Es un gran documental, muy emotivo. Se centra en las historias de las distintas víctimas del franquismo, tanto al acabar la guerra como durante la dictadura y el robo de bebés. Conmovedoras todas las historias y triste el desenlace. Sin embargo, creo que es un documental necesario para entender que el perdón no es lo mismo que la amnistía.

Después del Palmar de Troya, Carles Tamayo ha creado una serie documental que me ha parecido fantástica. Carles hace una labor de investigación maravillosa, que te atrapa e intriga; aporta datos, testimonios y un seguimiento de cerca, que pemite conocer la clase de monstruo que es Lluís Gros. Lluís es, claramente, una persona que es consciente de sus crímenes, pero que se niega a reconocerlos. Opta por adoptar una postura victimista de hombre enfermo al que no dejan tranquilo; aunque, durante el documental, se observa cómo sigue teniendo contacto con menores, a través de videollamadas, en centros comerciales haciéndoles fotografías, etc.
Es un documental que muestra cómo un ser humano deleznable (Lluis) se aprovecha de los fallos del sistema judicial, para continuar con su vida "normal". En el final de la serie documental, se genera un clima de tensión e incomodidad que no te deja indiferente al espectador.