La invención de Hugo Cabret es una clara recopilación no sólo de la historia del cine sino de la esencia del mismo, captura los inicios de un cineasta amante del arte y la magia, que se vio deslumbrado ante un nuevo truco, un nuevo espectáculo de sueños, donde él quería ser el mago y el conejo. Hugo es desde mi punto de vista una metáfora, un motor como las piezas y engranajes que el pequeño arreglaba, que impulsó a Meliés después del exilio a retomar sus sueños. Cada vez que transcurría la historia podíamos ver como se mencionaba los pilares del cine, la creación de las primeras cámaras, el primer estudio de grabación, los efectos especiales, las cintas, los actores, etc. Se rescata el papel de cada pieza fundamental del cine, y como no representarlo como los engranajes de un reloj, que tienen que marchar al mismo ritmo y en esencia uno sincronizado con otro para que se tenga el resultado que se quiere; así mismo el director, el actor, el guionista, las personas de producción, todas deben estar orientados a cumplir las mismas metas. Quizás esa fuere la razón del éxito de las películas de Meliés que representaban en sí la diversión y pasión que sentían cada uno de los participantes de sus obras en la creación de las películas, que era inevitable contagiar esas mismas emociones.
Para mí la invención de Hugo Cabret no sólo es una declaración de amor del cine en el cine, sino que aún más importante es el escenario que nos enseña que cada uno es partícipe de su historia y que eso nos hace cineastas de nuestra propia vida.