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6.6
96,994
7
8 de julio de 2012
8 de julio de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Quinto Elemento es una notable película de ciencia ficción, fundamentalmente entretenida, sí, pero que transmite tanto como queremos absorver de ella.
La historia de amor entre hombre y cyborg (que nos remite a su antecesora Blade Runner) se sitúa en un futuro cercano que, ya a finales del siglo pasado, se nos hacía claramente familiar.
Los actores elegidos calzan perfectamente: Bruce Willis en su típico papel de cínico antihéroe; Milla Jovovich, como la bella cyborg Leeloo, emocionalmente frágil pero cerebralmente inmensa; y un malísimo Gary Oldman, consciente de su caracter monstruoso.
El planteamiento vertiginoso, de acción constante, no nos da tregua. La necesidad de salvar al mundo de una entidad alienígena nos sumerge en la aventura. Son constantes la parodia y la burla. Los efectos especiales estan sobriamente dosificados por Luc Besson, el director, que se las ingenia para disimular las inevitables limitaciones de la historia.
En suma, una delicia visual, un comic en movimiento, aparentemente tan superficial como un caramelo. Tal vez esto último sea cierto, pero, con un poco de esfuerzo, podemos ver también la proyección de un mundo futuro construido por mentes neuróticas, al que peligrosamente nos acercamos.
La historia de amor entre hombre y cyborg (que nos remite a su antecesora Blade Runner) se sitúa en un futuro cercano que, ya a finales del siglo pasado, se nos hacía claramente familiar.
Los actores elegidos calzan perfectamente: Bruce Willis en su típico papel de cínico antihéroe; Milla Jovovich, como la bella cyborg Leeloo, emocionalmente frágil pero cerebralmente inmensa; y un malísimo Gary Oldman, consciente de su caracter monstruoso.
El planteamiento vertiginoso, de acción constante, no nos da tregua. La necesidad de salvar al mundo de una entidad alienígena nos sumerge en la aventura. Son constantes la parodia y la burla. Los efectos especiales estan sobriamente dosificados por Luc Besson, el director, que se las ingenia para disimular las inevitables limitaciones de la historia.
En suma, una delicia visual, un comic en movimiento, aparentemente tan superficial como un caramelo. Tal vez esto último sea cierto, pero, con un poco de esfuerzo, podemos ver también la proyección de un mundo futuro construido por mentes neuróticas, al que peligrosamente nos acercamos.

7.7
123,268
8
15 de julio de 2012
15 de julio de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable película que invita a la reflexión sin aburrimiento, y no al atontamiento visual de costumbre.
Chris, el protagonista de Match Piont, es un ser humano sin escrúpulos que se casa por interés, y que luego protege su bienestar económico aniquilando sus propios sentimientos. Es astuto, manipulador. Y, sin embargo, simpatizamos con él. En efecto, los observadores del filme nos convertimos en sus cómplices y deseamos que le vaya bien, esperamos con impaciencia que fructifique su relación extramarital con Nola (la turbadora Scarlett Johansson) y nos solazamos con su impunidad.
Woody Allen nos ofrece una perspectiva desesperanzada de la alta sociedad inglesa. Atisbamos al interior de una familia rica y sus relaciones esquemáticas, donde el interés económico es siempre prioritario. Es en este contexto que la bella Nola es rechazada y el arribista perfectamente asimilado; el drama se intensifica sorbo a sorbo (mientras resuenan las óperas como telón de fondo) y, poco después, se instala la intriga policial, que nos mantendrá atentos al desenlace.
Pero esta vez no es la conciencia del hombre quien pondrá las cosas en su sitio, sino el azar (y su implacable amoralidad) el que decida de qué lado de la cancha cae la pelotita, quién gana y quién pierde.
Chris, el protagonista de Match Piont, es un ser humano sin escrúpulos que se casa por interés, y que luego protege su bienestar económico aniquilando sus propios sentimientos. Es astuto, manipulador. Y, sin embargo, simpatizamos con él. En efecto, los observadores del filme nos convertimos en sus cómplices y deseamos que le vaya bien, esperamos con impaciencia que fructifique su relación extramarital con Nola (la turbadora Scarlett Johansson) y nos solazamos con su impunidad.
Woody Allen nos ofrece una perspectiva desesperanzada de la alta sociedad inglesa. Atisbamos al interior de una familia rica y sus relaciones esquemáticas, donde el interés económico es siempre prioritario. Es en este contexto que la bella Nola es rechazada y el arribista perfectamente asimilado; el drama se intensifica sorbo a sorbo (mientras resuenan las óperas como telón de fondo) y, poco después, se instala la intriga policial, que nos mantendrá atentos al desenlace.
Pero esta vez no es la conciencia del hombre quien pondrá las cosas en su sitio, sino el azar (y su implacable amoralidad) el que decida de qué lado de la cancha cae la pelotita, quién gana y quién pierde.

