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5.9
5,743
8
27 de agosto de 2019
27 de agosto de 2019
47 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Una gran comedia de este siglo? Supersalidos, indudablemente. Y no hay nada malo en admitirlo. Todos hemos sido (y muchos serán) adolescentes que buscaban sexo o amar. No hay nada de malo en ello. Todos hemos tenido amigos diferentes o raros, todos hemos querido beber para impresionar o todos hemos falsificado un carnet. Bueno, casi todos.
¿Una gran comedia del siglo pasado? Los Goonies. Ágil, tierna y original. Todos hemos sido niños sedientos de aventuras, diversión y con ganas de hacer travesuras que nos embarcasen en increíbles aventuras. Todos hemos tenido una pandilla de inadaptados, todos hemod lloriqueado y todos hemos encontrado un tesoro pirata.
Bueno, casi todos.
¿Pero que pasa con el punto medio? ¿Acaso no hay transición entre la niñez y la adolescencia? ¿Acaso no es una etapa problemática la preadolescencia o la postniñez? Si señores. Y tras el cúmulo de risas que he oído esta tarde en el cine (de las que gustosamente, he sido partícipe) he podido ver un trasfondo más dramático y humano. Un trasfondo personal en el que un chico se siente solo y su padre le presta más interés a un dron que a él "...seguiras siendo mi hijo y te quiero, pero ya no me caes bien.", otro en el que un divorcio causa inseguridad y terror a perderlo todo a su retoño y un chico con miedo por no demostrar de lo que es capaz y quedarse en lo más simple (beber en vez de cantar). Un trío de problemas sociales que se mantiene unido para no hundirse más en su miseria, y cuyos problemas aumentan ya no por las circunstancias del divertidisimo guión de Eisenberg y Stupnitsky, si no por un conflictivo periodo en el que lo sabes todo y nada, como es la preadolescencia. Y esto nos ha pasado a todos, desde mi hasta Tarantino, pasando por Carlos Boyero. Sus absurdeces se te han pasado por la cabeza y sus fallos de vocabulario tambíen, ¿verdad, nínfomanos y pirómanos?
Obviamente es una comedia, no te comas tanto la cabeza si vas a verla porque los tres jóvenes intérpretes se comen la pantalla y te desternillas con sus inocentes ocurrencias. Porque no es fácil hacer una película sobre dildos y que no parezca una obscena y repetitiva sucesión de chistes eróticos y groseros. Un lujo también el resto de el elenco que agranda la nobleza infantiloide de este film.
Aunque su dirección no sea impresionante, ni su fotografía ni aspectos tan técnicos, considero que esta película debería pasar al Olimpo de obras cómicas. Tal vez sus mayores fallos sea en la previsividad de algunas corrientes en la trama final, y que sea tan jodidamente corta.
Si hacen segunda parte, me tiro de cabeza a la butaca del cine. Y por dios, que estos muchachos (directores y actores) sigan haciendo cine, el humor les necesita. Una oda a la amistad
¿Una gran comedia del siglo pasado? Los Goonies. Ágil, tierna y original. Todos hemos sido niños sedientos de aventuras, diversión y con ganas de hacer travesuras que nos embarcasen en increíbles aventuras. Todos hemos tenido una pandilla de inadaptados, todos hemod lloriqueado y todos hemos encontrado un tesoro pirata.
Bueno, casi todos.
¿Pero que pasa con el punto medio? ¿Acaso no hay transición entre la niñez y la adolescencia? ¿Acaso no es una etapa problemática la preadolescencia o la postniñez? Si señores. Y tras el cúmulo de risas que he oído esta tarde en el cine (de las que gustosamente, he sido partícipe) he podido ver un trasfondo más dramático y humano. Un trasfondo personal en el que un chico se siente solo y su padre le presta más interés a un dron que a él "...seguiras siendo mi hijo y te quiero, pero ya no me caes bien.", otro en el que un divorcio causa inseguridad y terror a perderlo todo a su retoño y un chico con miedo por no demostrar de lo que es capaz y quedarse en lo más simple (beber en vez de cantar). Un trío de problemas sociales que se mantiene unido para no hundirse más en su miseria, y cuyos problemas aumentan ya no por las circunstancias del divertidisimo guión de Eisenberg y Stupnitsky, si no por un conflictivo periodo en el que lo sabes todo y nada, como es la preadolescencia. Y esto nos ha pasado a todos, desde mi hasta Tarantino, pasando por Carlos Boyero. Sus absurdeces se te han pasado por la cabeza y sus fallos de vocabulario tambíen, ¿verdad, nínfomanos y pirómanos?
