Eduardo Manostijeras es , probablemente, la película más tierna de la historia del cine, y a la vez una de las más tristes; y parece ser la autobiografía cinematográfica de Tim Burton , donde nos narra su niñez alejada de otros chicos, sin encajar en la sociedad que le rodea.

Una película llena de magia, belleza, tristeza, alegrías, en definitiva es una película agridulce, una obra muy personal, de autor podríamos decir, con escenas simplemente magistrales con la danza bajo la nieve que brota de la escultura de hielo que perfila Edward o la de la entrega de las manos.

Se notan las influencias de Frankenstein, pero Burton logra crear su propio ente, que con los años se ha posicionado como una película de culto, de esas que puedes contar con los dedos de una mano. Si ves esta película y no te emociona o remueve algo en tu interior, deberías reflexionar sobre ello.

Es original, bella e inspiradora y no creo que haya que intentar entenderla o buscar una explicación, sólo hay que dejarse llevar, intentar ver lo que su director nos expresa, porque si algo tiene esta película es mucho de Aronofsky.

Es la típica película personal de director, la Eduardo Manostijeras de Burton, es puramente los sentimientos, pasiones, miedos de su creador. En definitiva es un como la adaptación al cine de un poema lleno de metáforas.

Después de esto, Darren parece que se ha vuelto un gran ejecutor de películas, pero nunca más volverá a realizar algo tan personal, original y bello. Ahora Aronofsky es como el Beethoven de la música clásica, el mejor compositor, las mejores melodías, la mejor técnica, pero en esta película fue Mozart, que sin duda era el más mágico.

Ojalá hubiera más películas como esta, que te inspiran, y se saltan los filtros de productores y los cuatro clichés típicos necesarios para ganar un festival tipo Cannes. Y muy a mi pesar, creo que no conecta con todo el mundo, pero cuidado que como conecte contigo ya te habrás enganchado para siempre