Madre mía que bodrio de serie, creía que no se podía meter el feminismo con calzador en una serie ambientada en el siglo XI, pero aquí está la prueba que no hay límite para la ideología de género.
Diálogos sin sentido y que parecen de sensación de vivir, por no hablar del fenómeno que hace de el Cid, que parece que en cualquier momento va a sacar un canuto y se lo va a encender.
Pobre Rodrigo Díaz de Vivar se debe estar revolviendo en la tumba con este bodrio.
Si queréis ver algo decente del Cid, ver la película de Charlton Heston no esta broma.