Obviamente es una comedia, no te comas tanto la cabeza si vas a verla porque los tres jóvenes intérpretes se comen la pantalla y te desternillas con sus inocentes ocurrencias. Porque no es fácil hacer una película sobre dildos y que no parezca una obscena y repetitiva sucesión de chistes eróticos y groseros. Un lujo también el resto de el elenco que agranda la nobleza infantiloide de este film.
Aunque su dirección no sea impresionante, ni su fotografía ni aspectos tan técnicos, considero que esta película debería pasar al Olimpo de obras cómicas. Tal vez sus mayores fallos sea en la previsividad de algunas corrientes en la trama final, y que sea tan jodidamente corta.
Si hacen segunda parte, me tiro de cabeza a la butaca del cine. Y por dios, que estos muchachos (directores y actores) sigan haciendo cine, el humor les necesita. Una oda a la amistad
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Algunos detalles finales como el "collar" que uno de ellos regala a la chica que le gusta o que le toque a su amigo besarla eran previsibles. Otros, como el accidente de coche donde la muñeca sale despedida no, o el tiroteo a lo "Django Unchained" de la casa de los fumetas.
Bellísima escena final en la que tras un mes en el que cada uno ha tomado sus caminos, se reencuentran y se comportan como si verdaderamente hacía años que no se viesen (y es que para un joven, un mes de en 13 años es muchísimo más que para un adulto en 50 años) pero indudablemente saben que el espíritu de la "Panda del Puff" sigue ahí, y que como bien dicen su amistad se forjó por sus padres y cercanías, pero que más da si al final fue una amistad.
Bellísima escena final en la que tras un mes en el que cada uno ha tomado sus caminos, se reencuentran y se comportan como si verdaderamente hacía años que no se viesen (y es que para un joven, un mes de en 13 años es muchísimo más que para un adulto en 50 años) pero indudablemente saben que el espíritu de la "Panda del Puff" sigue ahí, y que como bien dicen su amistad se forjó por sus padres y cercanías, pero que más da si al final fue una amistad.

6.9
1,401
7
30 de abril de 2020
30 de abril de 2020
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy de los que aman a Quentin Tarantino. Soy de los que le consideran un director con una obra increiblemente personal y magistral. Soy de quiénes creen que es el director de este tiempo y uno de los más grandes de la historia. Soy de los que le ven como una leyenda viva. Y ese es el problema.
Tarantino ya ha conseguido una legión de fans y que su nombre esté en todas las revistas y artículos sobre cine, pero, Tarantino por mucha leyenda que haya conseguido, la sigue consiguiendo, sigue creando y se sigue hablando de él. Su obra (roguemos) no se ha acabado. Y ese es el problema, que yo opino que no puedes hacer un documental o un reportaje de tanta envergadura de alguien que sigue trabajando, que sigue creando, que sigue vivo, por que entonces, el documental queda anticuado. Y queda, y eso que se estrenó en octubre del año pasado.
