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Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
28 de octubre de 2014
111 de 120 usuarios han encontrado esta crítica útil
He oido calificar al guión de la película de brillante, bien, tampoco es para tanto, ni es tan intrincado ni tan difícil de seguir. Se basa en suponer que el paso de un cometa provoca una serie de supuestas paradojas cuánticas en una reunión de amigos.
La película se ve con interés, tiene buenos toques de humor, un aceptable nivel de suspense y algún leve sobresalto. Las paradojas espacio temporales siempre te fuerzan a mantener la mente despierta, sin que por ello haya que analizar hasta el último detalle de las inevitables incoherencias, sí, que siempre se dan en estos temas.

Baste señalar, por clarificar conceptos, que la paradoja del gato de Schrodinger, consiste en que dentro de la caja el gato está vivo y muerto al mismo tiempo, pero se trata del mismo y único gato, no de que dentro de la caja haya dos gatos, uno vivo y otro muerto. Más que nada porque el peso de la caja aumentaría misteriosa y objetivamente, lo cual sería observable sin necesidad de abrir la caja. Es decir, que podemos hablar de dos universos, si se quiere, uno con el gato vivo y otro con el gato muerto, que coexisten simultaneamente, pero difícilmente conseguiremos reunir a “los dos gatos” en un mismo universo. Dicho de otro modo, en mecánica cuántica una partícula puede estar simultáneamente en dos sitios al mismo tiempo, lo cual no quiere decir que existan “dos partículas” que puedan reunirse en un mismo lugar y darse la mano o romperse la cabeza la una a la otra, como sucede en la película, sino que se trata de una sola partícula que está en dos sitios diferentes.
Así pues el guión cae en las típicas incoherencias, muy divertidas, eso sí, de la fantaciencia que nos propone encontrarnos con nuestro otro yo proviniente de uno o varios universos paralelos. Y aprovecha para explorar las posibilidades de que en cada uno de estos yos afloren diferentes matices de la personalidad, con las consiguientes consecuencias en el desarrollo de los acontecimientos. Para acabar de liar los conceptos nos hace alguna broma con lo de que encontrarse consigo mismo era eso... saludar al otro yo del universo vecino... ah vaya, y yo asistiendo a clases de yoga como un imbécil...

Sin hablar de las interesantes implicaciones para la producción en serie de anillos de pedrería que tiene el hecho de ir recopilando material de los diferentes universos, mira tú por donde vamos a solucionar la escasez de materias primas de un plumazo. Eso sí, quiza provoquemos algún que otro problemilla de logística cuando pretendamos almacenar juntos objetos provinientes de diferentes universos, y ni que decir tiene si alguno de ellos está hecho de antimateria. O de materia oscura. O hecho en China, vaya usted a saber qué materiales usan por allí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Curiosa también la escena final en la que la chica va recorriendo los diferentes universos y observando las diferentes consecuencias de los comportamientos en cada uno de ellos. Finalmente, incapaz de encontrar su universo original, decide quedarse en el que parece más armónico y feliz, aunque para ello tenga que "expulsar" a la que ocupa su lugar. Una alegoría de cómo a menudo perdemos el control de nuestras vidas y haríamos cualquier cosa por recuperar un "universo" en el que las cosas hubieran sido de otro modo… aunque por lo visto acabaríamos cagándola igualmente, como bien comprueba la chica finalmente…
En resumen, aunque incoherente, una muy interesante película.
27 de febrero de 2014
60 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien, si la primera parte trataba un tema universal como puede ser una pulsión sexual más o menos incontrolada, aunque ya enfocada desde la óptica sesgada de una enferma psiquiátrica, en la segunda parte la enfermedad se agudiza y ya cualquier empatía con el personaje se hace imposible, por lo que el interés decae minuto a minuto en forma inversamente proporcional a los desvaríos de la protagonista. Que además carece absolutamente de atractivo sexual, a diferencia de la actriz protagonista de la primera parte.
Desde luego no es erotismo lo que pretende mostrar el director en esta obra. Precisamente es obvio que el concepto de seducción no aparece en toda la película. Aquí se trata tan solo de sexo puro y duro, deliberadamente mostrado en forma grotesca, patética y miserable, enfocado en la genitalidad, el furor clitoridiano y por supuesto el desequilibrio mental.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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La derivación hacia el sadomaso también es enfocada de la forma más grotesca posible, ambientado en una especie de sala cutre de hospital. Las prácticas descritas nos sorprenderán más o menos, dependiendo del bagaje de conocimientos de cada cual sobre estos temas, pero en el fondo lo contemplaremos desde la distancia, indiferentes como el que contempla las evoluciones de un insecto en un terrario.

