Se trata de una película que no dejará indiferente a nadie. Algunos dicen que no llega a emocionar y que, apenas, es una película de estrellas. Lo que he pensado de estas críticas es que es una película que remueve a las personas de creencias fundamentalistas que no tienen aprecio por la ciencia, ni por el cuestionamiento de las certezas; personas que quizás no lamentan que la mujer sea considerada como algo secundario desde hace siglos. Es una película para personas a las que les gusta las razones y la convivencia pacífica y que son escépticas de las religiones, especialmente de las que están cercanas a la política y a la búsqueda del poder.
Por otro lado la ambientación de la ciudad, de la época y de los personajes es buenísima. El guión es estupendo. La música acompaña. Más de lo que me esperaba.

Se trata de una película que cuenta una historia diferente. Diferente porque surge un amor de repente, de dos personas que han sufrido varios traumas. Uno parece que su trauma es pequeño comparado con su visión positiva de la vida. Otra encuentra en el baile una forma de expresión, también positiva, pero que tiene secuelas más profundas. El debate creible-poco creíble es absurdo en un mundo en el que lo más increible es que existan dictaduras como la de Pinochet y ahí estuvo, comulgando con palio o sin palio. En el mundo existe gente que se quiere suicidar y gente que planea golpes, gente que está en la cárcel, sentimientos no correspondidos, gente que busca amor. Lo importante no es lo que se cuenta, sino cómo se cuenta y Trueba pone dosis de poesía: las escenas de danza, los caballos, los buenos sentimientos, el cóndor, lo exultante del paisaje andino. También el lado oscuro: la injusticia, la traición, el abuso, la opresión, la muerte. Los personajes protagonistas tienen encanto, con sus contradicciones. Una bella película.

Lo más reseñable de la película es su calidad artística. El comienzo es espectacular, pues la animación de los créditos es como un exquisito breve prólogo de lo que acontecerá. Manantial de aguas prístinas que nos lleva por el lúdico laberinto de la historia de inocentes, por sabios, personajes. El proceso de la transparente autenticidad se desarrolla en fotografía, color y sonido. Lo onírico choca con lo surrealista, y la ficción-belleza se impone al impacto de la sobreactuación de la realidad en la guerra civil española. La Memoria Histórica pierde, aquí, toda su crudeza...o quizás, en cierto modo, se intensifica lo abominable que resulta ser inquisitivo con tan entrañables personajes.
Déjese llevar por su diálogo con la película, déle su visión personal, interactúe.
El relato sorprende con su tono relajado, con lo paradójico que resulta tomarse por vencedor o vencido, sentirse perseguido o perseguidor, estar en posesión de la verdad o ser un verdadero ignorante. El humanismo sale vencedor en esta historia, donde las personas y sus artes proclaman la república independiente del sueño personal cooperativo.

Sea cooperativa o triunvirato de directores, me quedo con la idea de desarrollar personalidades y sueños personales de modo armonioso, complementario. Gracias a Saschia por producir esta película y no parar hasta verla estrenada.