Tarantino despierta pasiones y yo estoy seguro de que Tara Wood, la documentalista, ha hecho este trabajo con sus mejores intenciones y como obra alabadora, pero, si no es por las participaciones de sus colaboradores, este documental se quedaría en nada, porque no aporta nada: hace una vista rápida a toda su obra, con bastantes matices porque, es imposible desarrollar en 90 minutos un documental que revisione la obra de tal magnánime creador. Y mucho menos que la analice, porque este documental no analiza absolutamente nada. Simplemente hojea: no hay un destripe de su obra, no habla de planos, no habla de las imágenes, apenas habla de los soundtracks (¡Por dios, si ni siquiera nombra el óscar de Morricone por "The Hateful EIght"!) de Tarantino, tan valorizados. Menciona brevemente las conexiones, aunque por lo menos tiene la decencia de hablar sobre las marcas ficticias. Tampoco habla de los premios, ni las críticas, sean malas o buenas. Al igual que obvia grandes matices oscuros en la carrera del realizador de Knoxville: cita brevemente el escándalo racial pero unicamente en el segmento de Django, como si esa critica no estuviera en el resto de su obra. Tampoco habla de la autoría del guión de "Pulp Fiction"; uno de los debates cinéfilos más intensos de la historia, el fracaso que supuso "Jackie Brown" que le apartó del cine 7 años, su lucha contra el cine digital, pero así como no habla de otras cosas tremendamente buenas, como su apoyo a jóvenes cineastas asiáticos o su labor de conservador cinematográfico. Eso sí, sobre el caso Weinstein habla bastante, y sobre el incidente con Uma Thurman en el rodaje de "Kill Bill":
Como ya he citado antes, lo mejor del documental ha sido recopilar a sus colaboradores habituales, que algunos cuentan curiosas anécdotas y chascarrillos (algunos conocidos, otros no tanto) siempre con un tono alegre y simpático, muestra de que Tarantino levanta pasiones dentro y fuera de la pantalla. También, pero gracias a ellos, se cita el esfuerzo de Tarantino por recupera viejas glorias (véase Travolta) o hacer conocidas mediocres estrellas (como Waltz).
El montaje es bueno (a propósito, bonita la mención a Sally Menke) y el orden es coherente. Visualmente es sencillo pero atrapa bien.
Y es que este documental, seas "tarantinefilo" o no, te va a atrapar, porque aunque carece de mucho y es una revisión breve y sin profundidad es inevitable no dejarse llevar por las anécdotas de Madsen o Roth, de otros muchos de sus colaboradores y por recordar algo de la obra de tal maestro del cine. Tal vez así, más de uno indague en su obra (aunque el documental está repleto de spoilers) y otros como yo, aprovechemos la cuarentena para revisionarla. Sea como sea, este documental, aunque simple, es un buen plan para una tarde.
Tarantino ya ha conseguido una legión de fans y que su nombre esté en todas las revistas y artículos sobre cine, pero, Tarantino por mucha leyenda que haya conseguido, la sigue consiguiendo, sigue creando y se sigue hablando de él. Su obra (roguemos) no se ha acabado. Y ese es el problema, que yo opino que no puedes hacer un documental o un reportaje de tanta envergadura de alguien que sigue trabajando, que sigue creando, que sigue vivo, por que entonces, el documental queda anticuado. Y queda, y eso que se estrenó en octubre del año pasado.
Tarantino despierta pasiones y yo estoy seguro de que Tara Wood, la documentalista, ha hecho este trabajo con sus mejores intenciones y como obra alabadora, pero, si no es por las participaciones de sus colaboradores, este documental se quedaría en nada, porque no aporta nada: hace una vista rápida a toda su obra, con bastantes matices porque, es imposible desarrollar en 90 minutos un documental que revisione la obra de tal magnánime creador. Y mucho menos que la analice, porque este documental no analiza absolutamente nada. Simplemente hojea: no hay un destripe de su obra, no habla de planos, no habla de las imágenes, apenas habla de los soundtracks (¡Por dios, si ni siquiera nombra el óscar de Morricone por "The Hateful EIght"!) de Tarantino, tan valorizados. Menciona brevemente las conexiones, aunque por lo menos tiene la decencia de hablar sobre las marcas ficticias. Tampoco habla de los premios, ni las críticas, sean malas o buenas. Al igual que obvia grandes matices oscuros en la carrera del realizador de Knoxville: cita brevemente el escándalo racial pero unicamente en el segmento de Django, como si esa critica no estuviera en el resto de su obra. Tampoco habla de la autoría del guión de "Pulp Fiction"; uno de los debates cinéfilos más intensos de la historia, el fracaso que supuso "Jackie Brown" que le apartó del cine 7 años, su lucha contra el cine digital, pero así como no habla de otras cosas tremendamente buenas, como su apoyo a jóvenes cineastas asiáticos o su labor de conservador cinematográfico. Eso sí, sobre el caso Weinstein habla bastante, y sobre el incidente con Uma Thurman en el rodaje de "Kill Bill":
Como ya he citado antes, lo mejor del documental ha sido recopilar a sus colaboradores habituales, que algunos cuentan curiosas anécdotas y chascarrillos (algunos conocidos, otros no tanto) siempre con un tono alegre y simpático, muestra de que Tarantino levanta pasiones dentro y fuera de la pantalla. También, pero gracias a ellos, se cita el esfuerzo de Tarantino por recupera viejas glorias (véase Travolta) o hacer conocidas mediocres estrellas (como Waltz).
