Amelie, tiene esa sensibilidad que perturba y sobrecoge... es la exacerbación de los sentidos... una película que puedes ver una y otra vez, y seguir emocionándote y alegrándote...

Pocas películas te dejan con la sensación de reflexionar sobre su argumento luego, puesto que casi siempre en el desenlace se resuelve todo. No así esta obra maestra de Jodorowsky, no sé si recomendable para todos, pero brillantísima.

Esperaba más de la película, pero Norton superó todas mis espectativas, me dejó sin aliento, por ejemplo, su mirada, su sonrisa escéptica, en fin, los planos en que se muestra todo su histrionismo. Un aplauso.
El odio es el tema primordial, pero también es su mutación casi impalpable.

De veras, me sorprendió.

Una película increíble (literalmente), es el cuento que quizás siempre quisiste escuchar o imaginar cuando niño.
Notable: Tiene, tal vez, la mejor escena de amor, que jamás haya visto.

Te emociona, te alegra, te hace llorar, y te hace valorar.
Es el pez mas gordo de Burton.

Un niño del todo tierno y zalamero con un hombre muy reticente pero encantador, una música de un tal Morricone, que pareciera que estuviera desfalleciendo entre pianos y violines meláncolicos. Una historia de amor, ante todo.
Un homenaje al cine, o tal vez un monumento; un recuerdo de lo que fue para los hombres de años atrás, la inclusión de la voz y el color a la pantalla grande. Dos horas y media, en que el vaivén de la película te tiene entre lágrimas, risas, incertidumbres, y alegrías. Un regalo para el alma, es todo un premio para los ojos y los oídos, después de esta película es difícil no pensar en la sensatez de los sentimientos.