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6
12 de junio de 2019
12 de junio de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Declaración política es lo primero que se me viene a la mente con Las Hijas del Fuego, y es una declaración literal. Mas que una película narratológica, parece ser un tipo de ensayo/manifiesto en donde se busca reivindicar y resignificar el cuerpo femenino y el sexo lésbico, en lo que muy bien fue definido por un conocido como porno lesbo-feminista sin ser un ataque ni mucho menos. Hay una profunda visión teórica del cuerpo y del feminismo en general que, y aquí me primer malestar con la película, es narrado por una de las personajes principales, dejando muy poco espacio para la interpretación. En el formato ensayo/película funciona, pero se aleja un poco de lo que a mi parecer es una máxima del cine, que es el no sobre explicar las cosas.
Si como espectador quieres ver una historia aristotélica, con una clara presentación-desarrollo- desenlace, esta no es tu película, ya que, pese a que están estos tres elementos, no es su fin último el narrar un drama común. Aquí el objetivo es interpelar al espectador, hacerle cuestionar la función del cuerpo (si es que existe algo así como una función) e incomodarlo con cuerpos a los que no está acostumbrado a ver en una pantalla masiva, y probablemente por eso la directora toma la decisión de mostrar largas escenas de sexo explícito.
Hay mucho estudio por detrás de la película de Albertina Carri, se nota la cinefilia de la directora argentina en los gustos de sus personajes, en este metacine (cine dentro del cine) al ver el proceso de la construcción de esta película porno que busca ser filmada por una de las protagonistas, lo que le otorga un plus interesante.
Como se pueden imaginar, esta es una película inespoileable ya que no hay grandes plot ni mucho menos, porque lo último que pareciera intentar la directora es entretener, sino mas bien lograr que como espectador te molestes y te cuestiones los porqué de la objetivización del sexo y del cuerpo femenino.
Si como espectador quieres ver una historia aristotélica, con una clara presentación-desarrollo- desenlace, esta no es tu película, ya que, pese a que están estos tres elementos, no es su fin último el narrar un drama común. Aquí el objetivo es interpelar al espectador, hacerle cuestionar la función del cuerpo (si es que existe algo así como una función) e incomodarlo con cuerpos a los que no está acostumbrado a ver en una pantalla masiva, y probablemente por eso la directora toma la decisión de mostrar largas escenas de sexo explícito.
Hay mucho estudio por detrás de la película de Albertina Carri, se nota la cinefilia de la directora argentina en los gustos de sus personajes, en este metacine (cine dentro del cine) al ver el proceso de la construcción de esta película porno que busca ser filmada por una de las protagonistas, lo que le otorga un plus interesante.
Como se pueden imaginar, esta es una película inespoileable ya que no hay grandes plot ni mucho menos, porque lo último que pareciera intentar la directora es entretener, sino mas bien lograr que como espectador te molestes y te cuestiones los porqué de la objetivización del sexo y del cuerpo femenino.
2 de septiembre de 2019
2 de septiembre de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuál es la solución a la violencia extrema que hay en el mundo? ¿Es el castigo punitivo la respuesta? Estas parecen ser las preguntas que Bertrand Mandico propone en la película Los jóvenes salvajes, la cual narra el viaje de cinco chicos ricos que cometen un atroz crimen. Su castigo: ser enviados a un viaje reformatorio con “El capitán”, un hombre que utiliza métodos poco ortodoxos, pero efectivos para cambiar hasta a los jóvenes más conflictivos a bordo de su barco.
El director galo, que realiza con esta película su primer largometraje, demuestra sus puntos más altos no solo en la narración, sino también en los mensajes detrás de cada acción y palabra, todo esto contenido en un desplante técnico de uso de blancos y negros combinados con colores (los que, a pesar de tener un impacto estético interesante, cuesta encontrarles una lógica en cuanto a la decisión), además de un gran uso de la cámara, unas actuaciones interesantes –considerando que son mujeres representando a hombres casi toda de la película– y un surrealismo atrapante.
Continúa con revelaciones de trama.
El director galo, que realiza con esta película su primer largometraje, demuestra sus puntos más altos no solo en la narración, sino también en los mensajes detrás de cada acción y palabra, todo esto contenido en un desplante técnico de uso de blancos y negros combinados con colores (los que, a pesar de tener un impacto estético interesante, cuesta encontrarles una lógica en cuanto a la decisión), además de un gran uso de la cámara, unas actuaciones interesantes –considerando que son mujeres representando a hombres casi toda de la película– y un surrealismo atrapante.
