Lo sabía. Sabía que me estaba metiendo en camisa de once varas el mismo momento que decidí ir al cine a ver ese enorme montón de estiércol espacial, que no especial, heredero de Ridley Scott, el tipo que jamás debió tocar la ciencia ficción pues siempre le quedó grande. Alien: Romulus es al cine lo que los youtubers a la inteligencia. Esta requeteagotadísima saga es una maldita y pesada losa en la cabeza de todos aquellos que amamos este género. Por otra parte, llamar actores a estos jovenzuelos novatos acostumbrados a la era de las estériles e improduictivas redes sociales es un insulto al séptimo arte. Hoy día vale todo, incluso destruirte los sesos con la publicidad para metértela doblada. Eso es exactamente Alien: Romulus, una forma de machacarte el sentido común con fuegos artificiales caducados. He perdido dinero, no el tiempo, porque el tiempo lo empezamos a perder desde que venimos a este mundo. Pero nunca más. Todo lo que huela a Ridley Scott va directamente a la papelera de reciclaje. Lo sabía... lo sabía...

... y Shyamalan es terriblemente malo... Desconozco quien engañó a este tipo para que se dedicara al cine, pero nos jodió vivos a todos. Hace décadas que no he visto una peli tan mala, tan tan rematadamente mala. Si la tengo que comparar con algo es con un profundo pozo de heces, con un caldero tan grande como Júpiter rebosante de arcadas, vómitos y nauseas. ¿Pero qué demonios acabo de ver? Esto no es cine, joder. Que nadie pague un solo céntimo por esta basura llena de mal gusto... Juro que a mí ya no me engaña más, os lo aseguro.

Pesadilla en azul. En cuánto entre a la sala de cine sabía que había perdido mi tiempo y mi dinero. El sufrimiento no se hizo esperar. Un verdadero bodrio. Mi cuerpo estaba allí pero mi mente soñaba con regresar a casa y hacerme la cena. Este tipo de cine no tiene futuro, por mucho que digan lo contrario. No tengo ganas ni de escribir. Aquellos que estén pensando verla, mi consejo es que se pongan a ver unos episodios de Benny Hill, son más serios y gratificantes. Además no hay dolor psicológico.