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6
22 de agosto de 2021
22 de agosto de 2021
31 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película, en líneas generales, consigue lo que pretende, que no es otra cosa que entretener. El problema principal es que la línea entre el entretenimiento y el tedio es muy delgada y, en ocasiones, es muy fácil de sobrepasar. La película se inicia bien, además por medio de flashbacks nos recuerda la anterior, lo cual es de agradecer.
En este caso, Adam Robitel ha usado demasiado la ficción, varios de los pasajes creo que pecan de ser demasiado inverosímiles o fantasiosos, haciendo que la sensación de verosimilitud disminuya a no poder más, algo que también ocurre en la primera. Aun así, no es el problema principal que le veo, pues tampoco es una película que necesariamente deba ser creíble, lo que sí debe es estar bien construida y percibo que hay bastantes cosas inconexas a lo largo de la película.
La película es muy intensa, prácticamente no hay tiempo para asimilar lo ocurrido, puesto que justo después ya ha pasado algo diferente, es de inicio a fin frenética (y no está mal que lo sea). El problema es la forma de llevar a cabo esa prestidigitación de escenas de la que hablo, ya que no hay momento para la maduración de ideas, me explico:
En cuanto se nos plantea un problema del que escapar, acto seguido hay una solución casi instantánea, no se da tiempo a que los personajes puedan siquiera dudar y, mucho menos, a que el espectador pueda buscar una solución a la sala (creo que en este tipo de películas sería beneficioso). Por tanto, el ritmo tan veloz junto a la suma inteligencia de los personajes hace que me chirríe también en este aspecto.
No obstante, el planteamiento es bueno, los escenarios son excelentes y audiovisualmente no se le puede poner ninguna queja, más allá de lo que atañe al ritmo de la película. Un poco más de calma, de verosimilitud y de maduración de las ideas pueden hacer que, Escape Room 3, sea una gran película, a mi juicio.
Mientras tanto, entretenerse con la segunda parte es sencillo, pero sin esperar lujos en el guion.
En este caso, Adam Robitel ha usado demasiado la ficción, varios de los pasajes creo que pecan de ser demasiado inverosímiles o fantasiosos, haciendo que la sensación de verosimilitud disminuya a no poder más, algo que también ocurre en la primera. Aun así, no es el problema principal que le veo, pues tampoco es una película que necesariamente deba ser creíble, lo que sí debe es estar bien construida y percibo que hay bastantes cosas inconexas a lo largo de la película.
La película es muy intensa, prácticamente no hay tiempo para asimilar lo ocurrido, puesto que justo después ya ha pasado algo diferente, es de inicio a fin frenética (y no está mal que lo sea). El problema es la forma de llevar a cabo esa prestidigitación de escenas de la que hablo, ya que no hay momento para la maduración de ideas, me explico:
En cuanto se nos plantea un problema del que escapar, acto seguido hay una solución casi instantánea, no se da tiempo a que los personajes puedan siquiera dudar y, mucho menos, a que el espectador pueda buscar una solución a la sala (creo que en este tipo de películas sería beneficioso). Por tanto, el ritmo tan veloz junto a la suma inteligencia de los personajes hace que me chirríe también en este aspecto.
No obstante, el planteamiento es bueno, los escenarios son excelentes y audiovisualmente no se le puede poner ninguna queja, más allá de lo que atañe al ritmo de la película. Un poco más de calma, de verosimilitud y de maduración de las ideas pueden hacer que, Escape Room 3, sea una gran película, a mi juicio.
Mientras tanto, entretenerse con la segunda parte es sencillo, pero sin esperar lujos en el guion.

5.6
9,154
6
13 de enero de 2023
13 de enero de 2023
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gerard Johnstone plantea en poco más de hora y media una película que cumple (y supera en mi caso) las expectativas. A pesar de catalogarse como terror, diría que es un híbrido entre comedia negra y algunas pinceladas de terror.