La parte final es una última vuelta de tuerca a un guión que acelera su carrera hacia el precipicio del absurdo. Cansado de hablar de adicción a sexo, el director adereza este pastiche con un un giro medio policiaco, armas y extorsión por medio. Una absurda extorsión semi sexual / semi violenta, una escena inverosímil en la que un tipo atado a una silla por un par de matones tiene una erección con la simple sugestión del relato sexual que le hace la pirada que le está exigiendo el pago de una deuda. Para rematar la escena, se nos obsequia con un repugnante y demagógico intento de comprensión hacia los sufrimientos de los pobrecitos pederastas que reprimen sus instintos, a los que habria que dar una medalla, dice, vaya, entonces repartamos medallas también a todo hijo de vecino que tiene una relación de pareja y reprime el instinto de tirarse a la vecina del quinto que está para mojar pan, por decir algo.

Y terminamos ya la caída al precipicio del absurdo con una pueril escena de celos con pistolita por enmedio y referencias a las pelis de James Bond que no sé a qué coño vienen en esta historia.

Estuve mirando el reloj desde el minuto 50 más o menos. La carne trémula y enrojecida no me dice nada en este contexto. La sonrisa vertical está inventada hace muchos años. Las disquisiciones sobre historia religiosa me la traen al pairo.
Lo siento, Lars, pero no me has aportado nada.
25 de abril de 2016
60 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Asombrosa la puntuación y las buenas críticas que ha cosechado esta peliculilla.
Se trata de una simple comedieta que intenta explotar la comicidad de ciertas parafilias estrambóticas. Esto ya lo hizo hace 40 años Woody Allen en "Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo…" con resultados infinitamente más inteligentes y divertidos.
Aquí apenas hay dos o tres momentos que te arrancan media risa, por aquello de ser indulgentes y dejarse llevar.

En cuanto a disquisiciones sobre técnicas de felación, de nuevo me remito a escenas memorables como la que protagoniza Judy Davis en "Celebrity". En fin, abismal diferencia entre un maestro de la comedia (Allen) y un aficionado (León).

En este caso, la sensación que nos invade, como ya ha apuntado alguien por aquí, es la de estar ante una reedición de Alfredo Landa en Torremolinos. El personaje cateto de Paquito león poniendo caritas de asombro ante las excentricidades sexuales de la parroquia, retratada en un estilo hispano-cutre con la vana esperanza de que el respetable se identifique con la “normalidad” ortodoxa y se burle de los afanes y miserias del elenco de personajes inconexos que pululan por el guión.

Valga decir también que los ejemplos de parafilias escogidos son de lo más rarito que ha podido encontrar el guionista en la wikipedia, con lo que difícilmente podremos encontrar aquí la comicidad catártica de reirnos de nosotros mismos.

