La película gira entorno al intento de una madre con muy pocos recursos para lograr que su hijo salga adelante y solucione sus problemas de conducta. Desgraciadamente, la vida no es tan sencilla, el niño es hijo de una mala herencia en su infancia, como se relata en la cinta. Y pese a los intentos de la madre por reconduciro y tener la vida que ella espera para él (graduado, casado...), se acaba rindiendo y acaba ingresándolo en un hospital.

Quizá no es tan fácil ser una buena madre, como a veces creemos los hijos, ellas toman las decisiones que creen mejores para nosotros y a veces no dan en el clavo. Diane, la madre, se desvive por su hijo, pero el resultado no es bueno. La película también nos puede hacer pensar sobre qué es ser malvado, ¿es el niño realmente vil? Es un niño incapaz de controlar sus impulsos y maleducado, pero que demuestra ser capaz de estimar cuando se le da la oportunidad.

Por eso, la película destaca lo difícil que pueda ser a veces comportarse, lo difícil que a veces puede llegar a ser padre, que en gran parte no somos culpables de lo que nos ocurre y que somos herederos de una vida que empezaron a construir otros en los ambientes familiares... Por eso me quito el sombrero con esta película de Dolan, por transmitir la complejidad de unas pocas vidas humanas durante un período breve de tiempo de sus vidas.