La película reflexiona sobre la superación de los seres queridos, especialmente en edades tempranas, y sobre cómo la IA puede suplirnos y adoptar esos vínculos afectivos, desarrollando un apego emocional peligroso.
Además, aunque creo que no es su objetivo, puede abrirse un debate sobre ¿hasta qué punto la IA debe perfeccionarse? Estamos en una era tecnológica y se entiende que cada vez el desarrollo es y será mayor, lo cual puede resultar peligroso si no se hace debidamente y con el cuidado necesario, aunque no debemos olvidar que todo se enmarca dentro de un contexto ficcional.
Aún así puede resultar interesante, ya que las tecnologías igual que facilitan y ayudan en muchas tareas, están deteriorando mucho algunos aspectos comunicativos y sociales, pues a veces se sobreponen a nosotros mismos.
Dejando esto a un margen, la película tiene un ritmo muy bueno y una duración adecuada; es decir, lo que se narra se hace justo a tiempo, sin dar lugar a que el espectador se aburra y sin pecar de excentricidades y demasiada parafernalia que puedan ir en su contra. Cabe resaltar la actuación de los personajes, especialmente, a la pequeña Violet McGraw, que exhibe bastante talento.
Megan probablemente pueda tener un parecido con otras películas que tengan guiones similares, pero creo que de igual forma rompe con ellas al no ser tan arquetípica y haber innovado y madurado un poco más la idea de "terror por medio de muñecos".
En conclusión, película bastante recomendable donde se dan la mano el humor con el "tecno-terror" y que, sin pretenderlo, te hará pensar un poco más en las tecnologías y en todo lo que pueden acabar siendo capaces de hacer si no se controlan y regulan debidamente.
La película reflexiona sobre la superación de los seres queridos, especialmente en edades tempranas, y sobre cómo la IA puede suplirnos y adoptar esos vínculos afectivos, desarrollando un apego emocional peligroso.
Además, aunque creo que no es su objetivo, puede abrirse un debate sobre ¿hasta qué punto la IA debe perfeccionarse? Estamos en una era tecnológica y se entiende que cada vez el desarrollo es y será mayor, lo cual puede resultar peligroso si no se hace debidamente y con el cuidado necesario, aunque no debemos olvidar que todo se enmarca dentro de un contexto ficcional.
Aún así puede resultar interesante, ya que las tecnologías igual que facilitan y ayudan en muchas tareas, están deteriorando mucho algunos aspectos comunicativos y sociales, pues a veces se sobreponen a nosotros mismos.
Dejando esto a un margen, la película tiene un ritmo muy bueno y una duración adecuada; es decir, lo que se narra se hace justo a tiempo, sin dar lugar a que el espectador se aburra y sin pecar de excentricidades y demasiada parafernalia que puedan ir en su contra. Cabe resaltar la actuación de los personajes, especialmente, a la pequeña Violet McGraw, que exhibe bastante talento.
Megan probablemente pueda tener un parecido con otras películas que tengan guiones similares, pero creo que de igual forma rompe con ellas al no ser tan arquetípica y haber innovado y madurado un poco más la idea de "terror por medio de muñecos".
En conclusión, película bastante recomendable donde se dan la mano el humor con el "tecno-terror" y que, sin pretenderlo, te hará pensar un poco más en las tecnologías y en todo lo que pueden acabar siendo capaces de hacer si no se controlan y regulan debidamente.

6.8
18,153
8
25 de noviembre de 2021
25 de noviembre de 2021
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Daniel Monzón nos presenta nuevamente una adaptación de una novela, en este caso de la escrita por Javier Cercas en 2012 bajo el mismo título. El resultado de la adaptación ha sido una película que aprueba con creces en todos los aspectos.
Además nos encontramos un homenaje claro al divertido cine "quinqui" de los salvajes años 70 y 80, en los que vimos cintas como "Perros Callejeros" de Loma, "Deprisa, deprisa" de Saura o "El pico" y "Colegas" ambas de Eloy de la Iglesia.
