La vida de Arthur que el director y este indiscutible actor principal muestra nos hace simpatizarnos más por las personas a las que se les considera “raros” o desafortunados ya que todos, en algún punto de nuestras nos hemos o nos vamos a sentir igual de solos e incomprendidos que el mismo protagonista, aún sin tener ninguna enfermedad mental, el papel de Joaquim Phoenix penetra hasta el hueso.

Como dirán varios críticos, en algunas escenas se abusa de la compasión por el personaje al ver todos los abusos e injusticias por las que pasa en lo que parece su vida cotidiana, pero que son necesarias para mostrar la cruda realidad de la sociedad en la que vivimos.

Si bien el filme es bastante crudo y con un fuerte mensaje sobre la conciencia de la salud mental, necesitaba un final incluso aún más fuerte el cual, desde la vista del público, se puede sentir como un alivio a toda esa tensión que se fue construyendo a lo largo de la película y con un impulso extra desde que Arthur se está arreglando en el baño de su apartamento. Es un remate de un chiste en el que uno sólo puede quedarse boquiabierto sin importar cuantas veces se repita.

El plano secuencia que se lleva este largometraje es, sin duda alguna, uno de los más limpios en la industria del cine. El acompañar a los protagonistas en su travesía inhumana de este modo crea un sentido de pertenencia que hace simpatizar al espectador con ellos.

Casi como un videojuego en tercera persona, en el que el avatar son ambos protagonistas y estás jugando en modo historia hace que este filme no desenganche al espectador durante toda la película. Un tanto agotador y continuo para el público, pero meritorio por la tensión que generan los cuadros artísticos y su banda sonora, casi como los de un filme de Christopher Nolan o incluso mejores. Te mantiene con el corazón en la mano y siempre esperando que les pase lo mejor en cada obstáculo de su viaje. Es una experiencia altamente inmersiva.

En el mundo de Del Toro, la realidad es el dominio de las reglas y las responsabilidades, y el realismo es una visión de las cosas literal e indescifrable que solo puede contrarrestarse mediante la fuerza de la imaginación. Esta jamás será una lucha justa o simétrica, y la razón más importante para hacer filmes como este.
El filme es un cuento de hadas en el que el director no sumerge desde el primer instante gracias a una paleta cromática siempre virada a los tonos verdeazulados y a una deliciosa banda sonora.

La trama del filme es algo contrastante en si misma: es un relato en el que lo fantástico y lo romántico se combinan con un trasfondo contrastante como el de la guerra fría el cual es completamente adulto y realista. Hay en Eliza algo así como un deseo de emancipación de la realidad: una necesidad intrínseca de formar parte del mundo de fantasía que aguarda su ingreso y su presencia. Escape que sólo se puede encontrar con una criatura tan fantástica como las que sólo a Del Toro se les puede ocurrir.

La representación más clara, desgarradora y frustrante de la verdadera cara de la Guerra. Este filme llega al centro de los sentimientos del público desde el principio hasta el final. Los extremos hasta los que llegan las personas verdaderamente afectadas por la guerra son perturbadores y dejan en claro que sucesos como este no deberían repetirse. Y para rematar la historia, el que el director haya basado la trama en una experiencia personal con su propia hermana y hubiese plasmado en un libro, te hace romper en llanto aún tiempo después de haber terminado de verla.

La calidad de Estudios Ghibli siempre va a ser sobresaliente. No hay recuadro, escena ni animación que no se lleve la atención de los amantes del anime y del cine. Con elementos tan básicos y un tan insignificantes como una luciernaga se puede llegar a poner en escena un cuadro digno de exponerse en un museo y de el centro de atención.

La actuación de Alex es increíble y sin fallas. Su versatilidad para interpretar tanto como el melómano agresivo como el revitalizado e indefenso protagonista no se logran a la perfección con cualquier actor. También es admirable cómo el director logra que escenas tan violentas, crueles y sociópatas, con ayuda de la coordinación y el ritmo de la banda sonora, parezcan algo hermoso y sacado de una coreografía. Simplemente increíble.

Desde una perspectiva ignorante y sin mucho análisis, puede tratarse de un filme como la muestra de un gran karma. Si haces daño a los demás y obras mal en general no esperes recompensas por ello. Si obras mal, la vida misma se encarga de que pagues mal.