Resulta claro que para que la crítica te dé un diez lo mejor que puedes hacer es una película en blanco y negro, donde los protagonistas no requieren de expresar nada, basta con que ponga poses, fumen mucho (eso siempre queda bien en las películas de blanco y negro), y tengan a poder ser, una vida de asco.
En esta se cumple todo eso, pero además ella, es una bomba de destrucción en base de una completa infelicidad (supongo que la solución sería dada por una centuria de psicólogos argentinos). Al grito de no soy feliz, porque nunca lo seré, todo a mi alrededor, debe ser así, un asco.
Si esto es amor yo soy torero.
Por descontado hemos visto “amores” de ese tipo, sin ir más lejos, el portero de media noche, y es solo un ejemplo, o sea que nada nuevo bajo el sol. Claro que aquella era en color y esta es blanco y negro y polaca, ojo, polaca, así que la crítica la aclama como lo nunca visto.

Película de los nuevos tiempos, donde el postureo es más importante que el asunto. Gente mona con dos dedos de frente que parecen sacados de un anuncio de vermut, donde el pompis y las patillas son más importantes que el sabor de la bebida (como si es de keroseno, la cosa es lucir el palmito).
Por lo demás, previsible hasta la médula. Si llueve en la calle puedes pagar la entrada, sino, espera a que la ponga en la tele, porque esta es de la que se estrenan 20 veces y meten dos horas de anuncios en cada pase.

Qué daño está haciendo la franquicia Marvel.

Aquí lo que importa son la luces y los "efectos", sin olvidar el chistecillo fácil. Los personajes vacíos o planos, qué importa, porque lo que realmente importa es que la piedras se muevan solas, los tiros lleguen a tuti plen y los poderes....
Poderes para todo y sin saber muy bien de dónde vienen y para qué sirven. Del guión ni hablamos, por ejemplo puedo escribir el de Star Wars IX, en cinco minutos, ahí va:

Los buenos se reagrupan, y para entonces Rey deja en calzones a Yoda, porque ha hecho un cursillo Jedi a distancia. Mueve muchas piedras, y esas cosas que hacen los Jedi.
Kylo, hay días que sí, días que no. En general va asociado al asunto de Rey, porque en el fondo se muere por invitarla a cenar (de los padres, qué les den por viejunos), tomar unas copichuelas con ella y llegado el caso, casarse y lo normal..., pero luego, quiere hacerse el duro y entonces no. Además está el general-guiñol ese que le han puesto al lado....
A falta de guión, porque no son capaces de sacar nada potable, se decantan por los tiros y las luces. El piloto se echa unos viajes y destruye todos los destructores de los malos, él solo y bola robot. Flin, suda, que es lo que mejor sabe hacer, y así un poco y cuatro tiros, hemos terminado.

Ahh, se me olvidaba, unos chistecillos, eso es importante. Qué digo, lo más importante.

Deliciosa película de principio a fin, incluyendo el epilogo que parece que a la crítica los descoloca, pero que de alguna manera se va intuyendo, y me ha parecido incluso, lógico.
La verdad, viniendo de Francia me lo tomaba con cierta precaución, pero nada más lejos. La pongo entre las mejores de este genero, para mí a la altura de "dos en la carretera", si acaso más conmovedora, más humana, sobre todo en su parte final
Excelentes los protagonistas..Ella, magnética, y desde luego seduciendo a todos con su sonrisa. Él, en su papel de inseguridad crónica (con golpes propios de Wody Allen), siendo un buen complemento a todo.
Sorprendente todo ello en una ópera prima, sorprenderte todavía más que el guión (asunto capital en cualquier película), esté firmado por los dos protagonistas, y el acabose que la dirección de todo ello sea del propio protagonista.
En fin, mientras por aquí no levantamos vuelo y andamos con vuelo gallinaceo, y de fuera, estamos hasta el gorro de señores con capa voladora, hasta las pestañas de machotes atragantados a balazos, aquí tenemos una película refrescante.

Cuando ya la vida parece un bucle eterno, un bucle cargado de cargas adquiridas, surge la oportunidad de romperlo, aunque sea en una sociedad con valores que se encuentran en las antípodas de los tuyos, porque el amor entre dos personas, va más allá de cualquier imposición.

Estupendo Tom Hanks (impagable la escena de entrada en la jaima de trabajo, pasando del aburrimiento supino a la impostada alegría) y Sarita Choudhury.