El montaje es bueno (a propósito, bonita la mención a Sally Menke) y el orden es coherente. Visualmente es sencillo pero atrapa bien.
Y es que este documental, seas "tarantinefilo" o no, te va a atrapar, porque aunque carece de mucho y es una revisión breve y sin profundidad es inevitable no dejarse llevar por las anécdotas de Madsen o Roth, de otros muchos de sus colaboradores y por recordar algo de la obra de tal maestro del cine. Tal vez así, más de uno indague en su obra (aunque el documental está repleto de spoilers) y otros como yo, aprovechemos la cuarentena para revisionarla. Sea como sea, este documental, aunque simple, es un buen plan para una tarde.
14 de julio de 2021
14 de julio de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo de ser un mal cinéfilo, porque no conocía ni a Aki Kaurismäki ni a Jean-Pierre Léaud hasta hace unas horas, cuando he acabado de ver la, probablemente, película más extraña que he visto nunca.
Y es que lo extraño no tiene porqué residir en los mundos oníricos de David Lynch, ni tampoco en las obras del Dogma 95. A fin de cuentas, esos son productos más bien comerciales, conocidos por crítica y público y que buscan provocar desde una composición de imágenes punzantes y provocadoras. Pero me resulta mucho más confusa una película como esta: una comedia que está a un paso de ser diagnosticada con depresión, un filme en el que los actores se esfuerzan por actuar como si leyeran de un enorme cartel que tienen en frente, en el que el juego de planos es abrupto y pobre y con todo... Queda una película profunda, reflexiva y crítica.
Sencillamente no sé que pensar. Es que no lo sé. Veo la crítica a la explotación de los obreros y a la vida en los bajos fondos de Reino Unido, a una sociedad construida para que te veas obligado a ser feliz en ella, y que el mínimo intento de abandonarla ya te pone en el ojo de mira (sensacional cuando los sicarios intentan convencer a Henri de que la vida es hermosa porque hay plantas, animales y pájaros.) de todo un colectivo que no entiende como uno puede tener tantísima libertad para determinar si quiere morir o no. Es probablemente la película más pro-eutanasia que hay.
Y al igual que un buen hombre quiere suicidarse, lo mismo al día siguiente quiere vivir, ¡y ahora los mismos sicarios quieren matarle! Se trata de una obra que cuestiona continuamente la elección de vivir o no, de la libertad que tenemos sobre nuestro propio cuerpo y vida. Para esto, el director elimina completamente cualquier artificio que nos haga ver la película como una... película. Para empezar, juega con unas transiciones horrorosas, en las que la música cae a la vez que la imagen y cambian de escena sin ningún tipo de nexo: la película es, en su panorama formal, un conjunto de abruptos planos pegados sin ningún tipo de estilo, de escenas que se suceden sin acaso belleza o gracia, pero ahí reside la maravilla de la obra, al igual que en la escasez de diálogos y cuando los hay son toscos, casi improvisados, sin ningún tipo de sentimentalismo o color. Es como si un niño de 8 dirigiese una obra de teatro en la que los protagonistas son sus peluches.
