Llevaba un tiempo queriendo escribir mi primera crítica en filmaffinity, y puede que sea la última, la última gran cena, justo en el décimo aniversario del final de la serie que cambió la TV.
5 años intentando acabarla, con la impaciencia de querer seguir hasta el final de un tirón, y la serenidad de aguantarla el máximo tiempo posible, sabiendo que nunca nunca verás nada igual, que jamás empalizarás con un personaje de TV hasta hacerlo tan cercano a ti que nunca quieres que se aleje.
Ese vacío que se sufre cuando un ser cercano te deja, porque la vida te da al puto Tony Soprano, y te lo arrebata tras 86 jodidamente cortas horas junto a él, sabiendo que nunca más volverás a verlo actuar en otro lugar, con otro papel haciendo valer y demostrando ser el mejor actor de la historia, siendo camaleónico... El mejor actor es aquel que hace que creas que su personaje es "real", y si, James Gandolfini es el mejor actor de la historia, "lo bueno, si breve, dos veces bueno"...
No sé si es el parecido físico y de nombre de Tony con mi padre, o el de Carmela con mi madre, o su forma de actuar, pero durante 86 horas ellos fueron mi familia, con la que discutes, te cabreas, lloras, y por supuesto, ríes junto a ellos, te alegras y das las gracias al señor David Chase por hacer que algo emitido en la "caja tonta" supere a la mejor de las películas. Y al mejor de los finales de la historia.
¡Descansa allá donde estés querido James, gracias por todo amigo!

DON STOP BELIEVIN'