La británica “Los últimos días en Marte” es quizá una de esas cintas algo denostadas por la crítica, pero que podrían sorprender a los ya amoldados al género. Un correcto thriller espacial con algún destello de terror que supone el debut del irlandés Ruairi Robinson en la dirección en lo que a largometrajes se refiere.

Basada en “The animators”, un breve relato firmado por Sydney J. Bounds, el filme nos pone en la piel de los miembros de una expedición espacial destinada en Marte. El grupo, mientras ultima los preparativos para dar el relevo a una nueva expedición, realizará un descubrimiento extraordinario. En unas muestras geológicas, uno de los astronautas detectará lo que parecen evidencias de vida. Un hallazgo prometedor que, sin embargo, llevará a todo el grupo de cabeza hacia el peligro.

Podríamos decir que la película tiene dos tramos marcadamente diferenciados: una primera parte muy pausada y destinada sin duda a asentarnos. En ella se nos van perfilando los protagonistas y, sobre todo, nos adentramos en esa especie de microcosmos que nos plantea la historia. Una expedición alejada de la tierra durante un tiempo prolongado, la convivencia que se torna en ocasiones agria y difícil, la anticipación del regreso, la jerarquía y algún que otro ego que sobresale. Todo esto lo vemos adecuadamente plasmado en esta primera mitad, y es un preámbulo que, siendo quizá prescindible, sí que se agradece que Robinson nos haya brindado. Al menos en pos de la solidez de la historia y de la empatía del espectador.

La segunda mitad del filme cambia totalmente el rumbo. Impera un tempo mucho más dinámico, la acción se va abriendo hueco entre la calma. Comienzan a ocurrir cosas, hablando en plata, y nos asomamos un poco a ese suspense oscuro que nos plantea la película y que nos hace recordar un poco aquella pátina que recubría “Pandorum”, el filme de Alvart, o incluso las célebres “Alien” y “Prometheus” de Riddley Scott. Es cierto que la naturaleza de la amenaza es bien distinta en esta ocasión, pero nos vemos envueltos en esa misma tensa oscuridad.

¿El mayor problema de “Los últimos días en Marte”? Pues que quizá en esto de la ciencia ficción en forma de thriller espacial hemos visto casi de todo en estos últimos años. Sobre todo, varias grandes producciones de Hollywood que, lógicamente, salen beneficiadas en cualquier comparación que se precie. En cuanto a reparto y en la faceta técnica este filme de Robinson se queda, como cabe esperar, un tanto atrás. Pero si el espectador consigue hacer el esfuerzo por distanciarse de las comparaciones, por valorar lo que tiene delante como película en conjunto e independiente, sin reparar tanto en lo que vimos antes y en lo que nos llegó después, estamos ante una cinta meritoria, bien llevada y disfrutable. Quizás pueda achacársele su tendencia hacia el cliché y se eche de menos cierto esfuerzo hacia la originalidad. Pero si estáis avezados a la ciencia ficción por estos vericuetos espaciales, pasaréis un buen mal rato.

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