Todo esto, por supuesto, es aposta. O eso espero. Porque no conozco el resto de la obra de Aki y bien puede ser su modus operandi o que el hombre no sabe dirigir. Retomando la cinta, tiene algunas frases sensacionales ("¿Ah, que tus ojos son azules?"), momentos genuinos (el despido, el intento de suicidio aspirando gas...) fundamentalmente al principio. Sin embargo, a medida que la cinta avanza esta se desestructura, de nuevo vuelvo a mencionar ese montaje abrupto, que se hace cada vez más evidente. De igual manera, la película se hace más y más lenta (y eso que dura una hora y cuarto, una película tremendamente corta), pero creo que más que un fallo de edición se debe a un intento del director por seguir continuamente la mente de Henri: cada vez mas rota, más fragmentada, más dubitativa entre vivir o no. Si es así, bravo por él, aunque se me haya hecho lenta.
En definitiva: una película rara, buena en sus intenciones, con una narrativa novedosa, impactante, pero que no deja de parecer un producto experimental y soberbio. El 6 es porque da mucho juego reflexionando e intentando buscarle un sentido al juego de planos y al estilo. El 6 también es porque por momentos me siento estafado. Y también porque ahora no sé si quiero o no vivir, como Henri. Puto Henri. Puto Aki Kaurismäki.
Y es que lo extraño no tiene porqué residir en los mundos oníricos de David Lynch, ni tampoco en las obras del Dogma 95. A fin de cuentas, esos son productos más bien comerciales, conocidos por crítica y público y que buscan provocar desde una composición de imágenes punzantes y provocadoras. Pero me resulta mucho más confusa una película como esta: una comedia que está a un paso de ser diagnosticada con depresión, un filme en el que los actores se esfuerzan por actuar como si leyeran de un enorme cartel que tienen en frente, en el que el juego de planos es abrupto y pobre y con todo... Queda una película profunda, reflexiva y crítica.
Sencillamente no sé que pensar. Es que no lo sé. Veo la crítica a la explotación de los obreros y a la vida en los bajos fondos de Reino Unido, a una sociedad construida para que te veas obligado a ser feliz en ella, y que el mínimo intento de abandonarla ya te pone en el ojo de mira (sensacional cuando los sicarios intentan convencer a Henri de que la vida es hermosa porque hay plantas, animales y pájaros.) de todo un colectivo que no entiende como uno puede tener tantísima libertad para determinar si quiere morir o no. Es probablemente la película más pro-eutanasia que hay.
Y al igual que un buen hombre quiere suicidarse, lo mismo al día siguiente quiere vivir, ¡y ahora los mismos sicarios quieren matarle! Se trata de una obra que cuestiona continuamente la elección de vivir o no, de la libertad que tenemos sobre nuestro propio cuerpo y vida. Para esto, el director elimina completamente cualquier artificio que nos haga ver la película como una... película. Para empezar, juega con unas transiciones horrorosas, en las que la música cae a la vez que la imagen y cambian de escena sin ningún tipo de nexo: la película es, en su panorama formal, un conjunto de abruptos planos pegados sin ningún tipo de estilo, de escenas que se suceden sin acaso belleza o gracia, pero ahí reside la maravilla de la obra, al igual que en la escasez de diálogos y cuando los hay son toscos, casi improvisados, sin ningún tipo de sentimentalismo o color. Es como si un niño de 8 dirigiese una obra de teatro en la que los protagonistas son sus peluches.
Todo esto, por supuesto, es aposta. O eso espero. Porque no conozco el resto de la obra de Aki y bien puede ser su modus operandi o que el hombre no sabe dirigir. Retomando la cinta, tiene algunas frases sensacionales ("¿Ah, que tus ojos son azules?"), momentos genuinos (el despido, el intento de suicidio aspirando gas...) fundamentalmente al principio. Sin embargo, a medida que la cinta avanza esta se desestructura, de nuevo vuelvo a mencionar ese montaje abrupto, que se hace cada vez más evidente. De igual manera, la película se hace más y más lenta (y eso que dura una hora y cuarto, una película tremendamente corta), pero creo que más que un fallo de edición se debe a un intento del director por seguir continuamente la mente de Henri: cada vez mas rota, más fragmentada, más dubitativa entre vivir o no. Si es así, bravo por él, aunque se me haya hecho lenta.
