencajada y destruida ante las víctimas del genocidio; en ese plano general enmarcado entre diferentes siluetas moviéndose, buscando una parte de sus vidas ahora convertidas en tormento y pesar.
Zbanic reconstruye milimétricamente el pasado no recurriendo al archivo o al dossier, sino que hace que las victimas y los victimarios trasciendan lo discursivo de la historia a lo potente de lo cinematográfico, reconstruye con ojo fiel los archivos visuales que dejaron los serbios en su intento desalmado de intentar mostrar una imagen apacible ante la comunidad internacional, pero también no sacrifica el ritmo dejando que Jarosław Kamiński tome las riendas de un montaje que construye una sensación de vertiginosidad en el devenir dramático de los diversos acontecimientos, pero también regula los momentos de quietud, no abusando de ellos ni pretendiendo provocar sopor sino que genera lo que coloquialmente se conoce como una tensa calma con elementos propios de thriller.
La directora cierra su película con rostros, rostros conocidos y por conocer; de aquellos que sobrevivieron al exterminio y de aquellos que verán un nuevo mañana, siendo una declaración de esperanza y a la vez de memoria para que las generaciones venideras no olviden lo sucedido en 1995 y al mundo para que no olviden al pueblo bosnio y su lucha por la supervivencia frente a la insania y la barbarie.
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