No hay palabras... la película más sencilla de la historia del cine, con la historia más sencilla, un presupuesto seguramente escaso, argumento escandalosamente sencillo... y chassss.... una obra maestra, a sus pies señor Ozu.

Pues exactamente eso, ciencia ficción con toques de misticismo y mucha intriga. Tengan cuidado porque es adictiva, y por favor, véanla en versión original subtitulada si tienen la posibilidad, la disfrutarán más.

La gran ilusión, el cine es la gran ilusion del siglo XX y de comienzos del XXI, esta película es cine puro y duro, aúna lo mejor del cine mudo con diálogos demoledores... Aúna el humor más moderno con el drama más terrible, la guerra con la humanidad, Alemania y Fracia... Pero despierten que desafortunadamente sólo es una gran ilusión.

Creo que cuando Freud habla del deseo sexual de un hijo con su madre, pensaba en Lorelai... yo quiero una madre, una hermana, una amiga, una profesora, una jefa y sobre todo una novia como Lorelai... desde aquí me confieso profundamente enamorado del personaje de ficción y creo que no me costaría mucho también de la actriz. Te quiero. Y la serie está muy bien... que es pa lo que venimos.

Más allá de resaltar lo divertidísima y, en ciertos momentos, delirante que resulta la película, no me queda más remedio que lanzar desde aquí una pregunta a Julie Delpy: ¿has estado espiando a cierta gente sin que se diera cuenta? o, mejor dicho, ¿desde cuándo me conoces?
Mientras espero respuesta, yo iré desnudándome, para que así, cuando consiga la explicación al conflicto existencial de si mi vida ya ha sido vivida antes o soy tan simple que mis mecanismos no tienen nada de especial, usted, señorita Delpy no encuentre en mi vida nada más que felicidad y armonía y posiblemente nada que pueda generar un conflicto narrativo interesante para su siguiente proyecto. Yo, desde aquí, me despido anunciándole que ya me he quitado varias prendas, que soy quien soy y no tengo nada más interesante que eso para ofrecer al mundo, a mi mundo...
Un abrazo fuerte.