En definitiva: una película rara, buena en sus intenciones, con una narrativa novedosa, impactante, pero que no deja de parecer un producto experimental y soberbio. El 6 es porque da mucho juego reflexionando e intentando buscarle un sentido al juego de planos y al estilo. El 6 también es porque por momentos me siento estafado. Y también porque ahora no sé si quiero o no vivir, como Henri. Puto Henri. Puto Aki Kaurismäki.

8.0
75,287
9
8 de octubre de 2019
8 de octubre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ríen de nosotros.
Nos dicen que está bien y que está mal, que hacer o que decir. Nos dicen lo que queremos oir y nos hacen creer que lo cumplirán. Nos engañan y estafan, mienten y roban, nos usurpan y nos humillan. Nos imponen sus criterios y sus opiniones, nos transforman en súbditos sedientos de novedades. Nos hacen conformarnos con cualquier cosa. Se ríen de nosotros; de tí y de mí. En nuestras caras.
El cine de hoy en día es una basura. Se rién cuando llegamos convencidos de un nuevo éxito mundial y pagamos nuestras entradas, unas palomitas y unos refrescos impuestos. Ellos disfrutan manipulandonos así.
Por suerte aún quedan nombres, como un tal Phoenix... que bajo un pseudónimo (algo así como, ¿Joker?) y una mano mayor (un tal Phillips... no sé, no me suena tampoco) que nos hacen levantarnos de nuestra butaco y aplaudir, maravillarnos y rebelarnos; decir: "No. Basta ya. Este es el cine que quiero ver y sentir y nada más" y ahora los que reímos somos nosotros; Phoenix y Phillips ríen a nuestro lado. Demostramos de lo que es capaz la calidad del buen cine.
Y aquí creemos y confiamos en que Joker solo reviva el Nuevo Hollywood, en el que los valores de Palma y Scorsese, De Niro y Pesci aún se mantienen. De que reboten en nuestra cabeza los apellidos de Al Pacino, Cazale o Caan y se nos llene el alma de lo que transmiten. Y luego nos alegramos de que Joker haya nacido, de que un milagro como este sea verdad.
Nos reímos de ellos.
Nos dicen que está bien y que está mal, que hacer o que decir. Nos dicen lo que queremos oir y nos hacen creer que lo cumplirán. Nos engañan y estafan, mienten y roban, nos usurpan y nos humillan. Nos imponen sus criterios y sus opiniones, nos transforman en súbditos sedientos de novedades. Nos hacen conformarnos con cualquier cosa. Se ríen de nosotros; de tí y de mí. En nuestras caras.
El cine de hoy en día es una basura. Se rién cuando llegamos convencidos de un nuevo éxito mundial y pagamos nuestras entradas, unas palomitas y unos refrescos impuestos. Ellos disfrutan manipulandonos así.
Por suerte aún quedan nombres, como un tal Phoenix... que bajo un pseudónimo (algo así como, ¿Joker?) y una mano mayor (un tal Phillips... no sé, no me suena tampoco) que nos hacen levantarnos de nuestra butaco y aplaudir, maravillarnos y rebelarnos; decir: "No. Basta ya. Este es el cine que quiero ver y sentir y nada más" y ahora los que reímos somos nosotros; Phoenix y Phillips ríen a nuestro lado. Demostramos de lo que es capaz la calidad del buen cine.
Y aquí creemos y confiamos en que Joker solo reviva el Nuevo Hollywood, en el que los valores de Palma y Scorsese, De Niro y Pesci aún se mantienen. De que reboten en nuestra cabeza los apellidos de Al Pacino, Cazale o Caan y se nos llene el alma de lo que transmiten. Y luego nos alegramos de que Joker haya nacido, de que un milagro como este sea verdad.
Nos reímos de ellos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Alejandome del plano filosófico, poco más que decir: la película de la revolución cinematográfica que está por llegar (o eso espero).
