Tremendo culebronazo. En cierto modo no deja de padecer los síntomas propios de un cine insípido, incoloro, e incluso inodoro. El glorioso Sean Penn se ha motivado demasiado y le han pintado la cara. Aunque la peli se puede ver, gracias quizá al talento de sus hijos y de buenos secundarios, aunque algo decayentes. Igual es hora de pensar en el retiro, como hizo nuestro amigo Nicholson.

No es posible que estemos otra vez ante un fenómeno de imberbes adolescentes votando una película protagonizada por personas disfrazadas peleando contra otras personas disfrazadas. La película está bien, pero dejad de compararla con cine de verdad, pazguatos. Menudo tedio dais.

Es una peli muy bonita , blanco y negro super cuidado , planos contrapicados que flipas , secuencias idealizadas . Pero todo esto ¿para qué?
No entiendo lo que intenta contarme el realizador norirlandés, no se si es una película para denunciar el drama social o para emocionar al espectador . El caso es que no consigue ninguna de las dos cosas. Podría decir que estoy decepcionado, pero en realidad lo que siento es tristeza .
Hay que contrarrestar el ideal fanático por las películas en blanco y negro.