Obligatoria si eres fan de Breaking Bad y más aun si te gusta el cine en todas sus dimensiones.

Cada personaje y cada trama esta cocinada a fuego lento como si de cristal azul se tratase. Gracias a esto empatizamos y entendemos todo lo que pasa por la pantalla. Desde las triquiñuelas y conflictos internos de Jimmy, hasta los momentos más dramáticos y ocursos con Charles, Mike, el cartel...

El nivel de cámara, planos y colores me ha dejado impresionado ya que esta cuidado al milímetro. Cada detalle y todo lo que se enfoca no es por casualidad. Siempre quedara en nuestro recuerdo ese helado con hormigas, ese vaso de segundo mejor abogado, el parpadeo de las luces, los blanco y negro...

Y aunque en BCS todo es oro puro, Bob Odenkirk es la joya de la corona. Su trabajo interpretando a Jimmy, Saul y Gene es posiblemente uno de los mejores que recuerdo junto a Tony Soprano o Walter White entre otros.

En definitiva, serie de calidad e imperdible.

En primer lugar, merece la pena cada segundo de esta película y para mí, si no la mejor, es una de las películas del año y que persistirá en el tiempo gracias al empleo de un espectacular plano secuencial.
Esta película pasa a ser una de las más destacadas del género, no por la historia que cuenta en sí, sino por lo que vemos a través de la pantalla. Sam Mendes trata de hacernos ver en cada plano, destacando los planos secuenciales, el horror de la guerra.
Los infinitos cadáveres, las ratas y ese paso por las trincheras, caseríos o pueblos en ruinas representan ese infierno en la tierra en el que están inmersos los protagonistas de esta historia, y por ello, y bendito sea, todos los espectadores. Bajo este punto, bajo mi punto de vista, se encuentra lo más destacado de la película, 1917 consigue esa magia que produce el mejor cine. La de sumergir al espectador por completo en la película que está viendo y mantenerlo, en este caso en tensión, desde el primer minuto hasta el último.
Respecto a la trama, desde un inicio sabemos cuál va a ser el objetivo de los dos protagonistas, es decir llegar del punto A al punto B. Por lo tanto, Mendes no busca sorprendernos con una historia llena de giros, tramas y protagonistas si no hacernos partícipes de la lucha y camino de los dos soldados por sobrevivir mediante unas fotografías y planos sublimes.
Por otro lado, en todo este contexto de guerra y horror, también destacan los guiños a la vida de la película como ciertos diálogos entre los protagonistas, el paso por los almendros y la caída de dichas hojas o la canción cantada por otro soldado para amenizar la batalla que se les venía encima.
En definitiva, la frase que mejor representa 1917 sería: “después de la tormenta llega la calma”. Con la primera imagen de la película de ambos protagonistas descansando en un árbol, se representa la paz de unos soldados justo antes de la tormenta que representa la misión encargada ambos. Una tormenta que se hace eterna y que en ocasiones parece imposible de sobrevivir,

Esta película no brilla por tener un guion abrumador si no por ese aroma retro y ochentero que vemos en la pantalla, donde el romanticismo, la violencia y lo criminal se entrelaza según avanzamos en la trama.

Gosling es intrigante, habla muy poco y apenas sabemos de su pasado. Aun así es capaz, solo con su presencia, de qué empaticemos con él. Vemos como quiere dejar atrás, por amor, lo que parece que fue, un pasado muy turbio que le llevo a ser ese escorpión solitario y reservado conductor de coches.

Esta es sin duda la clave de la película, qué seriamos capaces de hacer y a qué renunciaríamos por lo que consideramos que es: “lo mejor que nos ha pasado por la vida”.

Tras esta decisión por parte del protagonista los momentos pausados, (que sin duda puede que saque a espectadores de la película), cesan y empieza un thriller lleno de tensión y sangre. En ese punto lo gánster al más puro estilo de Scorsese y la violencia tarantiniana se suceden para revolvernos las entrañas y para que estemos pendientes de si este héroe inesperado será capaz de escapar de su pasado y alcanzar la felicidad junto a su nuevo amor.

En definitiva, personajes con una presencia brutal y un viaje ochentero muy oscuro que hace que sea una película que recomiendo y mucho.

Que nadie se atreva a molestar al querido de Bob Odenkirk en mitad de la noche. Coctel de piñazos, acción y alguna que otra carcajada, para 90 minutos de disfrute absoluto y puro entretenimiento. Lo cual, tampoco es fácil de encontrar.

Relación, o más bien transacción, frenética entre una bailarina erótica (Ani) y el hijo de un oligarca ruso (Vanya). Los lujos, excesos y descontrol que se suceden bajo luces de neón, encaminan a Ani a pensar que tal vez lo que empezó como una mera transacción económica y sensual pueda llevarla a alcanzar su particular sueño americano. Y al más puro estilo "Resacón en las Vegas" y mediante la ocurrencia de su alocado príncipe azul ruso, alcanza su final de cuento de hadas perfecto, un matrimonio feliz y libre.

En la importancia de ese anillo transcurre la mayor parte de la película. Confluye lo dramático, la comedia y el cine negro. Te ríes y sufres junto a los personajes, donde todos lo bordan, y tienen una carisma increíble, en especial Mikey Madison que se come la pantalla. Con ella vemos la reencarnación de Ani en Anora con el devenir de los acontecimientos. Sin palabras.

En definitiva, la película no tiene un respiro, te da el carrusel de emociones que siempre demando cuando voy al cine. Y eso en una época donde solo las ideas refritas, sagas y mega producciones triunfan, tiene mucho merito.