El principio de Los Últimos Jedi me hizo dudar, lo admito, aunque luego remontó y se justificaron los minutos iniciales. La historia evolucionó y los giros que se perciben emocionan. Los efectos especiales dieron otro salto sublime y jugaron magistralmente con los silencios. Los valores de justicia e igualdad están muy latentes y los momentos cómicos, como en los otros episodios, son visibles. La transformación del personaje de Ren, sus constantes dudas y su conexión con Rei conservan toda la esencia Star Wars.

Considerarla como la peor de la saga, culpando a Disney de todo ello, es perder totalmente la perspectiva. Saltaron muy pronto las alarmas. Star Wars es mucho más de lo que algunos puristas la quieren reducir. Igualmente, algunos momentos del film necesitan ser explicados o justificados, espero, en la próxima entrega, para una mayor coherencia histórica. Estos hechos sorprendentes de la octava entrega de la creación de George Lucas es lo que ha trastocado a muchos fieles la valoración final.