El resultado pues, lastimosamente olvidable, una vez transcurrida la hora y media de comedia ligera con bostezo incluido.
17 de octubre de 2016
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ridículamente sobrevalorada por la crítica, el director de “Instinto básico” presenta una desagradable película en torno a la hija de un asesino psicópata que ya en su tardía madurez, convertida a su vez en una perfecta hija de puta en sus relaciones laborales y familiares (no sabemos si por herencia genética o por el trauma de su niñez), descubre accidentalmente su adicción al supuesto placer sadomasoquista de ser violada y apalizada por individuos enmascarados.
Si la sinopsis y el trailer nos hace pensar que asistiremos a un apasionante thriller erótico del estilo de aquella ya lejana cinta protagonizada por Michael Douglas y Sharon Stone, la realidad es que nos encontramos ante una tragicomedia de personajes patéticos que nos recuerda más bien a la igualmente patética “Nymphomaniac” de Lars von Trier.
Para provocar el ansiado desasosiego en el sufrido espectador, en lugar de una buena trama de suspense se nos obsequia con los consabidos sustos del malo enmascarado entrando en la casa abierta de par en par de nuestra antipática víctima, aderezado con unas cuantas repugnantes escenas gore en formato videojuego y algunos primeros planos de heridas sangrantes y supurantes.

Al contrario de lo que sucedía en “Instinto básico”, en la que el espectador se sumergía en la trama identificándose con la intriga y el desconcierto del protagonista, aquí resulta imposible sentir empatía por ninguno de los personajes, por lo que a mitad de proyección ya está uno mirando el reloj para ver si la cosa acaba pronto.

El resultado es que mientras una película perdura en la memoria colectiva después de 25 años, esta caerá rápidamente en un olvido generalizado, exceptuando la memoria de críticos que confunden arte con recreación de –enfermizos- instintos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los personajes oscilan entre los pretendidamente desvalidos psicópatas: el padre anciano recluido de por vida en la prisión sin recibir la ansiada visita de su hija, el vecino que viola porque “tenía necesidad de hacerlo”, la perversa nuera o la propia protagonista, que suponemos traumatizada por el episodio poco claro de su infancia y se dedica a clavar palillos en la boca de la novia de su ex marido, y las estúpidas y sumisamente humilladas víctimas: el hijo medio tonto, la amiga cornuda que perdona inexplicablemente a su traidora “amiga”, la mujer del violador que asume su reciente viudedad con una beatífica sonrisa, el exmarido que soporta estoicamente las agresiones de su ex, o la propia protagonista que asume su violación como si se tratara de un costipado. Nada tiene de extraño pues que cuando una se estampa contra un árbol con el coche en vez de llamar al 112 llames a tu vecino violador: una buena violación en un sótano insonorizado siempre resulta más entretenida que unos puntos de sutura en una aburrida sala de urgencias.
9 de enero de 2014
32 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como suele suceder con los directores de "culto", cualquier bodrio que se les ocurra es jaleado inmediatamente por toda una cohorte de snobs que no quieren quedarse fuera de onda.
La película de marras es pasable, eso es todo. Olvidable, también. Los bostezos irán en aumento al ritmo de las insufribles canciones del protagonista, un looser en toda regla que no tiene donde caerse muerto (ese es todo el mensaje de la película, observar el periplo del muchacho por los diferentes sofás de los amigos).
Las "carcajadas" que dice alguno por ahí vienen básicamente de las enternecedoras escenas del gatito, un recurso muy original que Walt Disney rubricaría sin dudar.

Sigo en el spoiler, no sea que os estropee esta maravilla:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Otras sonrisas provienen de la relación con la chica, que es lo único que se salva de la función, esa relación amor-odio y la interpretación de Carey Mulligan.

En cuanto al viaje a Chicago, una especie de paréntesis surrealista en plan road movie sin ninguna relación con el resto de la película, con los personajes Goodman y Timberlake metidos ahí con calzador sin que sepamos a qué viene el cuento, eso sí, tienen su gracia.

Por último ese flash back final que pretende cerrar el ciclo de la peli para no llevarnos a ninguna parte, tampoco entiendo la necesidad de repetir la escena del callejón, bastante boba por cierto, como dice el crítico del Times, cuando en un callejón oscuro de NY un tipo os hable amenazadoramente, mejor no te acerques, so memo.

Y como detalle final, para que nos vayamos con buen sabor de boca, vislumbrar de refilón a Bob Dylan en sus supuestos inicios. Orgásmico.
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