Maravilloso todo, cada detalle. Espectacular ambientación de Gotham, que no oscura, sino sucia. Como nuestra sociedad. Y es que hay personas maravillosas sí... Pero si un trozo de queso se contamina, se contaminan los demás.
Phoenix soberbio. La dirección de Philliphs soberbia. Una BSO inigualable.
Y por buscar algún pego, puede que el desarrolo sea algo lento. Pero ya está.
2019, brindo por tu cine.
Maravilloso todo, cada detalle. Espectacular ambientación de Gotham, que no oscura, sino sucia. Como nuestra sociedad. Y es que hay personas maravillosas sí... Pero si un trozo de queso se contamina, se contaminan los demás.
Phoenix soberbio. La dirección de Philliphs soberbia. Una BSO inigualable.
Y por buscar algún pego, puede que el desarrolo sea algo lento. Pero ya está.
2019, brindo por tu cine.
10
27 de abril de 2020
27 de abril de 2020
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal vez las malas críticas de esta tercera temporada de Fargo se deben a que, a diferencia de sus predecesoras, no hay una avalancha de muertes por capítulo, ni tiene un ritmo desenfadado y frenético, yano hay imágenes claras y heladas llenas de color, el humor es más agrio y áspero y el final sea amargo. Tal vez por una ocasión sean los críticos y no el público los que lleven razón y es que, me atrevo a decir tocando madera, que Fargo III es una obra de arte más allá de la película. Es una obra absolutamente magistral, única en su género, que ha logrado ser lo que es por su extrema personalidad, y también por el camino que ha trazado la serie.
Con una primera temporada que me pareció brutal en todos los sentidos, totalmente Coeniana, y a la que gustosamente puse un 10, la cosa siguio en Fargo II, bastante peor, pero que ahora, comprendo que asentó las bases para esta tercera parte. Fargo III se desenvuelve de lo visto en las anteriores para componer un producto mucho más sobrio y elegante, que sigue teniendo el estilo Coen, pero más cercano a "Un tipo serio" que a la película homónima.
Pero, ¿porqué Fargo III es magistral? Porque nos dice algo. Tiene mensaje. Ya no es un juego del gato y el ratón, ni de ineptos criminales que se envuelven en una espiral de violencia, ni guerra de bandas. Es más profundo, es un crimen mayor: la economía. Hawley pone en bandeja un exquisito análisis del sistema capitalista y del comunista, con sus fallos y errores, el poder del estado y las cloacas de este, la manipulación, la globalización, y mensajes más sentimentales como el paso del tiempo, la lucha entre el pasado y el futuro, el quedarse anclado u atrasado. Es una temporada con alma. con sentido y con fuerza, que nos invita a reflexionar. Tiene ese gran objetivo (que cumple) del que carecían las dos anteriores temporadas.
Y eso es posible gracias en gran medida al elenco, que está absolutamente soberbio. Es excelente, todos y cada uno de ellos: Winstead y Coon están brillantes, con muchísima personalidad y, oh, por fin, ¡una femme fatale de verdad! Ambas hacen que te enamores de sus personajes. Y Ewan McGregor demuestra en un ejercicio doble y brillantemente doble que es uno de los mejores actores que hay ahora mismo en el mundo, es absolutamente una bestia de la interpretación. Y mención especial para Thewlis, que compone un antagonista terriblemente perverso, con una maestría incuestionable. Ese personaje en manos de otro actor hubiese quedado como una vulgar parodia del clásico villano trastocado y megalomano, pero Thewlis lo ejecuta con tal brillantez que parece que nunca hemos visto nada semejante.
En un plano artístico, los diseños son buenos pero mucho más simples por supuesto, al estar ambientada en una época reciente. La fotografía y la imagen es buenísima, muy alejada del canon de Fargo. Aquí la nieve ya no es blanca, es gris, marrón, oscura y lúgubre. La BSO incluye unas piezas clásicas que hasta el menos melómano quedaría rendido ante tales composiciones.
