- ¡Ah, sí! Bueno, siempre que vean una cosa así: lo hizo un mago.

Así despachaba Lucy Lawless en el famoso capítulo de Los Simpson las preguntas que los enfervorecidos fans le hacían ante los errores o incoherencias en los guiones de “Xena, la Princesa Guerrera”.

Juro que esta frase me ha venido a la cabeza en multitud de ocasiones mientras veía esta película. Claro que puede verse e incluso resultar entretenida. Es Star Wars y la conclusión de la trilogía genera cierto entusiasmo. Pero no. La acción transcurre de forma absurda y atropellada. No da tiempo a disfrutar los momentos que se están viviendo de la forma en la que debería. Todo parece correr de un lado a otro en la búsqueda de cosas que no se entienden. Ni siquiera entro a valorar si las decisiones sobre cómo se ha despachado la presencia de cada uno de los héroes de la trilogía original: Luke, Leía, Han y Lando, ha tenido sentido o no. A mi juicio no. Pero eso puede estar justificado por formar parte de una “”decisión creativa” al entender que su tiempo y espacio ya estaba agotado en la saga.

Sin embargo, lo que no se puede perdonar es el declive continuo de la trilogía desde la primera película hasta el final de esta tercera. Ha sido una deriva continua donde parece que las decisiones no se han tomado siguiendo una visión de conjunto o un plan, sino por mera improvisación o conveniencia. Un continuo abuso del Mcguffin y del Deus Ex Machina. La presencia del Emperador tampoco ha ayudado en este caso. El humor no ha sido empleado adecuadamente. Los actores están infrautilizados, el diseño de los mundos es una reiteración de lo ya visto y tenemos a una variedad de personajes sin arco narrativo ni historia alguna que aportar. Nos pasamos la película corriendo de un lado a otro sin sentido alguno.

La verán. Igual que he hecho yo. Pero no esperen nada de magia. Hasta la tan denostada película en solitario de Han Solo ha estado mejor que las dos ultimas películas de esta trilogía. Es una pena, porque no creo que fuera ni mucho menos muy difícil haber hecho un producto mucho más correcto con los medios de que se disponía.