El trabajo de los personajes es sublime, aunque merece mención especial Marcos Ruiz "Gafitas", ese niño que pierde las riendas de su vida sin saber muy bien cómo, y Begoña Vargas "la Tere", esa "femme fatale" que le arrastra y le destroza la vida poco a poco.
La película juega muy bien con los géneros, ya que no se limita a ser un simple thriller, sino que nos cuenta una historia de amor que se sostiene de puntillas; incluyendo pinceladas que de vez en cuando generan alguna risa, y todo esto, enmarcado en un drama que envuelve a la película de principio a fin.
Encontramos un uso casi perfecto de los tiempos, ya que progresivamente van surgiendo nuevos frentes que se resolverán poco a poco sin opacar la trama central de la película. Además, se percibe un gran trabajo en la trama, ya que la primera parte de la película es más pausada, se nos presenta bien la historia que acto seguido "reventarán" en la última parte con escenas de acción muy bien grabadas y guionizadas.
En cuanto a sonido, efectos y vestuario no se le puede poner ningún inconveniente, de principio a fin nos acompaña una banda sevillana que luce espectacular, al igual que un vestuario y una escenografía de época sobresaliente.
Es una película totalmente recomendable, ya que además de ser entretenida, cuenta una historia y toca unos temas con bastante vigencia y, lo más importante, los toca lo suficientemente bien como para no hundirlos.
8/10
Además nos encontramos un homenaje claro al divertido cine "quinqui" de los salvajes años 70 y 80, en los que vimos cintas como "Perros Callejeros" de Loma, "Deprisa, deprisa" de Saura o "El pico" y "Colegas" ambas de Eloy de la Iglesia.
El trabajo de los personajes es sublime, aunque merece mención especial Marcos Ruiz "Gafitas", ese niño que pierde las riendas de su vida sin saber muy bien cómo, y Begoña Vargas "la Tere", esa "femme fatale" que le arrastra y le destroza la vida poco a poco.
La película juega muy bien con los géneros, ya que no se limita a ser un simple thriller, sino que nos cuenta una historia de amor que se sostiene de puntillas; incluyendo pinceladas que de vez en cuando generan alguna risa, y todo esto, enmarcado en un drama que envuelve a la película de principio a fin.
Encontramos un uso casi perfecto de los tiempos, ya que progresivamente van surgiendo nuevos frentes que se resolverán poco a poco sin opacar la trama central de la película. Además, se percibe un gran trabajo en la trama, ya que la primera parte de la película es más pausada, se nos presenta bien la historia que acto seguido "reventarán" en la última parte con escenas de acción muy bien grabadas y guionizadas.
En cuanto a sonido, efectos y vestuario no se le puede poner ningún inconveniente, de principio a fin nos acompaña una banda sevillana que luce espectacular, al igual que un vestuario y una escenografía de época sobresaliente.
Es una película totalmente recomendable, ya que además de ser entretenida, cuenta una historia y toca unos temas con bastante vigencia y, lo más importante, los toca lo suficientemente bien como para no hundirlos.
8/10

6.0
7,097
7
28 de octubre de 2024
28 de octubre de 2024
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca segundas partes fueron buenas o, al menos, eso suele decirse casi siempre si hablamos de cine. Sin embargo, sería injusto encasillar a Smile 2 bajo esa premisa, puesto que su director, Parker Finn, ha sido capaz de crear una continuación lo suficiente digna y correcta que, muy probablemente, se acabe consolidando como una nueva franquicia del terror.
Parker, no sin la ayuda de una brillante Naomi Scott, ensambla una serie de elementos iniciales que hacen pensar que todo se desarrollará dentro de los márgenes de la anterior, pero no. Quizá la creciente importancia de la salud mental, o temas tan importantes como la gestión del éxito han sido las vías por las que Finn decidió continuar su camino. En este caso, nos encontramos con una importante cantante, Skye Riley, que se ve superada por su propia fama, algo que "la risa malvada" aprovecha con bastante habilidad para adueñarse de su propia existencia y de su percepción de la realidad.
