Leer el libro y pensar en una película.... Pocos atrevidos debe haber. Pero Schnabel consigue lo que sólo el cine francés podría: conseguir transmitir emociones fortísimas con la ley del mínimo esfuerzo cinematográfico. Un periodista afamado que tras un accidente se queda bajo el Síndrome del Cautiverio y que decide escribir su último libro a golpe de párpado a través de una dictadora, que por cierto, es encantadoramente dulce, así como el resto de reparto femenino que aporta una nota más de peculiaridad indiscutible al film.
Poderosísima voz en off (aunque muy pocas son las películas en las que este recurso funciona) que ayuda a relatar la historia del personaje y a profundizar más en sus sentimientos y emociones de una manera magistral.
Aunque un poco extraño quizás al principio con el juego de la fotografía en cuando a enfoques y desenfoques con el objetivo de identificar más al espectador con la terrible tragedia vivida por el protagonista sin duda es una película imprescindible.