Continúa con revelaciones de trama.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Volviendo a las acciones, cuando pareciera que el castigo para los chicos fuera solo físico y psicológico, el director muestra una isla llena de frutas con formas sexuales de las que los “reos” se sacian, dando pistas sobre la respuesta al tema de la película. Líquido saliendo de frutas fálicas y plantas que invitan a tener relaciones sexuales son algunos de los elementos del fantástico mundo creado por Mandico, el que demuestra su gran imaginación cuando de inventar narraciones se trata.
Con la aparición de “El Doctor”, una misteriosa mujer que llega a la isla, se empieza a desentrañar las reales dimensiones del «castigo-solución» al condenable crimen: cambiar el género –tanto físico como psicológico, al igual que el castigo en el barco– de los jóvenes. No todos completan esta transformación, por lo que el único que queda a medio camino, Tunguy, toma el relevo del muerto capitán, continuando así el ciclo que les precedió.
Da la sensación de que este elemento –el cambio de género– es lo que el director ve como la posible solución a lo salvaje del comportamiento humano. Si nos fijamos en las cifras mundiales, es simple constatar que la inmensa mayoría de los crímenes que involucran violencia son perpetrados por hombres. De hecho, en las escenas finales vemos cómo las personajes principales matan a los marineros que abusaban sexualmente de Tanguy, reforzando esta misma idea. También se refuerza si pensamos en la isla como elemento transformador, la que hace claras referencias al género.
Se hace difícil no comparar Los jóvenes salvajes con La naranja mecánica de Kubrick, ya que ambas abordan el problema de la maldad humana desde la perspectiva del perpetrador, y ambas destacan por mostrar una clara postura ante la disyuntiva, siendo Mandico más optimista sobre el resultado que Kubrick en relación a la conclusión de sus personajes.
Se nota el amor por el cine en el largometraje, por aquel que grababa de forma casi completamente análoga. Hay nostalgia, pero también sustancia que se nota en el mensaje. Por esto, lo mejor de la película es la capacidad del director para conjugar este potente tema y demostrar una clara postura en el subtexto con una narración interesante en cuanto a la trama, sin dejar de ser refrescante por lo surreal del mundo que propone y por las propuestas técnicas utilizadas, logrando implantar y traspasar la pregunta que el propio Mandico se hizo hacia los espectadores.
Nota comentarista: 7/10
Con la aparición de “El Doctor”, una misteriosa mujer que llega a la isla, se empieza a desentrañar las reales dimensiones del «castigo-solución» al condenable crimen: cambiar el género –tanto físico como psicológico, al igual que el castigo en el barco– de los jóvenes. No todos completan esta transformación, por lo que el único que queda a medio camino, Tunguy, toma el relevo del muerto capitán, continuando así el ciclo que les precedió.
Da la sensación de que este elemento –el cambio de género– es lo que el director ve como la posible solución a lo salvaje del comportamiento humano. Si nos fijamos en las cifras mundiales, es simple constatar que la inmensa mayoría de los crímenes que involucran violencia son perpetrados por hombres. De hecho, en las escenas finales vemos cómo las personajes principales matan a los marineros que abusaban sexualmente de Tanguy, reforzando esta misma idea. También se refuerza si pensamos en la isla como elemento transformador, la que hace claras referencias al género.
Se hace difícil no comparar Los jóvenes salvajes con La naranja mecánica de Kubrick, ya que ambas abordan el problema de la maldad humana desde la perspectiva del perpetrador, y ambas destacan por mostrar una clara postura ante la disyuntiva, siendo Mandico más optimista sobre el resultado que Kubrick en relación a la conclusión de sus personajes.
Se nota el amor por el cine en el largometraje, por aquel que grababa de forma casi completamente análoga. Hay nostalgia, pero también sustancia que se nota en el mensaje. Por esto, lo mejor de la película es la capacidad del director para conjugar este potente tema y demostrar una clara postura en el subtexto con una narración interesante en cuanto a la trama, sin dejar de ser refrescante por lo surreal del mundo que propone y por las propuestas técnicas utilizadas, logrando implantar y traspasar la pregunta que el propio Mandico se hizo hacia los espectadores.
Nota comentarista: 7/10

6.6
10,520
6
11 de junio de 2019
11 de junio de 2019
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Climax es una película sensorial, como ya es recurrente en las producciones del director franco-argentino. Sin embargo, deja la sensación de que, al menos en esta pasada, la calidad técnica (que por cierto, es de muy alto nivel), ensombrece el desarrollo de la trama misma, pasando esta última a un segundo plano sin que parezca que esa sea una intención real.