A partir de aquí, podría decirse que Smile 2, rompe con su antecesora pues, aunque asusta, sobrecoge e inquieta, también da pie a la reflexión, a la crítica y al consejo, aunque sea de forma subyacente. Preguntas como: ¿me quieren o me necesitan?, ¿les importo o les intereso?, son algunas de las que pueden extraerse y responderse fácilmente. Incluso, se deja entrever que la propia familia no siempre actúa de forma desinteresada, por triste que pueda sonar, ya que el capitalismo parece estar siempre por encima de la salud.
Visualmente, no cabe duda, Smile 2 es bastante más sanguinolenta, más violenta y más cruel, quizá guiñando de vez en cuando a un gore salvaje, aunque torpe en ocasiones que, a pesar de no ser el mejor, divierte y entretiene de forma bastante efectiva. A pesar de esto, el elemento más aterrador sigue siendo la sonrisa, no por lo que muestra, sino por lo que sugiere, por esa psicología tan peculiar y perturbadora que adopta.
Centrándonos en el personaje de Naomi Scott, es decir, Skye Riley, nos topamos con una persona desbordada en todas las facetas de su vida y con una única respuesta posible ante las masas que la observan: la risa. Todo está bien porque sonríe, y sonreír implica...felicidad, ¿no? — Evidentemente no. Al final, a veces, reír es mentir, es un escudo efectivo que puede ocultar un serio problema que nuestro propio miedo no nos deja confrontar.
Es así como, a mí entender, Smile 2 es un ejercicio más reflexivo y, a veces, satírico en relación a la salud mental, que la anterior. Asimismo, ahonda en el estigma que la salud mental genera a ojos de los demás, a cómo se prejuzga y a cómo se percibe socialmente, porque la reacción "del otro" no sucede igual si padecemos o no un trastorno e, incluso, si hemos padecido alguno en etapas pasadas de nuestra vida; y creo que es algo que no se puede negar, por desgracia.
Vemos también un buen uso del elemento onírico en toda la película, pues se mueve bastante entre la realidad y el sueño, un sueño que detona y enloquece a pasos agigantados, que genera duda y confunde, y sobre todo, que mata y destruye todo lo que se asome a ese abismo existente entre la realidad y la ficción.
Trabajos como este, que oxigenan a un género de terror que cada vez parece más acabado y explotado, merecen reconocimiento. Bien es cierto que tiene alguna puntualización, pero no lo suficiente densa como para opacar el trabajo bien hecho. Smile 2 consigue proponer algo de calidad, que además sigue las directrices de su antecesora, con la que guarda relación, al mismo tiempo que finaliza dejando una cosa clara: habrá (y muchas) carcajadas siniestras en tiempos futuros. Tan solo queda ver si Finn es capaz de, al menos, mantener la atmósfera que ha creado.
Parker, no sin la ayuda de una brillante Naomi Scott, ensambla una serie de elementos iniciales que hacen pensar que todo se desarrollará dentro de los márgenes de la anterior, pero no. Quizá la creciente importancia de la salud mental, o temas tan importantes como la gestión del éxito han sido las vías por las que Finn decidió continuar su camino. En este caso, nos encontramos con una importante cantante, Skye Riley, que se ve superada por su propia fama, algo que "la risa malvada" aprovecha con bastante habilidad para adueñarse de su propia existencia y de su percepción de la realidad.
A partir de aquí, podría decirse que Smile 2, rompe con su antecesora pues, aunque asusta, sobrecoge e inquieta, también da pie a la reflexión, a la crítica y al consejo, aunque sea de forma subyacente. Preguntas como: ¿me quieren o me necesitan?, ¿les importo o les intereso?, son algunas de las que pueden extraerse y responderse fácilmente. Incluso, se deja entrever que la propia familia no siempre actúa de forma desinteresada, por triste que pueda sonar, ya que el capitalismo parece estar siempre por encima de la salud.