Fargo III tal vez no sea lo que muchos esperen de Fargo, pero a mi, me ha logrado sorprender, enganchar y quedarme hasta el final deseoso de que la epoyeya de una guerra entre hermanos nunca acabase. Y en conjunto, ya puedo decir que Fargo es mi serie favorita. Olvidando la temporada dos, eso sí.
Con una primera temporada que me pareció brutal en todos los sentidos, totalmente Coeniana, y a la que gustosamente puse un 10, la cosa siguio en Fargo II, bastante peor, pero que ahora, comprendo que asentó las bases para esta tercera parte. Fargo III se desenvuelve de lo visto en las anteriores para componer un producto mucho más sobrio y elegante, que sigue teniendo el estilo Coen, pero más cercano a "Un tipo serio" que a la película homónima.
Pero, ¿porqué Fargo III es magistral? Porque nos dice algo. Tiene mensaje. Ya no es un juego del gato y el ratón, ni de ineptos criminales que se envuelven en una espiral de violencia, ni guerra de bandas. Es más profundo, es un crimen mayor: la economía. Hawley pone en bandeja un exquisito análisis del sistema capitalista y del comunista, con sus fallos y errores, el poder del estado y las cloacas de este, la manipulación, la globalización, y mensajes más sentimentales como el paso del tiempo, la lucha entre el pasado y el futuro, el quedarse anclado u atrasado. Es una temporada con alma. con sentido y con fuerza, que nos invita a reflexionar. Tiene ese gran objetivo (que cumple) del que carecían las dos anteriores temporadas.
Y eso es posible gracias en gran medida al elenco, que está absolutamente soberbio. Es excelente, todos y cada uno de ellos: Winstead y Coon están brillantes, con muchísima personalidad y, oh, por fin, ¡una femme fatale de verdad! Ambas hacen que te enamores de sus personajes. Y Ewan McGregor demuestra en un ejercicio doble y brillantemente doble que es uno de los mejores actores que hay ahora mismo en el mundo, es absolutamente una bestia de la interpretación. Y mención especial para Thewlis, que compone un antagonista terriblemente perverso, con una maestría incuestionable. Ese personaje en manos de otro actor hubiese quedado como una vulgar parodia del clásico villano trastocado y megalomano, pero Thewlis lo ejecuta con tal brillantez que parece que nunca hemos visto nada semejante.
En un plano artístico, los diseños son buenos pero mucho más simples por supuesto, al estar ambientada en una época reciente. La fotografía y la imagen es buenísima, muy alejada del canon de Fargo. Aquí la nieve ya no es blanca, es gris, marrón, oscura y lúgubre. La BSO incluye unas piezas clásicas que hasta el menos melómano quedaría rendido ante tales composiciones.
Fargo III tal vez no sea lo que muchos esperen de Fargo, pero a mi, me ha logrado sorprender, enganchar y quedarme hasta el final deseoso de que la epoyeya de una guerra entre hermanos nunca acabase. Y en conjunto, ya puedo decir que Fargo es mi serie favorita. Olvidando la temporada dos, eso sí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Dos aspectos a comentar:
Muchos critican la poca credibilidad de los secuaces de Vargas. Bueno, no parecen grandes actores pero para lo poco que hablan cumplen bien su rol. Además, el hecho de ser uno asiático y otro ruso nos hace entender el mensaje que la serie nos da sobre la globalización e internet.
El personaje de Vargas ha sido muy criticado por su excentrismo y su asquerosidad, bueno, recuerdo que el personaje de Thornton en la primera temporada se ponía a cagar en frente de otros y nadie se quejó.
Muchos critican la poca credibilidad de los secuaces de Vargas. Bueno, no parecen grandes actores pero para lo poco que hablan cumplen bien su rol. Además, el hecho de ser uno asiático y otro ruso nos hace entender el mensaje que la serie nos da sobre la globalización e internet.
El personaje de Vargas ha sido muy criticado por su excentrismo y su asquerosidad, bueno, recuerdo que el personaje de Thornton en la primera temporada se ponía a cagar en frente de otros y nadie se quejó.
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