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5.1
1,166
6
25 de marzo de 2014
25 de marzo de 2014
32 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sustituyamos a Willem Dafoe, Matt Dillon y Tom Berenger por, pongamos por caso, Humphrey Bogart, James Cagney y mi amigo Edward G. Robinson. Añadámosle unos secundarios competentes tipo Elisha Cook (o Peter Lorre que estaría perfecto en al papel de cualquiera de los abogados). Retrocedamos unos 40 años desde 1983. Quitémosle el color a la tele (muy importante), y ¿que tenemos? ¡Sorpresa! Un thriller/policiaco de la vieja escuela, seco y sucio, malhumorado y descarnado con personajes esquivos, contradictorios y por lo tanto sugerentes. De esos que salían como salchichas de las cadenas de montaje de las productoras.
Esto es "Bad Country", la América profunda, el racismo, tabaco y alcohol, los pantanos y todo ese floklore local que los yankees saben vender tan bien, aderezado con las habituales dosis de corrupción política y tejemanejes mafiosos.
No creo que vaya a ganar ningún Oscar y tiene carencias evidentes, pero al verla tuve la sensación de ver CINE, no "found footage", "chill out" pringoso, panfletos políticamente correctos y pajas mentales bendecidas por Sundance. Ya está, ya lo he dicho
Esto es "Bad Country", la América profunda, el racismo, tabaco y alcohol, los pantanos y todo ese floklore local que los yankees saben vender tan bien, aderezado con las habituales dosis de corrupción política y tejemanejes mafiosos.
No creo que vaya a ganar ningún Oscar y tiene carencias evidentes, pero al verla tuve la sensación de ver CINE, no "found footage", "chill out" pringoso, panfletos políticamente correctos y pajas mentales bendecidas por Sundance. Ya está, ya lo he dicho

6.8
6,960
6
27 de mayo de 2012
27 de mayo de 2012
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá la mejor película de Mike Leigh después de "Secretos y mentiras", me ha dejado sin embargo un poco frío probablemente por la falta de brío en la dirección y la duración excesiva (con media hora menos sería suficiente para plantear y desarrollar la historia) , ya que el guión y los actores son bastante satisfacorios.
Mientras la veía pensaba en una competición deportiva. El equipo de casa, los favoritos, esa familia perfecta, con una vida perfecta, un hijo perfecto ...... casi me caían antipáticos. En el otro lado los perdedores, restos de naufragios de familias disfuncionales que son incapaces de ser más positivos y encauzar sus vidas (parece ser que eso es un crimen muy grave), víctimas de unas circunstancias que los sobrepasan.
Sin embargo no es oro todo lo que reluce. Sólo hay que fijarse en el gesto de fastidio de la terapeuta cuando despide a sus pacientes, o en la actitud correcta pero fría del abogado cuando atiende a su cliente. Esquivan como pueden a los demás para refugiarse luego en la burbuja cálida y cómoda de su mundo perfecto, que ocasionalmente comparten con los jugadores del equpo perdedor quienes orbitan a su alrededor mendigando las migajas de su felicidad de cartón piedra. Creo que en esa malicia oculta está lo mejor de la pelicula, y si esa fuera la intención del director, renuevo mis votos de confianza hacia Mike Leigh.
Mientras la veía pensaba en una competición deportiva. El equipo de casa, los favoritos, esa familia perfecta, con una vida perfecta, un hijo perfecto ...... casi me caían antipáticos. En el otro lado los perdedores, restos de naufragios de familias disfuncionales que son incapaces de ser más positivos y encauzar sus vidas (parece ser que eso es un crimen muy grave), víctimas de unas circunstancias que los sobrepasan.
Sin embargo no es oro todo lo que reluce. Sólo hay que fijarse en el gesto de fastidio de la terapeuta cuando despide a sus pacientes, o en la actitud correcta pero fría del abogado cuando atiende a su cliente. Esquivan como pueden a los demás para refugiarse luego en la burbuja cálida y cómoda de su mundo perfecto, que ocasionalmente comparten con los jugadores del equpo perdedor quienes orbitan a su alrededor mendigando las migajas de su felicidad de cartón piedra. Creo que en esa malicia oculta está lo mejor de la pelicula, y si esa fuera la intención del director, renuevo mis votos de confianza hacia Mike Leigh.

