No quiero extenderme mucho, no es necesario, desde que vi por primera vez esta película entendí el por qué de su fama, me extraña más bien el que no haya sido un éxito comercial, probablemente a tan sólo dos años de la terrible segunda guerra mundial con todos sus horrores, el público en general no estaba listo para tragarse una historia sobre la bondad del alma humana, solidaridad, ángeles ayudando a los hombres, milagros navideños, y cosas por el estilo. De ésta forma no fueron capaces de ver la obra maestra que tenían en frente.

El tiempo se ha encargado de darle su justo valor como clásico imprescindible del cine, independientemente si a alguien le gusta la navidad o no, o desprecia la vida como tal, es innegable la fuerza del mensaje social y de solidaridad y la carga emocional que dispara cada escena magistralmente dirigidas por Capra. Cabe agregar que las sólidas interpretaciones de Jimmy Stewart, Donna Reed y demás actores además del gran guión de Philip van Doren y Frances Goodrich siempre me arrancan una lágrima cada diciembre, y no cualquier película puede hacer eso, especialmente después de verla tantas veces. Llámenme ingenuo, pero sencillamente quiero creer en el mensaje de Capra, que en general el ser humano tiene grandeza y bondad que puede derramar algunas veces sobre completos extraños y muchas veces sobre amigos y familiares, de cuando en cuando llamamos a eso milagros.