Es una pena que una película tan ambiciosa en cuanto a la puesta en escena y en un ambiente musical tan cuidado se haya quedado solo en eso.
El argumento no puede ser más favorable para haberle exprimido un jugo con mucho sabor; pero sin embargo la trama se ha desarrollado infantilmente exponiendo exageradamente la pobreza de los diálogos y la mediocre interpretación de los personajes.

Hay que reconocer que Mel es un maestro en representar el castigo público sobre Cristo, la escenificación está cuidada hasta el máximo detalle. El problema está en abusar de éste y más cuando se está aplicando sobre un individuo que todavía no es Dios.
Una persona de a pie es científicamente imposible que aguante un castigo semejante al escenificado en la película. Los desgarros causados por la gran cantidad de golpes y por el tipo de flagelo empleado en ellos, produciría en la víctima tal cantidad de pérdida de sangre que apenas podría sobrevivir a la finalización de éste y si lograra sobrevivir, sería imposible que se tuviera en pie y menos que pudiera llevar una pesada cruz.