Visualmente, no cabe duda, Smile 2 es bastante más sanguinolenta, más violenta y más cruel, quizá guiñando de vez en cuando a un gore salvaje, aunque torpe en ocasiones que, a pesar de no ser el mejor, divierte y entretiene de forma bastante efectiva. A pesar de esto, el elemento más aterrador sigue siendo la sonrisa, no por lo que muestra, sino por lo que sugiere, por esa psicología tan peculiar y perturbadora que adopta.
Centrándonos en el personaje de Naomi Scott, es decir, Skye Riley, nos topamos con una persona desbordada en todas las facetas de su vida y con una única respuesta posible ante las masas que la observan: la risa. Todo está bien porque sonríe, y sonreír implica...felicidad, ¿no? — Evidentemente no. Al final, a veces, reír es mentir, es un escudo efectivo que puede ocultar un serio problema que nuestro propio miedo no nos deja confrontar.
Es así como, a mí entender, Smile 2 es un ejercicio más reflexivo y, a veces, satírico en relación a la salud mental, que la anterior. Asimismo, ahonda en el estigma que la salud mental genera a ojos de los demás, a cómo se prejuzga y a cómo se percibe socialmente, porque la reacción "del otro" no sucede igual si padecemos o no un trastorno e, incluso, si hemos padecido alguno en etapas pasadas de nuestra vida; y creo que es algo que no se puede negar, por desgracia.
Vemos también un buen uso del elemento onírico en toda la película, pues se mueve bastante entre la realidad y el sueño, un sueño que detona y enloquece a pasos agigantados, que genera duda y confunde, y sobre todo, que mata y destruye todo lo que se asome a ese abismo existente entre la realidad y la ficción.
Trabajos como este, que oxigenan a un género de terror que cada vez parece más acabado y explotado, merecen reconocimiento. Bien es cierto que tiene alguna puntualización, pero no lo suficiente densa como para opacar el trabajo bien hecho. Smile 2 consigue proponer algo de calidad, que además sigue las directrices de su antecesora, con la que guarda relación, al mismo tiempo que finaliza dejando una cosa clara: habrá (y muchas) carcajadas siniestras en tiempos futuros. Tan solo queda ver si Finn es capaz de, al menos, mantener la atmósfera que ha creado.

7.7
69,971
9
22 de enero de 2022
22 de enero de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá de la risa que pueda despertar o de la violencia tan astuta y agradable que propone, creo que la película es la representación de la ira que nos guardamos en ciertos momentos a causa del mundo insensible e injusto del que somos partícipes. Conceptos como la corrupción, el egoísmo, la avaricia o la venganza son algunos de los entramados por los que se mueve Damián Szifrón durante los 120 minutos de duración; aunque parezca que son menos.
El film tiene la peculiaridad de estar dividido en seis cortos autoconclusivos e inconexos entre sí en cuanto a trama, pero con un mensaje subyacente bastante conectado de principio a fin. Antes de ver la película pensaba que las coincidencias eran azar, pero desde hoy me plantearé hasta qué punto son. Nunca pensé que pudiera esconderse la palabra venganza detrás de acciones tan cotidianas, ni tampoco que conducir pudiera ser un duelo de inteligencia e ignorancia a partes iguales. Acciones cotidianas que ocurren día a día como aparcar nunca pensé que pudieran acabar tal y como se refleja de la mano de Ricardo; o que un atropello pudiera esconder tantas cosas detrás haciendo que al final lo más insignificante sea el atropello en sí. Por último, una boda, un trámite religioso o civil que probablemente recordarás como si fueses uno de sus invitados.