Son varios los elementos destacables en el tratamiento de la película que refuerzan la idea de la exasperación, porque sí, lo que Noé intenta no es hacerte pasar un “momento lindo”, trata es el sacarte de tu zona de confort y desesperar al público mostrando audiovisualmente la experiencia que los bailarines pasaron, por ejemplo, mediante dos planos secuencia de 20 y 40 minutos que fueron realmente memorables tanto por la calidad técnica como por la sensación de continuidad que los propios personajes sentían, traspasándole a quien ve la película dicha carga.
Otro elemento es la cámara libre, a veces corriendo detrás de los personajes y otras literalmente de cabeza, emulando la locura del momento. También hay una toma cenital de casi 10 minutos de duración, aunque esta se sintió más como un relleno que como un aporte debido a lo cansina que se vuelve.
La utilización de la música e iluminación son elementos técnicos claves para sumergir al espectador en lo que plantea Noé, siendo la primera casi un personaje más. Esta repasa clásicos de los 90' y sus créditos, muy al estilo de Gaspar Noe, los vemos a mitad de la película, mientras que el juego de luces ambienta de forma genial la atmósfera de locura que muestra la película.
Ya en el plano ideológico se puede observar a la muerte y la imposibilidad de vivir consigo mismo de forma ampliamente tratada mediante varias de las subtramas, y se puede encontrar el intento ya clásico del director de provocar a su audiencia de forma “sensorial”, que, según mi punto de vista, carece de sustento en la narrativa, principalmente al compararla con su anterior repertorio de producciones que suelen encontrar un tema contundente que guía o motiva las acciones como en "Love", sin embargo, al haber tantas aristas en la trama se pierde fácilmente el tema, que sigue estando bien tratado técnicamente, pero que no deja la sensación de desesperación que si lograba, por ejemplo, la escena de violación en “Irreversible”.
Como conclusión, la película de Noé cumple con los “estándares” que uno esperaría de un director como él, pero sin lograr exasperar al espectador. Cuenta con grandes elecciones técnicas, la mayoría justificadas con la propuesta ideológica del autor, pero que a momentos cae peligrosamente cerca del aburrimiento y de hablar del desenfreno sin una motivación clara, es decir, contar algo solo por contarlo.
Son varios los elementos destacables en el tratamiento de la película que refuerzan la idea de la exasperación, porque sí, lo que Noé intenta no es hacerte pasar un “momento lindo”, trata es el sacarte de tu zona de confort y desesperar al público mostrando audiovisualmente la experiencia que los bailarines pasaron, por ejemplo, mediante dos planos secuencia de 20 y 40 minutos que fueron realmente memorables tanto por la calidad técnica como por la sensación de continuidad que los propios personajes sentían, traspasándole a quien ve la película dicha carga.
Otro elemento es la cámara libre, a veces corriendo detrás de los personajes y otras literalmente de cabeza, emulando la locura del momento. También hay una toma cenital de casi 10 minutos de duración, aunque esta se sintió más como un relleno que como un aporte debido a lo cansina que se vuelve.
La utilización de la música e iluminación son elementos técnicos claves para sumergir al espectador en lo que plantea Noé, siendo la primera casi un personaje más. Esta repasa clásicos de los 90' y sus créditos, muy al estilo de Gaspar Noe, los vemos a mitad de la película, mientras que el juego de luces ambienta de forma genial la atmósfera de locura que muestra la película.
Ya en el plano ideológico se puede observar a la muerte y la imposibilidad de vivir consigo mismo de forma ampliamente tratada mediante varias de las subtramas, y se puede encontrar el intento ya clásico del director de provocar a su audiencia de forma “sensorial”, que, según mi punto de vista, carece de sustento en la narrativa, principalmente al compararla con su anterior repertorio de producciones que suelen encontrar un tema contundente que guía o motiva las acciones como en "Love", sin embargo, al haber tantas aristas en la trama se pierde fácilmente el tema, que sigue estando bien tratado técnicamente, pero que no deja la sensación de desesperación que si lograba, por ejemplo, la escena de violación en “Irreversible”.
Como conclusión, la película de Noé cumple con los “estándares” que uno esperaría de un director como él, pero sin lograr exasperar al espectador. Cuenta con grandes elecciones técnicas, la mayoría justificadas con la propuesta ideológica del autor, pero que a momentos cae peligrosamente cerca del aburrimiento y de hablar del desenfreno sin una motivación clara, es decir, contar algo solo por contarlo.
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