7.2
1,223
6
27 de julio de 2012
27 de julio de 2012
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ví por curiosidad ya que conozco a Richard Quine más por sus comedias (estupendas algunas de ellas) que por su dedicación a otros géneros. Naturalmente pensé en "Perdición", y aunque 10 años separan a las dos películas, el argumento y la presencia de Fred MacMurray como víctima de la avaricia y de los tejemanejes de la mujer fatal de turno hacen que tengan varios puntos en común. Las similitudes terminan ahí, y las diferencias empiezan desde mi punto de vista por la mujer fatal en cuestión. Yo tambien me convertiria en delincuente si me engatusase Barbara Stanwyck, pero me lo pensaría dos veces si me tentase Kim Novak en esta película. Se le puede perdonar la falta de empaque del personaje dado que estaba en los inicios de su carrera y porque, seamos sinceros, cuando Barbara Stanwyck te mira de reojo sabes que estás perdido.
Por otra parte la línea continua que sigue el guión de "Perdición", que te lleva directa e inexorablemente a un final trágico se quiebra un poco en esta película, quizá por las constantes idas y venidas entre uno y otro piso y el coche policial apostado en la calle, aunque por otra parte son necesarias para ir acorralando al pobre MacMurray que se pasa media película a salto de mata, improvisando a la desesperada soluciones cada vez más escurridizas para salir del paso, eso sí, al igual que en "Perdición", sin alterar ni un músculo de su rostro y sin que aparentemente le tiemble el pulso (hay actores especializados en eso, y si no que le pregunten a Dana Andrews o James Mason).
No le encuentro, sin embargo, similitudes con "La ventana indiscreta", que es una ilustración del vouyerismo y sus consecuecias, aderezado con los ingredientes de las famosas recetas de Mr. Hitchcock, mientras que en "La casa número 322" lo que se ilustra es el trabajo de vigilancia policial.
En cualquier caso una buena muestra de ese cine seco, escueto y directo que va al grano sin pretensiones, algo que se echa mucho de menos hoy en día.
Por otra parte la línea continua que sigue el guión de "Perdición", que te lleva directa e inexorablemente a un final trágico se quiebra un poco en esta película, quizá por las constantes idas y venidas entre uno y otro piso y el coche policial apostado en la calle, aunque por otra parte son necesarias para ir acorralando al pobre MacMurray que se pasa media película a salto de mata, improvisando a la desesperada soluciones cada vez más escurridizas para salir del paso, eso sí, al igual que en "Perdición", sin alterar ni un músculo de su rostro y sin que aparentemente le tiemble el pulso (hay actores especializados en eso, y si no que le pregunten a Dana Andrews o James Mason).
No le encuentro, sin embargo, similitudes con "La ventana indiscreta", que es una ilustración del vouyerismo y sus consecuecias, aderezado con los ingredientes de las famosas recetas de Mr. Hitchcock, mientras que en "La casa número 322" lo que se ilustra es el trabajo de vigilancia policial.
En cualquier caso una buena muestra de ese cine seco, escueto y directo que va al grano sin pretensiones, algo que se echa mucho de menos hoy en día.
10
6 de octubre de 2012
6 de octubre de 2012
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya se que sobre gustos no hay nada escrito, pero estoy de acuerdo con Payachu en que 6,9 es una calificación demasiado modesta para Frasier, el mejor antidepresivo que se vende en la farmacia de la televisión.
Y es que una serie basada en argumentos y situaciones de la comedia clásica (la guerra de sexos, los equívocos desternillantes, la punta que se saca al carácter de los personajes ...) no puede fallar. De acuerdo que no todos los capítulos tienen el mismo nivel, pero ya lo dijo Billy Wilder, nadie es perfecto.
No soy muy aficionado a las series ya que requieren fidelidad para poder seguir su desarrollo argumental y de personajes, pero en el caso de Frasier no me costó ningún trabajo, y me permite volver a ver capítulos sueltos para comprobar que tras casi 20 años de haber sido rodada no ha perdido gancho.
Aparte de los aciertos de guión creo que la elección de actores es impecable, no sé si por acierto en la selección del casting, o porque los propios actores se integraron de forma ejemplar en sus papeles.
Y es que una serie basada en argumentos y situaciones de la comedia clásica (la guerra de sexos, los equívocos desternillantes, la punta que se saca al carácter de los personajes ...) no puede fallar. De acuerdo que no todos los capítulos tienen el mismo nivel, pero ya lo dijo Billy Wilder, nadie es perfecto.
No soy muy aficionado a las series ya que requieren fidelidad para poder seguir su desarrollo argumental y de personajes, pero en el caso de Frasier no me costó ningún trabajo, y me permite volver a ver capítulos sueltos para comprobar que tras casi 20 años de haber sido rodada no ha perdido gancho.
Aparte de los aciertos de guión creo que la elección de actores es impecable, no sé si por acierto en la selección del casting, o porque los propios actores se integraron de forma ejemplar en sus papeles.

5.3
69
5
7 de junio de 2013
7 de junio de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre 1962 y 1965 Henry Koster dirigió a James Stewart en 3 películas: Un opitimista de vacaciones (la más floja), Querida Brigitte y Regalo para soltero. Ninguna de las tres pasaría de ser la típica comedia amable y familiar, entretenida y ovlidable si no fuese por James Stewart, un actor al que se rifaban los directores y que nunca me cansaré de ver, y por dos secuencias para mi gusto memorables: la visita a casa de Brigitte Bardot en Querida Brigitte y la cara del hijo de Stewart ante su idolatrada sex-symbol, y la lectura del libro de Charles Bukowski en la habitación del hotel en Regalo para soltero, un ejemplo de elegancia expositiva: la cámara enfoca al actor tumbado en la cama iniciando la lectura del libro con curiosidad, travelling hacia la derecha hasta la ventana por la que vemos que es de noche, cambio de iluminación para ver como se hace de día y retroceso hasta la cama donde vemos la expresión horrorizada de Stewart que ha pasado la noche en vela sin poder despegar los ojos del dichoso libro.
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