8.2
31,425
9
8 de julio de 2012
8 de julio de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sed de Mal (1958) fue la última realización de Orson Welles en los estudios de Hollywood. Welles toma una buena historia y le añade elementos que la convierten en obra maestra: la atmósfera, rica visualmente, teñida de sordidez; personajes retorcidos, movidos por la ambición y el poder, y un encadenamiento de eventos entre disfuncionales y extraños. El ritmo acelera y frena, nos atrapa y nos desconcierta.
El propio Welles brilla lúgubremente encarnando a un policía sin escrúpulos. Charlton Heston y Janet Leigh aportan fundamentalmente sus respectivos carismas, y los personajes secundarios funcionan tan bien, diría yo, como los peones de Kasparov.
Gran, pero gran pelicula. Como las de antes (y a veces me pregunto por qué no veré más de aquéllas).
El propio Welles brilla lúgubremente encarnando a un policía sin escrúpulos. Charlton Heston y Janet Leigh aportan fundamentalmente sus respectivos carismas, y los personajes secundarios funcionan tan bien, diría yo, como los peones de Kasparov.
Gran, pero gran pelicula. Como las de antes (y a veces me pregunto por qué no veré más de aquéllas).

6.5
45,462
6
10 de julio de 2012
10 de julio de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena la película de Alexander Payne, aunque me gusto más otro de sus títulos, Entre Copas.
Esta es otra de esas historias en las que el "sueño americano" termina aplastado como una lata de Coca-cola bajo las ruedas de un camión.
El escenario natural es la preciosa, sabrosa Hawai. Y, en medio de esta estimulante geografía, la decadencia familiar: George Clooney encarna a un hombre en crisis, enfrentado al desmoronamiento de sus vínculos familiares. Su relacion con sus hijas -y demás familiares- es cada vez mas difícil e insatisfactoria, como es también problemática la administración de las tierras vírgenes que ha heredado. Por si fuera poco, tiene a su mujer en estado de coma. Todo este encadenamiento tortuoso y cuesta abajo provoca el desvelamiento de secretos familiares que estarían mejor bajo la alfombra.
Pero en la permanente simbiosis drama/comedia, los eventos suelen provocar mas sonrisas que aflicción; pasamos ratos divertidos, pero esto parece restarle algo de profundidad a la trama.
En resumen, el filme gustará a quienes disfrutan de historias teñidas de ironía, donde seres comunes y corrientes se ven enfrentados a situaciones que los sobrepasan.
Esta es otra de esas historias en las que el "sueño americano" termina aplastado como una lata de Coca-cola bajo las ruedas de un camión.
El escenario natural es la preciosa, sabrosa Hawai. Y, en medio de esta estimulante geografía, la decadencia familiar: George Clooney encarna a un hombre en crisis, enfrentado al desmoronamiento de sus vínculos familiares. Su relacion con sus hijas -y demás familiares- es cada vez mas difícil e insatisfactoria, como es también problemática la administración de las tierras vírgenes que ha heredado. Por si fuera poco, tiene a su mujer en estado de coma. Todo este encadenamiento tortuoso y cuesta abajo provoca el desvelamiento de secretos familiares que estarían mejor bajo la alfombra.
Pero en la permanente simbiosis drama/comedia, los eventos suelen provocar mas sonrisas que aflicción; pasamos ratos divertidos, pero esto parece restarle algo de profundidad a la trama.
En resumen, el filme gustará a quienes disfrutan de historias teñidas de ironía, donde seres comunes y corrientes se ven enfrentados a situaciones que los sobrepasan.

7.2
103,340
5
19 de julio de 2012
19 de julio de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría decir que Mar Adentro es una película bella y conmovedora (y no estaría mintiendo), pero prefiero calificarla de unilateral. Alejandro Amenábar nos conduce desde el principio por su único camino transitable: el de la veneración absoluta hacia el personaje encarnado por Javier Bardem (Ramón Sampedro, el tetrapléjico que ha decidido morir).
Hay toda una idealización sin matices en torno a Sampedro que me parece francamente exagerada. Además, otros personajes parecen piezas encajadas en la historia sólo para reforzar los argumentos del protagonista, y hay otros que, como el sacerdote, rozan la caricatura. En general, el filme sigue una sola dirección, sin posibles contradicciones.
Toda esta contundencia de ideas, remarcadas con insistencia, me terminó por sofocar; hubiese preferido una película polifacética que admita distintos niveles o vías de pensamiento.
Por otro lado, Mar Adentro tiene varias y grandes virtudes: la narración fluida, los vuelos oníricos, los momentos de humor y el rendimiento de los actores, sobretodo el de Bardem. Es increíble todo lo que puede transmitirnos en su casi completa inmovilidad.
Hay toda una idealización sin matices en torno a Sampedro que me parece francamente exagerada. Además, otros personajes parecen piezas encajadas en la historia sólo para reforzar los argumentos del protagonista, y hay otros que, como el sacerdote, rozan la caricatura. En general, el filme sigue una sola dirección, sin posibles contradicciones.
Toda esta contundencia de ideas, remarcadas con insistencia, me terminó por sofocar; hubiese preferido una película polifacética que admita distintos niveles o vías de pensamiento.
Por otro lado, Mar Adentro tiene varias y grandes virtudes: la narración fluida, los vuelos oníricos, los momentos de humor y el rendimiento de los actores, sobretodo el de Bardem. Es increíble todo lo que puede transmitirnos en su casi completa inmovilidad.
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