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Miniserie

7.6
20,083
1
25 de marzo de 2025
25 de marzo de 2025
33 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
El plano secuencia se utiliza como un recurso excepcional, siempre entre otros bloques narrativos, para añadir tensión y realismo.
Más allá de la virguería técnica, lo importante es que, narrativamente, esté justificado y aporte información, haciendo que la historia avance.
Es una explosión técnica, una coreografía de todos los departamentos a la vez, incluido el de guion.
Además, tradicionalmente, era caro de producir.
Para desgracia del espectador, parece que el abaratamiento de la producción y la tecnología en los últimos años nos está llevando a la moda del plano secuencia por el plano secuencia. Adolescence, con cuatro planos secuencia de una hora, es el intento más osado hasta la fecha de hacer funcionar lo imposible.
La elipsis y el corte de montaje se inventaron por algo. Cuando los mejores directores de la historia han utilizado un plano secuencia, han sabido ser comedidos. Pero el mindundi que dirige este producto de Netflix cree que se va a lucir y deslumbrarnos a todos.
El resultado es el anticine, un insulto al espectador. Minutos y minutos de plano-cogote con tal de no cortar. Cuatro truños desesperantes de una hora que, a duras penas, llegarían a una película de 80 minutos.
Y, por terrible que sea técnicamente, el trasfondo y blanqueo (nunca mejor dicho) racial que justifica la producción es aún peor. Netflix nos presenta a un chaval blanco e inglés que apuñala a su compañera de instituto, cuando los casos similares de apuñalamientos en Inglaterra han sido cometidos por inmigrantes africanos (Axel Rudakabuna, Hassan Sentamu, Larry Nimoh).
Más allá de la virguería técnica, lo importante es que, narrativamente, esté justificado y aporte información, haciendo que la historia avance.
Es una explosión técnica, una coreografía de todos los departamentos a la vez, incluido el de guion.
Además, tradicionalmente, era caro de producir.
Para desgracia del espectador, parece que el abaratamiento de la producción y la tecnología en los últimos años nos está llevando a la moda del plano secuencia por el plano secuencia. Adolescence, con cuatro planos secuencia de una hora, es el intento más osado hasta la fecha de hacer funcionar lo imposible.
La elipsis y el corte de montaje se inventaron por algo. Cuando los mejores directores de la historia han utilizado un plano secuencia, han sabido ser comedidos. Pero el mindundi que dirige este producto de Netflix cree que se va a lucir y deslumbrarnos a todos.
El resultado es el anticine, un insulto al espectador. Minutos y minutos de plano-cogote con tal de no cortar. Cuatro truños desesperantes de una hora que, a duras penas, llegarían a una película de 80 minutos.
Y, por terrible que sea técnicamente, el trasfondo y blanqueo (nunca mejor dicho) racial que justifica la producción es aún peor. Netflix nos presenta a un chaval blanco e inglés que apuñala a su compañera de instituto, cuando los casos similares de apuñalamientos en Inglaterra han sido cometidos por inmigrantes africanos (Axel Rudakabuna, Hassan Sentamu, Larry Nimoh).

7.9
68,637
10
2 de marzo de 2025
2 de marzo de 2025
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra de arte colosal, de artesanía magistral e impecable en todos sus departamentos, eterna, que aguanta el paso del tiempo y no se hace larga en 2025 pese a durar casi cuatro horas.
Destaca por encima de todo la adaptación visual de la novela a la hora de mostrar a Jesucristo sin mostrarle, sugiriendo, de manera siempre sutil y misteriosa.
Cualquier publicista o periodista trabajando en comunicación política o corporativa debería tomar Ben Hur como referencia. También los "nuevos directores de cine cristiano". Es la antítesis del panfleto. Como si Lewis Wallace en la novela y la MGM en la película se hubieran propuesto contar la mejor historia cristiana posible sin vender ninguna moto y dándole al público los mejores recursos narrativos de los que son capaces.
Destaca por encima de todo la adaptación visual de la novela a la hora de mostrar a Jesucristo sin mostrarle, sugiriendo, de manera siempre sutil y misteriosa.
Cualquier publicista o periodista trabajando en comunicación política o corporativa debería tomar Ben Hur como referencia. También los "nuevos directores de cine cristiano". Es la antítesis del panfleto. Como si Lewis Wallace en la novela y la MGM en la película se hubieran propuesto contar la mejor historia cristiana posible sin vender ninguna moto y dándole al público los mejores recursos narrativos de los que son capaces.

5.8
3,039
1
25 de febrero de 2025
25 de febrero de 2025
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es toda primeros planos de cabezas y objetos, no sabemos si porque el presupuesto sólo daba para un objetivo y eligieron el 200mm, porque el director de fotografía está intentando ocultar -sin éxito- que la película está grabada entera en un descampado o, Dios no lo quiera, porque a él y al director les pareció una buena idea. Mira que le pongo ganas, pero aguanté media hora. Para el resto de la película hice un avance rápido en dos minutos en el que comprobé con máxima felicidad que había ganado una hora de vida.

7.1
19,984
8
25 de febrero de 2025
25 de febrero de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si Clint Eastwood tenía la voluntad de volverse un director invisible, lo ha conseguido. No hay condimentos ni distracciones, mucho menos fuegos artificiales, de forma que solo queda la historia al desnudo.
Y es una historia con muchos grises que encierra bondad y belleza, y mediocridad, mezquindad y abuso, anhelos y frustraciones, algo de oscuridad y mucha luz, sentido del humor, ternura y sensibilidad.
Me he enterado a posteriori que de desde ciertos perfiles dicen es una película "trumpista". Desde aquí les deseo una pronta recuperación de su existencia sobrepolitizada que les está haciendo perderse el cine (la vida) en todo su esplendor.
Y es una historia con muchos grises que encierra bondad y belleza, y mediocridad, mezquindad y abuso, anhelos y frustraciones, algo de oscuridad y mucha luz, sentido del humor, ternura y sensibilidad.
Me he enterado a posteriori que de desde ciertos perfiles dicen es una película "trumpista". Desde aquí les deseo una pronta recuperación de su existencia sobrepolitizada que les está haciendo perderse el cine (la vida) en todo su esplendor.
Mediometraje

7.6
4,237
9
25 de febrero de 2025
25 de febrero de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se puede intuir en el primer plano que estamos ante una obra maestra. La dirección es soberbia. Controla totalmente el lenguaje corporal, el ritmo de los cortes, la composición, la luz. Las localizaciones parisinas son preciosas, delicadamente escogidas. Lamorisse sabe exactamente lo que quiere, y lo consigue. Aprieta fuerte en su intensidad y se detiene justo antes de la cursilería, justo donde ocurre la magia. Bien harían los so-called filmmakers de hoy día en memorizar cada fotograma de Le Ballon Rouge.
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