Lo que Relatos Salvajes exhibe en estos seis capítulos llenos de humor negro y de una violencia exquisitamente construida es el lado más frívolo y salvaje del ser humano; el comportamiento animal que podemos llegar a tener si dejamos de lado el civismo que normalmente nos toma la mano y nos hace ocultar lo que verdaderamente somos y lo que sentimos. Podrían abrirse debates bastante interesantes entre instinto y civismo, racionalidad e irracionalidad, sobre el concepto de "correcto e incorrecto" y qué papel tiene la sociedad en la determinación de los límites de lo correcto.
Algo también muy plausible es que, a pesar de ser dos horas de duración, se hacen cortas debido al mimo conque todo es narrado, a la diversión que subyace en cada uno de las historias, a las magistrales actuaciones de los personajes, a la violencia tan simpática a la par que grotesca que vertebra todo el film y al humor que la envuelve desde el primer segundo hasta el último, haciendo de la película un caramelo fácil de consumir.
Me gustaría señalar también el papel de la música que va a cargo de Gustavo Santaolalla, pues parece un personaje más en toda la película; de hecho, cada una de las historias tiene una banda sonora que no pasa desapercibida y que culmina el gran trabajo que se está viendo en pantalla.
En conclusión, una película de visionado obligatorio que te hará pasar un rato divertidísimo y que, además, conseguirá que después de verla, te des cuenta de que lo que acabas de ver es algo mucho más profundo y complejo de lo que aparentemente parecía. Ese humor tan lascivo y doloso, esa violencia tan simpática y despiadada, y esa comedia tan peculiar e hilarante no pueden pasar desapercibidas.
9/10
El film tiene la peculiaridad de estar dividido en seis cortos autoconclusivos e inconexos entre sí en cuanto a trama, pero con un mensaje subyacente bastante conectado de principio a fin. Antes de ver la película pensaba que las coincidencias eran azar, pero desde hoy me plantearé hasta qué punto son. Nunca pensé que pudiera esconderse la palabra venganza detrás de acciones tan cotidianas, ni tampoco que conducir pudiera ser un duelo de inteligencia e ignorancia a partes iguales. Acciones cotidianas que ocurren día a día como aparcar nunca pensé que pudieran acabar tal y como se refleja de la mano de Ricardo; o que un atropello pudiera esconder tantas cosas detrás haciendo que al final lo más insignificante sea el atropello en sí. Por último, una boda, un trámite religioso o civil que probablemente recordarás como si fueses uno de sus invitados.
Lo que Relatos Salvajes exhibe en estos seis capítulos llenos de humor negro y de una violencia exquisitamente construida es el lado más frívolo y salvaje del ser humano; el comportamiento animal que podemos llegar a tener si dejamos de lado el civismo que normalmente nos toma la mano y nos hace ocultar lo que verdaderamente somos y lo que sentimos. Podrían abrirse debates bastante interesantes entre instinto y civismo, racionalidad e irracionalidad, sobre el concepto de "correcto e incorrecto" y qué papel tiene la sociedad en la determinación de los límites de lo correcto.
Algo también muy plausible es que, a pesar de ser dos horas de duración, se hacen cortas debido al mimo conque todo es narrado, a la diversión que subyace en cada uno de las historias, a las magistrales actuaciones de los personajes, a la violencia tan simpática a la par que grotesca que vertebra todo el film y al humor que la envuelve desde el primer segundo hasta el último, haciendo de la película un caramelo fácil de consumir.
Me gustaría señalar también el papel de la música que va a cargo de Gustavo Santaolalla, pues parece un personaje más en toda la película; de hecho, cada una de las historias tiene una banda sonora que no pasa desapercibida y que culmina el gran trabajo que se está viendo en pantalla.
En conclusión, una película de visionado obligatorio que te hará pasar un rato divertidísimo y que, además, conseguirá que después de verla, te des cuenta de que lo que acabas de ver es algo mucho más profundo y complejo de lo que aparentemente parecía. Ese humor tan lascivo y doloso, esa violencia tan simpática y despiadada, y esa comedia tan peculiar e hilarante no pueden pasar desapercibidas.
9/10
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